Hace unos pocos días, el buen amigo Jorge Pacheco me regaló una verdadera joya, un libro de Edgar Morin uno de los más prestigiosos y reconocidos filósofos y sociólogos franceses que tiene más de 60 publicaciones y da luz a su última obra, “Cambiemos de vía”, donde nos expresa su visión sobre las enseñanzas que como lección nos deja la COVID-19.
El mérito de esta publicación de la autoría de esta autoridad a escala mundial es que produjo este ensayo a la edad de 99 años, hace más de un año, o sea ya tiene 100 años de edad cumplidos. Es admirable que una persona a esa edad tenga una visión tan clara de lo que pasa en el mundo y de los profundos cambios que como secuela nos obligará la pandemia.
El mundo ha sido estremecido por el coronavirus, la COVID-19 es la causante del mayor confinamiento registrado en la historia de la humanidad: más de 4 mil millones de seres humanos hemos estados encerrados por meses en nuestras casas a causa de este mortífero virus.
Según la central de recursos del coronavirus del área de medicina de la prestigiosa Universidad Johns Hopkins, al día de la publicación de este artículo tiene estas escalofriantes estadísticas sobre la COVID a nivel mundial: más de 411 millones de casos registrados, más de 5 millones 800 mil fallecidos, a causas de este contagioso virus y se han administrado a escala planetaria 10,200,000 millones de dosis de vacunas.
Los países que han recibido las mayores inclemencias de esta epidemia, tal vez porque peor la han gestionado, son los siguientes:
- Estados Unidos con más de 78,000,000 casos registrados y la friolera de 920,000 muertos más que todos los fallecidos juntos en la segunda guerra mundial, la de Vietnam y Corea, para casi un 24% por cada 100 mil habitantes;
- Brasil con 27, 500,000 casos y más de 638,000 fallecidos;
- Rusia con 14, 000,000 casos y más de 334,000 fallecidos;
- En Europa, se destaca Italia con 12,000,000 casos y 151,000 muertos;
- Las cifras más espeluznantes en América Latina junto al mencionado Brasil, la tienen México con casi 5, 300, 000 de casos y 313,000 muertos y el inequitativo Perú con 3,436,000 casos y más de 208,000 fallecidos, con el porcentaje más alto a nivel mundial de letalidad.
177 países han sufrido los rigores de esta pandemia, que ha provocado una megacrisis, como resultado de la combinación de crisis políticas, económicas, sociales, ecológicas, nacionales y planetarias que se retroalimentan, lo que se hace innegable es que esta crisis inédita nos ha entrado en la era de las incertidumbres, porque el poscoronavirus al decir del visionario Edgar Morin, será tan inquietante como la propia crisis, ya que podría ser tan apocalíptico como esperanzador, y ojalá se tradujera en una regeneración de la política, una protección del planeta y la humanización de la sociedad.
Según este conceptuoso sociólogo el coronavirus nos deja quince lecciones, a saber, veamos:
- Lección sobre nuestra existencia: las condicionantes del confinamiento nos han llevado a cuestionar nuestro modo de vida, nuestras verdaderas necesidades, nuestras aspiraciones y cuáles deben ser nuestras prioridades;
- Lección sobre la condición humana: este virus destruyó el mito occidental de que el hombre era “el amo y señor de la naturaleza”, porque todo lo derrumbo la pandemia, demostró que nuestra fragilidad estaba olvidada y nuestra precariedad oculta;
- Lección sobre la incertidumbre de nuestras vidas: la epidemia y sus consecuencias dice Morin, nos han llenado de un festival de incertidumbres, en cuanto al origen del virus, sobre el mejor método de protegernos del mismo, sobre su propagación, sus mutaciones y la situación incierta de cuándo terminará y cómo esto afectará nuestra vida personal;
- Lección sobre nuestra relación con la muerte: lo peor que ha dejado la pandemia, es cómo se han quedados trágicamente solos los que han fallecido, producto del Covid, en el hospital murieron alejado de sus seres querido, y para colmo a la mayoría ni siquiera lo han despedido como de costumbre, por la falta de una ceremonia fúnebre consoladora, porque los confinamientos obligaron a entierros casi clandestinos;
- Lección sobre nuestra civilización: de pronto los largos confinamientos nos cambiaron nuestras prioridades, dejaron de ser importantes los lujos, la vida extrovertida, el consumismo tóxico a las pulsiones de compras, el Covid nos obligó a preferir lo esencial a lo inútil, la calidad a la cantidad y lo duradero a lo desechable;
