“Hay verdades en este mundo que son feas y humillantes y es por eso que la gente prefiere dietas de ilusiones”. (F. Nietzsche).

Mientras en el mundo están buscando abordar toda la problemática para encontrar fórmulas que postulen más y mejor democracia, hilvanando la necesidad de democracias más plenas, de democracia sin atajos, con el mayor nivel de eficiencia, de eficacia y de calidad, que confluya en mayor rigor de satisfacción; como nos señalan Nathan Gardels y Nicolás Berggruen en su libro Renovar la democracia en la Era de la globalización y el Capitalismo Digital: “Se requiere una mayor y mejor participación sin populismo; una redistribución de las riquezas y un Realismo planetario”.

Tenemos que subvertir que la democracia sea una variable dada, más que un esfuerzo para el logro de ser conquistada. Somos una sociedad bien diagnosticada y cada cierto tiempo, sobre todo en los periodos previo a las campañas electorales, surgen estudios de opinión que nos acercan a las percepciones de los dominicanos, con relación a los problemas más acuciantes en el orden social-laboral-económico-institucional, de nuestra formación social. Si vemos tan solo los últimos 23 años, nos encontraremos cuasi con los mismos retos que las acreditadas firmas de opinión han vertido en los meses de marzo y abril: CID-GALLUP y GALLUP Dominicana.

CID-GALLUP es una firma internacional con asiento en Chile y, Gallup Dominicana, ha sido la empresa de estudios de opinión más exitosa en los últimos 30 años. Solo hay que ver sus grados de predicciones. Cid-Gallup hizo su investigación del 7 al 12 de marzo. Gallup Dominicana la llevó a cabo del 1 al 5 de abril del presente año. Todas las encuestas, publicadas y no publicadas, que hemos tenido acceso, con sus fichas técnicas, arrojan en los últimos 6 meses que el candidato a ganar es el actual presidente Luis Abinader, al arribar al 14 de abril de 2023. Sin embargo, las elecciones son en mayo del 2024.

Más allá de que CID GALLUP señala que Abinader ganaría con un 52%; Leonel, 27% y Abel con 19% y que en Gallup Dominicana: Abinader obtendría el 48.2%, ganaría en el 2024, Leonel 23.5% y 12% Abel; se trata de auscultar votos por partido y por personas, los resultados son así: Abinader: 53% y PRM: 48.3. Abel: 16.3. PLD: 18.25. Leonel: 26.15 y FP: 25.9%. Toda esa información y datos son muy importantes, sobre todo, para los actores políticos. Dada la alta correlación positiva que existe entre todas esas encuestas, la partitocracia dominicana tiene que ser más creativa, más innovadora, al responder a estudios de opinión que no lo favorezcan.

Personas que se le reconocen sus dotes intelectuales han respondido de manera tan banal, pueril, hueca, vacía, sencillamente simplona, que nos han producido un verdadero shock. El mismo libreto, sin ataduras ni contexto, el mismo folklorismo político, el mismo espectáculo, el mismo teatro de los galimatías recurrentes. Como académico, como sociólogo, nos interesa ver todos los hallazgos que hay en Gallup/RCC Media: Estudio Nacional de temas Económicos, sociales y políticos. Penoso es ver como los comunicadores y los medios solo se quedan en la dermis, en lo coyuntural y no en lo estructural, que nos los vienen enrostrando los estudios desde hace más de 30 años. Son 67 páginas que no tienen desperdicios, que vienen a representar como una sonografía, un estetoscopio del cuerpo social de la sociedad dominicana.

Son problemas que están ahí lacerando todo el tejido económico-institucional, social-laboral y como muy acertadamente nos dijera Giovanni Sartori “El único modo de resolver los problemas es conociéndolos, saber que existen. El simplismo los cancela y así los agrava”. En medio de varias encuestas que arrojan problemáticas similares, ¿que nos toca desde la sociedad civil (universidades, medios de comunicación, iglesias, Centro Juan XXIII, Centro Juan Montalvo, FINJUS, Participación Ciudadana, etc.)?

Nos toca empujar un programa mínimo para que la sociedad, en medio de la diferencia y la diversidad de los actores políticos (más de 30 partidos y 50 agrupaciones y movimientos políticos), en esta campaña no se diluya, no se constituya en una simple banalización caracterizada por la toxicidad, la rispidez y la ausencia de ideas y de proyectos societales. Vigilar y denunciar cuando los partidos políticos postulen candidatos de dudosa reputación ética-moral.

