Cuando en nuestro ecosistema político se publica una encuesta que no favorece a un candidato, el afectado tiende por lo regular a desmentir el resultado utilizando la frase ʺrespeto los datos de esa firma, pero nuestras encuestas dicen otra cosa y se lo demostraremos en las urnasʺ, es en ese momento en que el citado gestiona publicar en los medios de comunicación una encuesta falsa de una empresa fantasma cuya marca estará en inglés, preferiblemente digital, iniciando así la llamada guerra de las encuestas.
A contrapelo de lo anterior, en nuestro país los partidos políticos mayoritarios, los candidatos presidenciales y algunos medios de comunicación, a lo largo de los años han contratado los servicios de firmas internacionales reconocidas y en menor medida, firmas locales, las cuales mantienen sus puertas abiertas mas allá de los periodos electorales y la razón para usarlas es que las encuestas miden el sentimiento de la gente y son poderosas herramientas para la construcción de estrategias ganadoras en las campañas electorales.
A lo largo del tiempo las encuestadoras solventes han dicho la verdad, como vemos en encuestas publicadas en el 1996 que favorecían la victoria del Dr. José Francisco Peña Gómez del PRD sobre sus rivales Lic. Jacinto Peynado del Partido Reformista y Dr. Leonel Fernández del PLD, tal como sucedió en la primera vuelta obligando a la conformación del llamado pacto patriótico entre reformistas y peledeistas, quienes en el balotaje ganaron las elecciones.
Para el próximo evento electoral en el año 2,000, las encuestas que se publicaban daban cuenta de un deterioro en la imagen del presidente Fernández cuyo gobierno estuvo acosado por largos apagones financieros y arropado de paso por la percepción de un negro manto de corrupción. Las encuestas entonces fueron haces de luz que iluminaban al candidato del PRD Hipólito Mejía en el fragor de su campaña frente a Danilo Medina y el Dr. Joaquín Balaguer, para entonces acertaron las encuestas.
Al acercarse el final del gobierno del ex presidente Hipólito Mejía, la crisis económica y financiera estaba presente en todas las publicaciones de sondeos electorales del momento, de modo que un claro panorama electoral favorecía el retorno del ex presidente Leonel Fernández, quien ganaba en primera vuelta con el 57.1%, tal y como apuntaban las encuestas.
La excelente campaña desarrollada por el Ing. Miguel Vargas Maldonado en 2008 y el palpable repunte de su partido PRD no fue suficiente para desalojar del palacio al presidente Fernández, quien se reeligió con el 53.8% por encima de las acusaciones de uso indiscriminado de los recursos del Estado. Para entonces, Greenberg publicada en Diario Libre certificaba en abril 53% y Gallup en Hoy de ese mismo mes otorgaba 51.7% en la intención de voto a favor del presidente reeleccionista.
La firma española Sigma Dos publicaba datos en el Listín Diario de la campaña electoral del 2012 que establecían que Danilo Medina ganaría la presidencia con el 53.7%, coincidiendo con el 51.2% obtenido por el candidato peledeísta. Las encuestas no fallaron, Gallup de abril 2012 daba 50.6% a Medina y Penn and Schoen and Berland 50.0%.
Del año 2012 al 2016, las encuestas midieron las incidencias del gobierno de Danilo Medina y desde el año anterior a las elecciones daban cuenta de su muy buen posicionamiento para reelegirse, por ello no fue una sorpresa que en el 2016 ganara las elecciones con el 61.7% de los votos, coincidiendo este resultado con las publicaciones de Sigma Dos, Asisa, Gallup, Greemberg y Penn and Schoen.
Muchas incidencias ocurrieron en el ejercicio presidencial del presidente Medina el cuatrienio 2016-2020, dentro de las cuales se destacan la pandemia del Covid-19 y la salida del Dr. Leonel Fernández de las filas del PLD, surgía el cambio encanado en el hoy presidente Luis Abinader y las encuestas del Centro Económico del Cibao, Mercado y Cuantificaciones, Gallup, Greenberg, ABC y otras firmas adelantaban el triunfo en primera vuelta tal y como sucedió.
Vistos los últimos seis torneos electorales presidenciales, las encuestas funcionan, la herramienta es creíble, la técnica de investigación ha dado resultados palpables, no mienten las encuestas, no hay razones valederas para poner en entredicho lo que describen las encuestas en el presente panorama político, inexorablemente el presidente Abinader obtendrá un porcentaje superior a cualquier otro candidato presidencial anterior y se consolida como el gestor del cambio esperado por los votantes dominicanos.