- Lección sobre el despertar de la solidaridad: la pandemia despertó muestras de solidaridad que en la vida normal no existía, hemos visto resurgir de manera simbólica la solidaridad que se han convertido en actos y en iniciativas solidarias;
- Lección sobre la desigualdad social en el confinamiento: la inequidad social ha enseñado su peor cara en la pandemia, los que no tenían trabajo regular sino informal, no tenían dinero para hacer frente a sus necesidades básicas y el hacinamiento ha acentuado dramáticamente las gravísimas desigualdades sociales;
- Lección sobre la diversidad de las situaciones y de la gestión de la epidemia en el mundo: el Coronavirus golpeó al mundo de forma desigual, por razones económicas y poblacionales, los países ricos han podido auxiliar a sus ciudadanos de forma apreciable, los subdesarrollados y pobres su asistencia a la población ha sido mínima, muy mínima, como igualmente han sido más castigado las naciones con mayores explosiones demográficas;
- Lección sobre la naturaleza de una crisis: expresa Morin que la crisis en la sociedad desencadena dos procesos contradictorios, el primero, estimula la imaginación y la creatividad en la búsqueda de soluciones nuevas, y el segundo se traduce en el intento de volver a una estabilidad anterior o apuntarse a una salvación providencial;
- Lección sobre la ciencia y sobre la medicina: la ciencia fue convocada para luchar contra la epidemia , la falta de interés tomó a la comunidad científica desprevenida y las contradicciones surgidas por cuál método, tratamientos y medicamentos a usar fue el causante de muchas muertes en esta inédita pandemia;
- Una crisis de inteligencia: las carencias del pensamiento que se revelan en las anteriores lecciones, establecen un enorme agujero negro de la inteligencia que impidió priorizar que elegir en momentos de crisis “si el principio de urgencia o el principio de la prudencia”;
- Lección sobre las carencias del pensamiento y de la acción política: las carencias en el modo de pensamiento, unidas al dominio de un desenfrenado afán de lucro, son responsables del desastre humano que ha sido la pandemia, toda la crisis ha puesto de manifiesto que se ha favorecido al capital en detrimento del trabajo y se ha sacrificado prevención y precaución en aras de la rentabilidad y de la competitividad, los hospitales y el personal sanitario son las principales víctimas de la receta neoliberal que ha buscado privatizar o atrofiar los servicios públicos;
- Lección sobre las deslocalizaciones y la dependencia nacional: la pandemia ha revelado nuestra dependencia total en productos farmacéuticos y material sanitario, la mayoría viene de la lejana China. Los países deben buscar tener autonomía sanitaria y alimentaria, es una urgente necesidad, independiente al criterio en que se debaten los intereses entre soberanismo y universalidad;
- Lección sobre la crisis en Europa: la pandemia rompió el criterio de unidad de ese continente, la llegada del Covid rompió en pedazos nacionales la Unión Europea, en una especie de fiebre soberanista, porque cada Estado solo se ocupó de sus propios problemas, y no de crear un fondo común para colaborar con los países más débiles económicamente, esa falta de solidaridad le juega en contra al concepto de unidad de la Unión Europea; y
- Lección sobre el planeta en crisis: la pandemia mundial ha creado una crisis violenta de la globalización, cabría preguntarse también si la globalización ha contribuido de alguna manera a la crisis violenta de la pandemia, por qué científicos, ecologistas y epidemiólogos insisten en achacar fundamentalmente la propagación del virus a la desregulación de los ecosistemas, a los ataques a la biodiversidad, la circulación de los seres humanos y las contaminaciones rurales y urbanas, que han influido decididamente en la transmisión del coronavirus.
Cómo verán este centenario filósofo Edgar Morin, arguye que el auténtico desafío producto de las lecciones que nos deja esta pandemia estará en el humanismo y la globalización, puesto que la globalización debe más que nunca regularse y controlarse mediante la construcción de una globalización alternativa, que debe ir acompañada de organizadas desglobalizaciones, principalmente en materia alimentaria y de salud .
El humanismo está en crisis frente a las derivas y los repliegues nacionalistas, la reaparición del racismo y la xenofobia y la primacía del interés económico por sobre todos los demás: Ojalá que la COVID haya generado verdaderas condiciones para un nuevo humanismo basado en el hombre y no como hasta ahora en el capital.