Jet Li comenzó en 1980 en el cine chino con «Érase una vez en China» y en el  cine occidental con el «Templo Shaolin» unos años después y la imagen de la izquierda es de esos tiempos. En el 2018 apareció con el semblante de la derecha y comenzó a preocupar a sus fans.

En un reportaje de las “chismosísimas” redes, apareció un reportaje extenso y su necrología, ya que murió a los 60 años. Verlo en el enlace siguiente:

https://www.youtube.com/watch?v=-vKiX0P7uaEhttps://www.youtube.com/watch?v=-vKiX0P7uaEhttps://www.youtube.com/watch?v=-vKiX0P7uaE

Además, pueden ver parte de su funeral hacia la cremación en otro reportaje en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=7OlEhTvpQj0https://www.youtube.com/watch?v=7OlEhTvpQj0

En 2010, Li fue diagnosticado con hipertiroidismo, así como una afección cardíaca. Citando a su médico, el actor comentó que podía "seguir haciendo películas (de acción) o pasar el resto de su vida en una silla de ruedas".

Además, las graves lesiones en las piernas y columna vertebral que sufrió en algunos proyectos pasados fueron limitando su condición física, hasta no poder permanecer de pie durante mucho tiempo sin encorvarse.

Tomó la decisión de abandonar las películas de acción porque las mismas se las cobraba su columna vertebral, produciéndoles dolores agudísimos. Pero la noticia me lleva a reflexionar sobre la decisión de Jet Li: dejar la fama para encontrarse a sí, en la mejor tradición budista.

Aunque sobrepaso en edad a Jet Li por la yarda, mi precaria salud me ha llevado a una desaceleración de mi estilo de vida, a pesar de que no llevo la “actividad” físico-profesional de Jet Li, soy un trasplantado renal que me enfrentan a la realidad de que soy un «desvalido» que dependo de mi círculo  -mi esposa y mis hijos- para llevar esta vida. ¿Debería ir a mis raíces chinas para aprender que la vida es “irrelevante” y lo importante es el encuentro consigo mismo? Creo que la dedicación de Jet Li al volver a su cultura y valores hizo que descubriera una nueva espiritualidad. Es como una lección a un chino dominicano pensando en las “postrimerías” (como lo llamaban en los Retiros Ignaciamos de mi adolescencia). Creo es un valor compartirlo con mis lectores…