La vergonzosa derrota sufrida en las pasadas elecciones municipales por los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y Fuerza del Pueblo (FP) los llevó a tratar de justificar la pérdida del favor del electorado mediante una antidemocrática campaña de descrédito contra las elecciones, que han sido, sin duda, las más íntegras del presente siglo.

Sin embargo, ni siquiera la aplastante victoria del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y la entendible preocupación por el adelanto de un amplio triunfo en primera vuelta del presidente, Luis Abinader, en las elecciones presidenciales, justifica el comportamiento inapropiado de los expresidentes Leonel Fernández y Danilo Medina, en apoyo a la mendaz campaña de descrédito de sus respetivos partidos.

Durante los respectivos gobiernos de 12 y 8 años de los mencionados líderes del peledeismo, el informe comparativo de The Electoral Integrity Proyect, coordinado por Pippa Norris, y patrocinado por las universidades de Sydney y de Harvard,  referente a 213 elecciones nacionales que tuvieron lugar en 153 países, desde el 2012 hasta mediado de junio del 2016, la República Dominicana ocupó el penúltimo lugar de las 27 naciones de América que realizaron comicios durante el referido período, con un bajísimo índice de un 44 por ciento, solo por encima de Haití y Venezuela.

El Diccionario de la RAE define la integridad como: “f. Totalidad, plenitud. Rectitud: intachable y recto”. De su lado, la Enciclopedia Electoral ACE define la integridad electoral como “un conjunto de normas basadas en principios, medidas y mecanismo democráticos, para la protección de elecciones libres y transparentes”.

Para la citada enciclopedia, “la integridad es inherente a los principios de la democracia, pues contribuye a la administración de elecciones libres y transparentes, sin las cuales la democracia se vería comprometida”.

Hasta las elecciones del 2020 la República Dominicana reprobó en integridad electoral por las causas siguientes: 1) la administración electoral no procuró que las elecciones fueran justas y equitativas; 2) la neutralidad del órgano electoral fue cuestionado seriamente por la oposición y la sociedad civil; 3) la falta de igualdad de oportunidades para todos los candidatos; 4) la falta de transparencia en el escrutinio producto del fracaso de la automatización; 5) la falta de voluntad del órgano electoral para impedir la utilización ilegal de los bienes del Estado y de los municipios en la campaña; 6) la amplia inequidad, favorable al partido de gobierno, en el acceso de los partidos a los medios de comunicación; y, 7) la falta de reglamentación de la campaña electoral.

Como se puede observar en el informe de la Misión de Observación de IDEA Internacional sobre las elecciones municipales del 2024, encabezada por los expresidentes Andrés Pastrana de Colombia y Jamil Mahuad de Ecuador, no existe ninguno de los anteriores hallazgos, contrarios a la integridad electoral, motivo por el cual calificaron el proceso de ejemplar y felicitaron al pueblo dominicano y a la Junta ‘Central Electoral por haber celebrado una "votación pacífica, ordenada y entusiasta".

Con este informe y los de la Unión de Órganos Electorales de América Latina (UNIORE), la MOE de la Organización de Estados Americanos (OEA), Participación Ciudadana (PC) y, más adelante, The Electoral Integrity Proyect de las Universidades de Sydney y de Harvard, quedan desnudadas las mentiras del PLD y la FP.