Es muy deleznable, carente de solidaridad humana  y de ética política, tomar como arma indolente y peligrosa, en estos días previos a la contienda electoral,  el espinoso, delicado y crucial tema de las tres causales. Haberlo hecho es ignorar y atentar contra uno de los derechos fundamentales de la mujer.

No hay ninguna duda de que el libro mas vendido en el mundo es la Biblia. Por esa razón es el que más interpretaciones ha tenido.

Por esas interpretaciones han proliferado varias iglesias: Católica, Protestantes, Ortodoxa, Luterana, Anglicana, Presbiteriana, Bautista, Testigos de Jehová, Mormones, del Séptimo Día, y otras.

Todas coinciden parcialmente pero difieren en alguna parte de ella.

Esta divergencia de opiniones sigue dividiéndolos en lo relacionado al aborto. Algunos con ideas medievales y otros con el pragmatismo justo y necesario, que tienen el derecho y la dignidad nuestras mujeres.

Algunos religiosos ProVida, son en realidad fanáticos Pro-Biblia, cuyas interpretaciones fundamentalistas y erróneas solo conducen a la muerte.

Es penoso que mi iglesia, (o parte de ella), a la que he asistido toda mi vida se haya entrometido en la política partidaria para rechazar o aprobar a los candidatos según su inclinación en el tema de marras, lo cual es totalmente inaceptable.

Sobre esta materia el presidente Abinader asumió en la campaña del 2020 la defensa de las tres causales para que fueran incluidas en el nuevo Código Penal, en contraposición al pensamiento de algunos diputados y senadores, que irresponsablemente han tratado de rehuir al tema.

No aceptamos la historia de que iban a ser  incluidas en una ley especial, puesto que el proyecto de Código Penal tiene ya muchos años estudiándose sin ser aprobado. Y si se hubiese decidido hacer una ley especial, debió aprobarse primero dicha ley.

El Congreso tiene la obligación constitucional de garantizar el derecho a la vida, integridad y dignidad de las mujeres.

Esa penalización solo ha afectado a las mujeres pobres porque las ricas siempre se van a Estados Unidos o a otros países  a abortar. Ya vimos hace unos años el caso de Esperancita, la niña de dieciséis años que murió en agonía porque le negaron el tratamiento que necesitaba, por estar embarazada. Recuerdo, con tristeza e indignación, a su madre Rosa Hernández clamando a los médicos para que no le dejaran morir a su hija.

Dice el doctor Dunker, predicador cristiano: “Estoy sorprendido que algunos de ustedes hablen en contra del “aborto terapéutico” como si se tratara de una abominación. ¿En cuál pasaje de las Escrituras se basan para sostener una posición tan difícil de entender? ¿Es que desconocen las situaciones en las que un médico se puede ver obligado a informar a sus pacientes que no es posible salvar las dos vidas, y que tienen que escoger? ¿No es lo mismo que pasó en el Titanic, cuando se decidió salvar a las mujeres y a los niños?”

Otros  tratadistas cristianos,  expresan lo siguiente.

John Stott confirma su posición pro-vida, pero propone como punto de consenso lo siguiente: “no se puede quitar la vida humana EXCEPTO EN CASOS DE NECESIDAD PERENTORIA” (p.344), e incluye la anencefalia como una de estas excepciones.”.

Billy Graham ha declarado tajantemente lo siguiente: “Debemos aceptar el aborto en estos casos: violación o incesto o si el parto es una amenaza a la vida de la madre” (“Prolife Discussions”).

Cristian Peralta, bioeticista y sacerdote jesuita, afirma que en estos casos (embarazo ectópico, cáncer uterino, etc.) “no se contradice el principio moral de no matar”.

Yo le preguntaría a los candidatos que se oponen a las tres causales qué harían ellos si a una hija, esposa o hermana la viola un enfermo mental que además padece de una enfermedad incurable y mortal.

Señores candidatos por favor, no chantajeen ni vulneren las fibras mas íntimas del alma de los dominicanos!