El CMD señala que debido al afán de lucro, las ARS les niegan servicios a los afiliados para quedarse con la mayor parte, lo cual es posible. Pero resulta que la ARS del CMD es la que más servicios niega a sus afiliados, pagando a las PSS sólo 63 pesos por servicios médicos de cada 100 recibido.
Mientras el SENASA y las ARS privadas dedican una media de 90 de cada 100 pesos a la atención médica de sus afiliados, la ARS del CMD solo 63. Entonces, ¿Quién beneficia más a los afiliados, una ARS que paga tan poco y se queda con tanto, u otras ARS que pagan tanto y se quedan con tampoco? Y que conste, que las ARS privadas no son santas.
Un doble discurso frente a la administración del riesgo
Otra de las incongruencias de la cúpula del CMD es condenar el gasto por la intermediación, mientras su ARS, en sólo 9 meses, pagó más de 20 millones de pesos a intermediarios. ¿Cómo explicar esta contradicción tan costosa, si los afiliados a la ARS del CMD son los propios médicos, por lo que se supone que no necesitan que “promotores de salud” los motiven a continuar en su ARS?
¿Por qué pagar por tanta intermediación “improductiva”, si los servicios son tan “buenos, solidarios y oportunos”, que no necesitan su “promoción”? ¿Por qué tanta campaña contra el afán de lucro de las ARS privadas, mientras la tasa de ganancia de la ARS del CMD se sitúa en un 23.3%, superando con creces la del SENASA y de las ARS privadas?
Si las ARS son intermediarias que deben desaparecer, ¿Por qué se propone mantener a la ARS SENASA? Sencillamente, porque la administración del riesgo es necesaria. Y, además, porque lo que realmente les molesta es que las ARS sean independientes, que puedan detectar los fraudes y que no sean fácilmente manipulables por la cúpula del CMD.
El argumento del ahorro al eliminar a las ARS es bien flojo. Se olvida que el SENASA también incurre en elevados gastos generales y administrativos, por lo que, de asumir toda la administración del riesgo de salud, ese gasto se multiplicaría, como resultado de mayores controles y operaciones a nivel nacional.
De convertir al SENASA en el nuevo IDSS, se mataría la gallina de los huevos de oro, porque su eficiencia desaparecería, de eliminarse la libre elección y la competencia de las ARS privadas. El SENASA se transformaría en un monopolio politizado, clientelista e ineficiente, acentuando el control del CMD sobre el sistema público de salud, y reduciendo el derecho universal a una dádiva “hasta agotar las existencias”, como en Salud Pública.
Etiquetar, a falta de argumentos sólidos
Ante la pobreza de argumentos para explicar estos lamentables resultados y justificar las incoherencias del CMD, el único recurso disponible es etiquetarme de privatizador. Vale la pena preguntarse, ¿Quiénes, en la práctica, son los mayores privatizadores de la medicina?
En primer lugar, el Estado porque durante más de 60 años ha sido incapaz de garantizar servicios públicos oportunos y de calidad. Y en segundo lugar, los sindicatos que aúpan y protegen a quienes no cumplen ni siquiera con un horario limitado de 4 horas, y que les suspenden los servicios médicos a las familias más pobres y vulnerables.
Esta insólita combinación ha generado un desamparo general, forzando a los dominicanos, incluyendo a las familias más pobres y vulnerables, al extremo de llegar a endeudarse para acudir a un centro privado. La preferencia marcada por lo privado no es tanto por su eficiencia, sino por la incapacidad pública, aupada por grupos indolentes.
Aprovecho la oportunidad para reiterar que: 1) apoyamos el aumento de las tarifas y honorarios, y su reajuste con la cápita; 2) demandamos la reducción gradual de los copagos ilegales; 3) exigimos mayor y mejor fiscalización de la SISALRIL a las ARS; y 4) recomendamos un estudio independiente sobre la administración del riesgo y el desempeño de las ARS, incluyendo a la ARS del CMD.