En vista de la situación que atraviesa la República Dominicana, en relación con la presión migratoria que recibe desde Haití, he creído pertinente reproducir partes de un artículo escrito hace varios años por Arturo Pérez Reverte sobre la oleada de refugiados que están llegando a Europa.

 

Dice Pérez Reverte: " En el año 376 después de Cristo, en la frontera del Danubio se presentó una masa enorme de hombres, mujeres y niños. Eran refugiados Godos que buscaban asilo presionados por el avance de las hordas de Atila. Por diversas razones, entre otras que Roma no era lo que había sido, se les permitió entrar en territorio del imperio, pese a que, a diferencia de oleadas de pueblos inmigrantes anteriores, estos no habían sido exterminados, esclavizados o sometidos, como se acostumbraba entonces. En los meses siguientes, los refugiados comprobaron que el imperio romano no era el paraíso, que sus gobernantes eran débiles y corruptos, que no había riqueza y comida para todos  y que la injusticia y la codicia se cebaba en ellos. Así que dos años después de cruzar el Danubio, en Adrianopolis, esos mismos Godos mataron al emperador Valente y destrozaron su ejército. Y noventa y ocho años después sus nietos destronaron a Rómulo Augusto, último emperador y liquidaron lo que quedaba del imperio romano".

 

Y continúa advirtiendo el autor: " A ver si nos enteramos de una vez, esta guerra no se va a ganar, ya no se puede. Nuestra propia dinámica social, religiosa, política, lo impide  y quienes empujan a los Godos por detrás lo saben. Quienes antes frenaban a unos y otros en campos de batalla, degollando a poblaciones enteras, ya no pueden hacerlo. Nuestra civilización, afortunadamente, no tolera esas atrocidades, la mala noticia es que nos pasamos de frenada.  La sociedad europea exige hoy a sus ejércitos que sean oeneges, no fuerzas militares. Toda actuación vigorosa, sólo el vigor compite con ciertas decisiones históricas, queda descartado en origen, y ni siquiera Hitler encontraría hoy un Occidente tan resuelto a enfrentarse a él por las armas como lo estuvo en 1939. Cualquier actuación contra los que empujan a los Godos es criticada por fuerzas pacifistas, que con tanta seguridad ideológica como falta de realismo histórico, se oponen a eso. La demagogia sustituye a la realidad y sus consecuencias. Detalle significativo; las operaciones de vigilancia en el Mediterráneo no son para parar la emigración, sino para ayudar a los emigrantes a alcanzar con seguridad las costas europeas. Todo en fin, es una enorme, inevitable contradicción. El ciudadano ahora es mejor que el de hace siglos y no tolera cierta clase de injusticias o crueldades. La herramienta histórica de pasar a cuchillo, por tanto queda felizmente descartada. Ya no puede haber matanza de Godos por fortuna para la humanidad, por desgracia para el imperio."

 

Entre otras muchas cosas, continúa diciendo lo siguiente: "Es que no hay forma de parar la historia, tiene que haber una solución, claman editorialistas de periódicos, tertulianos y ciudadanos incapaces de comprender porqué ya nadie lo explica en los colegios, que la historia no se soluciona, sino que se vive y como mucho, se lee y estudia para prevenir fenómenos que nunca son nuevos pues a menudo, en la historia de la humanidad, lo nuevo es lo olvidado y lo que olvidamos es que no siempre hay solución; que a veces las cosas ocurren de forma irremediable, por pura ley natural, nuevos tiempos, nuevos bárbaros.

 

Mucho quedará de lo viejo, mezclado con lo nuevo, pero la Europa que iluminó al mundo está sentenciada a muerte."

 

Sin caer en los extremismos, creo que lo dicho por Perez Reverte en su artículo es una excelente lección de historia que debemos leer con mucha atención, pues lo que acontece en el país en estos momentos en relación con nuestros vecinos es un preludio de hechos más graves que podrían ocurrir más temprano que tarde.