“La corrección política es un campo minado[1]

Tuve la oportunidad de participar acompañando a la ministra de la Mujer Mayra Jiménez, en la conferencia de cierre del Programa de Europa para la Cohesión Social en América Latina, Eurosocial. En esta actividad, además de evaluar el proyecto que concluyó, se realizó una reflexión sobre el futuro de ese tipo de cooperación, lo que propició un diálogo sobre temas recurrentes, pero definitivamente muy interesantes e imprescindibles.

Lo que ahí se vivió fue muy trascendente porque es necesario seguir poniendo sobre la mesa la preservación del planeta y de la humanidad. O, ¿nos vamos a dejar consumir por la ambición, las guerras y las formas de ejercer el poder desde la destrucción, que niega el multilateralismo y la solidaridad? Es tan absurdo haber tenido dos guerras mundiales y que esta siga siendo la opción del “liderazgo político y financiero”.

Tiene mucha vigencia el discurso que propone un mundo que respete los Derechos Humanos y la igualdad entre los géneros. Que reconozca el drama del cambio climático y propicie que se haga una adecuada gestión de riesgos. Que acepte que sigue siendo una tarea pendiente construir una sociedad más igualitaria, equitativa, justa, solidaria e inclusiva. Es increíble que las decisiones de los poderes fácticos y de las representaciones políticas de los Estados, sigan siendo las que propician una sociedad en la que se profundizan las desigualdades y la mayoría de las personas viven en la más abyecta injusticia.

Según datos del Banco Mundial al 2020, en República Dominicana el quintil más rico recibe el 47% del ingreso per cápita nacional, y el quintil más pobre tiene el 6% del ingreso total. Y en la distribución del ingreso laboral ese el quintil más rico, tiene el 50% del ingreso y el más pobre tiene el 5%[2].  Esos datos deberían ser suficientes para darnos cuenta de que algo no anda bien. Esta realidad se repite en muchos países, no estoy significando que sea exclusiva de República Dominicana, de ahí la importancia de pensar en colectivo las alternativas y soluciones posibles, tal y como se hizo en esa reunión en Bruselas. A pesar de que estoy consciente de que “del dicho al hecho hay mucho trecho” me alegra que los países sigan sentándose a conversar sobre estos temas.

Un asunto que llamo mi atención en las conversaciones que se dieron en el evento de referencia, fue que la mayoría del funcionariado público, privado y de organismos internacionales presentes, admiten que hay una crisis del sistema multilateral. Y desde esa admisión, plantean la necesidad de entender la crisis y de actuar en consecuencia. Lo que implica reestudiar todo lo que se ha asumido como cierto para el desarrollo de las poblaciones; y construir soluciones específicas y multidimensionales desde la comprensión de que, si queremos seguir existiendo como humanidad, tenemos que lograr aplicar “soluciones adecuadas”. Surgen entonces grandes preguntas ¿Cuáles son esas soluciones? ¿Cuál es nuestra proyección de futuro?…

Yo escuchaba atentamente todo lo que estaba pasando en esas conversaciones, en que participaba liderazgo latinoamericano y europeo, y pensaba en que cada vez me quiero alejar más de la construcción de discursos grandilocuentes, que, aunque tienen visos de verdad ¿Quién podría negar la necesidad de “nuevos pactos sociales” ?, se han quedado en discursos. Lo que necesitamos es un compromiso serio con el bienestar de las personas.

Seguía metida en mis meditaciones sobre todo lo que se planteaba y me daban ganas de intervenir y afirmar que era necesario que ese liderazgo presente, y el ausente, reconozca que el camino del desarrollo no es, ni será agotar todas las fuentes de vida, y que, sobre esa base, un grupo humano siga sosteniendo su egolatría del poder, mientras que la mayor parte de la humanidad lo padece. Y que si seguimos propiciándolo y permitiéndolo nos vamos a fastidiar. Quizás quienes manejan los hilos del mundo no quieren darse cuenta de que también van a terminar igual que el resto, porque si seguimos en este terrible y funesto camino, el planeta para su regeneración tendrá que expulsar a toda la humanidad.

La gran pregunta sigue siendo ¿Qué hacemos?

En el próximo artículo, les referiré sobre las alternativas que ahí se discutieron.

“…Te convido a creerme cuando digo futuro
si no crees en mis ojos, cree en la angustia de un grito
cree en la tierra, cree en la lluvia, cree en la savia…[3]

[1] Maggie ve la luz" (2002), Marian Keyes

[2] Cada quintil representa el 20% de los hogares dominicanos, con el primer quintil representa los ingresos per cápita más bajos, el quinto representa los ingresos per cápita más altos del país

[3] Cuando digo futuro, canción de Silvio Rodríguez.