Requerimos repensar y renovar nuestra democracia, una democracia hoy famélica y de papel, donde los actores políticos no hablan de los problemas estructurales que nos carcomen y nos lastran hacia un desarrollo más inclusivo, más plural y más humano. Urge la necesidad, ineludible, impostergable, de un nuevo contrato social que tenga como epicentro bosquejar, diseñar una nueva estrategia de redistribución de las riquezas. Potencializar y apalancar, como médula espinal, la comprensión e internalización de la importancia del capital humano (salud y educación con una clara visón sinérgica).

De solidificar el necesario equilibrio del imperio de la ley, que se aúnen y complementen sistemáticamente con los poderes públicos. Se trata, como dirían los autores Gardels y Berggruen, de “democratizar las riquezas”. De mirar cómo aquí hay un divorcio cada vez más abismal entre el empleo y el capital, y de cómo podemos dejar fluir mejores inversiones que no hagan profesionales de la pobreza permanente a los sectores más carenciados.

La problemática de la fiscalidad nos acogota: 14% de presión tributaria cuando el promedio es de un 21% en los países de América Latina y el Caribe; no nos puede conducir más allá de que somos la séptima economía de la región, a un índice de desarrollo humano halagüeño. Pedro Baños nos dice en su libro Encrucijada Mundial, refiriéndose a los dirigentes (España), que “preferían optar por acusar al pueblo de ser levantisco, inculto, instintivo o provinciano. Cuando la realidad es que quienes han roto el pacto social han sido, con gran frecuencia, las elites politico-economicas, que se han servido a sí mismas sin servir al pueblo”.

Las encuestas nos están invitando, diciéndonos los problemas que perciben los dominicanos, que evitemos la degradación del ejercicio del poder, que demos un golpe de timón, que rupturemos el gatopardismo que nos ha venido caracterizando en los últimos 27 años. Que ondeemos la bandera pública con dignidad y honor para poder ejemplificar con claridad la calidad de los gobernantes que hemos tenido a lo largo de esta última tres décadas.

Los problemas que se entrecruzan no pueden ser abordados ya con simple maquillaje y el espectro del espejismo zoónimo. Hay que comenzar a diseccionar la encuesta Gallup/RCC Media. Contiene un objetivo general y 35 objetivos específicos. En el perfil de los entrevistados se encuentran los niveles de ingresos de la población dominicana. En otra interesante pregunta dicen los entrevistados, que el crecimiento de la economía beneficia al 69% de los más ricos y apenas a un 9% de los pobres. Hay un acápite sobre los principales problemas, la situación económica y el estado de cosas:

  1. La inflación, alza del costo de la vida: 68.9%.
  2. Los robos, asaltos, bandas y delincuencia en general: 62.5%.
  3. Escasez de fuentes de trabajo: 23.9%.
  4. Corrupción administrativa: 12.4%.
  5. La economía/crisis económica: 10.8%.

Hay una correlación directamente proporcional entRe los principales problemas y los que consideran que más afectan a la familia. Exactamente igual que el orden precedente en el párrafo anterior (Inflación: 43%. Robos y asaltos: 22.7%. Escasez de fuentes de trabajo: 9. %). La situación económica la ven el 63% mala y solo el 19% buena y la situación económica personal, el 44% dice mala y solo el 30% buena. 57% dicen que va por mal camino y el 34% bueno. Un 52% dice que está peor en comparación con años anteriores y solo un 30% mejor. En cambio, un 50% cree que estará mejor al terminar el periodo de Abinader (50%, versus un 33%). 43% considera que está progresando y 24% que está en decadencia y 30% que está estancada.

65% no está interesado en la política y solo 33% y el 54% no está de acuerdo con el funcionamiento de la democracia. Solo 42% está satisfecho. 48% dice que no le importa el tipo de gobierno. ¡Solo 37% señala que la democracia es preferible!

Es ahí donde los actores que luchan por la democracia deben cimentar sus esfuerzos, porque no hay dudas que una lectura racional y razonable de esta encuesta de Gallup/RCC Media, relieva, sin decirlo, la trampa en que nos encontramos, en el dilema del ocaso de la democracia dominicana o su renovación.