I.- Cómo se cambió

 

1.- Esa persona que tú ves ahí, ya una anciana, comenzamos juntos la actividad política; somos del mismo origen social; formados ideológicamente en la misma época; organizados en el mismo partido y accionando unidos por la vigencia del socialismo real.

 

2.- Pero, caramba, parece ser que al tener mucha edad, ha olvidado por completo su formación; ha borrado su pensamiento político; se le quitó del cerebro su conciencia social, las ideas del socialismo científico, el mismo que aprendimos y enseñamos a la clase obrera en los cursillos que impartíamos.

 

3.- Te confieso que estoy sorprendido al verlo ahora hablando del cambio, pero con un contenido distinto al cambio que aprendimos y juramos luchar para hacerlo realidad. Ese cambio al cual se refiere ahora, no fue el que estudiamos, asimilamos y difundimos.

 

4.- No te lo voy a negar. Me motiva sentimiento de lástima, darme cuenta de que perdió los mejores años de su vida predicando lo que decía creer, para ahora, ya en la tercera edad, venir a renegar de lo que fue su sermonear, de que moriría abrazando al socialismo que libera al ser humano de toda clase de opresión.

 

5.- Me causa angustia el hecho de ser testigo de la claudicación de quien en su juventud había jurado serle fiel a sus convicciones y ahora, ya en su período de abuelo, viene y se le entrega al sistema que había jurado combatir.

 

6.- Nunca pensé que ese, que con ánimos exaltados se movía, a diario, lleno de emoción, en procura de que el proceso democrático avanzara, hoy le veo muy frío, apagado, como un burro viejo, ya cansado.

 

7.- Qué sería lo que llevó a ese hombre, ya casi despidiéndose de la vida, a abandonar sus principios, caer en las truchimanerías politiqueras; darse por vencido; a tirar la toalla y capitular de manera bochornosa.

 

8.- La idea que me había formado de ese ciudadano, era la de que se iría a la tumba con su firmeza política e ideológica, que terminaría siendo constante, pero su existencia la está finalizando como un veleidoso cualquiera, una veleta.

 

9.- Parece mentira. Ese hombre, que ahora hace elogios poniendo por las nubes a todo el orden establecido y glorificándolo, fue víctima de la represión y la macana sistémica.

 

10.- Sorprende que aquel que habiendo dado los mejores años de su vida a la lucha social y política decente, en la vejez se ha unido a la política de baja estofa. Hay que llegar a creer que, a veces, la senectud llega acompañada de la vagabundería.

II.- Estar vivo para verlo todo

 

11.- En el medio social dominicano hay que estar preparado para verlo todo, desde lo normal, hasta lo que es opuesto a la razón. Lo ilógico, en ocasiones, hay que tomarlo como racional.

 

12.- En una persona con sano juicio, nunca vamos a esperar desaciertos, pero en nuestro país, hasta lo que es sin pies ni cabeza, se acepta como lo más natural.

 

13.- Debemos estar conscientes de que estamos compartiendo con mujeres y hombres, en su generalidad, con una formación sumamente voluble y una ética variable que se adapta a las circunstancias por su levedad.

 

14.- No es cuestión de joven o anciano, estar en la mediana o última etapa de la vida. Nos estamos moviendo en un medio que tiene a la mercancía dinero como símbolo, el distintivo que abre cerebros y corazones.

 

15.- Aquí hay que estar preparado para en cualquier momento quedar con la boca abierta; recibir informaciones que caen como una bomba; para tirarse de espaldas; desconcertarse y hasta quedar como quien ve visiones, atónito.

 

16.- Algo penoso. Muchos de los que en el pasado abrazaron ideas progresistas, revolucionarias y socialistas, en el presente ven el cambio como un golpe de fortuna, una compensación y transacción política. Algunos dirán, “no me he cambiado, solo me he mudado, trasladando mi ideología a la bonanza y a los bolsillos”.