Las universidades -por su propia naturaleza- pertenecen al mundo de las complejidades, no sólo por las estructuras de las facultades, escuelas e institutos o centros de investigaciones científicas, las cuales forman partes esenciales de su plataforma y de su quehacer diario, sino porque la vida académica va más allá de los aspectos físicos y las paredes de sus recintos universitarios.

Las universidades están vinculadas íntimamente al mundo empresarial, social, medioambiental, cultural y a las relaciones internacionales con otras universidades del mundo -especialmente para el intercambio académico- y es precisamente en ese relacionamiento de la vida académica activa y pertinente, que los consejos de asesores entran en el terreno de juego para que las academias puedan tener éxitos en sus programas y planes de estudios y sus egresados logren su inserción en el mundo laboral, científico, intelectual y cultural.

Ente las tareas o responsabilidades del consejo de asesores están garantizar la efectivad de los programas académicos, de los centros de investigaciones científicas y de la extensión universitaria a través de la vinculación y el servicio a la comunidad. Los consejos de asesores están conformados, por lo general, por miembros externos a la institución.

Si ocurriera lo contrario, como casos excepcionales, los miembros de dichos consejos no deber ser miembros de estructuras operativas u operacionales. La visión de la observación objetiva debe estar liberada de los asuntos rutinarios. Sin embargo, los decanos y directores de escuela, podrán formar parte de una determinada junta consultiva, con categoría local, como lo plantea la Dra. Nita Temmerman.

Los consejos de asesores son muy importantes para el desarrollo de la vida académica y, más aún, en un mundo en permanente transformación. Este mecanismo puede desarrollar sus acciones en el rectorado, facultad, escuela, instituto de investigación, extensión, cooperación internacional, proyectos innovadores, gestión de fondos para financiamiento de proyectos y movilidad estudiantil e intercambio académico.

Las responsabilidades de los asesores de la dirección universitaria, en cualquier parte del mundo, no podrán ejercerse jamás desde la carga de trabajo que impone la burocracia a los funcionarios en las labores diarias en que viven para dirigir las academias. Los asesores poseen la actualidad de las tendencias globales, regionales y locales de las universidades en el marco de los cambios continuos que se producen en el mundo académico. A la burocracia universitaria se le dificulta, aunque tenga las competencias, realizar un buen papel en el mundo de la asesoría de sus propias instituciones académicas.