La educación superior fue duramente afectada durante la pandemia; su cierre obligado por los efectos de esa crisis que conmovió y paralizó la normalidad de la vida general de nuestros países, produjo afectaciones a las universidades de todas las latitudes del universo. El primer elemento de impacto directo negativo, estuvo dado por la ausencia de las actividades en sus espacios docentes, o cierre prolongado, y de la vida administrativa.

En menor medida, la investigación fue afectada en su normalidad, girando, con cierta celeridad exploratoria, hacia el tema obligado y urgente de investigar el fenómeno del Covid-19. Aunque esta última parte es más aplicable a los grandes centros de investigaciones, que no todas las universidades del tercer mundo poseen, salvo muy pocos países, entre los que podemos contar a Cuba e Israel.

Tanto en la propia pandemia, como en el período pospandémico , las universidades, especialmente las de vanguardia, arreciaron inteligentemente su programa de alianzas estratégicas, buscando o persiguiendo no sólo la cooperación general que tradicionalmente existía entre las academias, como el conocido "intercambio académico", sino la complementariedad para la suficiencia de sus programas académicos; así como sus plataformas de investigación para poder enfrentar sus propias situaciones creadas en el contexto de la crisis pandémica.

Así como el avance de la tecnología se aceleró durante la pandemia en su proceso de innovación para enfrentar la crisis de salud, laboral, social y económica, las universidades del mundo se vieron obligadas, por las circunstancias, a crear mecanismos de autodefensa para seguir operando bajo las condiciones más difíciles que hayan conocido en su existencia. Muchas de las academias no han recuperado aún la matrícula estudiantil.

Las universidades tuvieron que apelar a la inteligencia creativa y transformadora de sus académicos, científicos y a la capacidad creativa de sus propios estudiantes. En este contexto de incertidumbre en que vivía la humanidad, todo giró hacia el cambio: se incrementó el teletrabajo o trabajo a distancia, variando sensiblemente la modalidad laboral tradicional y las empresas de tecnología se vieron en la necesidad de expandir sus capacidades de sus plataformas.

La educación superior ha sido impactada por las nuevas estrategias de alianzas entre las universidades. La mayoría de las academias de Madrid están  asociadas a espacios académicos internacionales. La Universidad de Bolonia, sin renunciar a sus elementos fundacionales, es parte de una comunidad académica que, en alianza estratégica, está formada por centenares de universidades de diferentes países del mundo y ha aprobado llegar hasta un número de 900 academias.

La innovación y las alianzas de los centros de educación superior son la clave para el desarrollo de proyectos de interés común. Esto puede impactar en la nueva clasificación de las universidades; en reducción de costos en las investigaciones; también en el logro de los objetivos de desarrollo sostenible. Las universidades de hoy marchan por el camino de la transformación positiva.