El psicólogo Steven Pinker, recién galardonado con el Premio Fronteras del Conocimiento en Humanidades y Ciencias Sociales, ha retomado el tema de la cultura de la cancelación en una entrevista realizada por La razón. (https://www.larazon.es/cultura/steven-pinker-cada-persona-que-cancela-miles-mas-tienen-miedo_20230310640ad301079ac90001671d6d.html).
Pinker muestra su preocupación por el clima de asfixia intelectual en los campus universitarios anglosajones, relacionado con la censura de las ideas políticamente incorrectas, extendido a otras esferas de la cultura contemporánea como el arte, el mundo editorial, los medios de comunicación y la política.
Pinker, un defensor del espíritu ilustrado tan inherente a la ciencia y a la democracia modernas, advierte del peligro de silenciar las voces de quienes confrontan nuestros puntos de vista. El problema no solo radica en que nuestra autocriticidad está íntimamente ligada al debate de nuestras ideas; sino también, a que, como señaló hace muchos años el filósofo Karl Popper, el desarrollo de nuestra coexistencia pacífica está condicionada por nuestra capacidad para hacer que se confronten nuestros marcos conceptuales en vez de enfrentarnos mediante guerras.
Además, en la medida que se clausuran a los defensores de ideas controversiales, fomentamos una atmosfera del miedo que perjudica la creatividad, la innovación y la actitud dialógica.
La cultura de la cancelación se sostiene en el peligroso presupuesto de que nuestras propias posturas son incuestionables, una disposición que lleva al dogmatismo y al fanatismo. A la vez, fomenta una mojigatería que distorsiona el auténtico debate ético que requiere toda sociedad democrática, mientras fomenta una hipersensibilidad que genera indignación ante cualquier afirmación, obra o producto cultural.
En síntesis, la cultura de la cancelación cierra los espacios del debate público y, con ello, las posibilidades de cuidar las formas de vida democrática cuyo espíritu se resume en las palabras atribuidas a Voltaire, escritas por Evelyn Beatrice Hall en The Friends of Voltaire: “No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida el derecho a decirlo”.