Las fobias son los miedos irracionales dirigidos a objetos, animales o situaciones. El origen de esta palabra procede del dios griego Fobos, la personificación del temor y el horror, hijo de Ares, divinidad de la sangre y la guerra, y Afrodita, diosa del amor… El fruto no puede ser, entonces, sino la unión de dos sentimientos antagónicos, el odio y el amor, y la consecuencia, por tanto, es el miedo.
¿Cómo se construye el pensamiento fóbico? ¿Cómo surgen las fobias? Normalmente, es en la infancia o como producto de alguna experiencia especialmente traumática y se da con situaciones que fijamos en nuestra mente y por las que forjamos pensamientos inconscientes de que en determinadas situaciones nos puede suceder algo terrible. Entre nuestros miedos más inconscientes están el temor a la muerte o a la pérdida del control de nuestros actos y se trata de reacciones instintivas o deseos reprimidos.
El miedo es un conjunto de sensaciones que originan sentimientos muy desagradables. A determinados estímulos reaccionamos con un sentimiento de amenaza vital, por eso las fobias son emociones que desencadenan un temor tan intenso. Y en ese momento se produce la concentración del síntoma que más sufrimientos genera, la ansiedad, que nos paraliza y hace perder la paz, porque nos sentimos amenazados o experimentamos una pérdida de control que nos hace ser incapaces de enfrentar determinadas situaciones.
Muchas veces estos sentimientos pueden producir que nuestro comportamiento nos haga aislarnos, que adoptemos conductas evitativas y que nuestro miedo condicione nuestras acciones y las actividades básicas de la vida diaria.
¿Qué sentimiento está detrás de las fobias? El miedo en su versión más extrema. Y los ejemplos descritos todos los conocemos: el pánico a enfermar o a ser contagiado, al desorden, a la suciedad, a los reptiles, a las arañas, a los espacios abiertos (agorafobia) o a los espacios cerrados (claustrofobia)…
Las fobias son también la reacción más instintiva a la autoprotección. Y son tan particulares que a la hora de su estudio deben ser descritas y estudiadas de forma individual, caso a caso. El manejo se centra en el sentimiento o síntoma que es la ansiedad, la expresión más extrema de miedo que podemos padecer, uno de los síntomas más paralizantes que existen.
La mayoría de personas que padecen algún tipo de fobias simples o complejas no suelen buscar ayuda, sino que logran convivir con estos sentimientos, compensándolo, eso sí, con conductas de autoprotección como evitar las situaciones que los originan. Sin embargo, los miedos reprimidos persisten y en ocasiones imprevistas pueden acaparar toda nuestra ansiedad. Sin ayuda de un profesional de la salud mental, huir de un miedo interno es prácticamente imposible.