Tribuna Democrática —nombre muy significativo para los fines—, espacio radial del Partido Revolucionario Dominicano, era esencial para los objetivos políticos de Juan Bosch hasta cuando fue el principal líder de ese partido, en 1973 .

Antes de regresar al país en 1961, luego de más de veinte años de exilio, Bosch había trabajado en radio en Cuba, en la emisora CMQ.Era una experiencia propia que importó del hermano país, pero sobre todo de la política cubana, donde existía una comunicación directa y cotidiana con el pueblo.

En la Cuba, en la década 1940-1950 había un político muy popular, Eduardo Chibás, líder del Partido del Pueblo o Partido Ortodoxo. Era un orador muy elocuente que tenía un programa de radio de gran impacto en la población.

Manejaba la oratoria magistralmente. Pero también, era muy honesto, hasta el punto de llegar a suicidarse en 1951 porque, se afirma, denunció algo en contra de un funcionario del gobierno, fue retado a demostrado, y a la hora de dar las pruebas no encontró cómo hacerlo.

Fidel Castro habló elogiosamente de Chibás y su programa radial:

“Chibás era el líder de un partido popular, le digo, que combatía mucho el robo, la especulación, la corrupción. Constantemente denunciaba. A Batista lo denunciaba con mucha frecuencia.”

‘Su prestigio surge de un programa de radio semanal”, dice, refiriéndose a Chibás.

“Se transmitía los domingos de 8:00 a 8:30 de la noche, durante años. Ganó gran respeto. Fue, en nuestro país, la primera prueba del impacto político de la radio. Con ese medio surgió Chibás y se hizo popular su fuerte personalidad política, comunicándose con el pueblo treinta minutos cada domingo. Tenía una enorme audiencia”.

El mismo Fidel Castro tuvo un programa de radio diario de quince minutos, pero de menor audiencia, y aspiraba a heredar el programa de Chibás, siendo él entonces, miembro del Partido del Pueblo Cubano o Partido Ortodoxo.

Entre Tribuna Democrática y el programa de radio de aquel político cubano hay gran similitud. También entre los estilos expositivos.

Al igual que las de Chibás, las exposiciones de Bosch en Tribuna Democrática eran discursos conversados, dialógicos, dramatizados oralmente y en estilo sencillo. Eran un modelo semiplanificado y producido con base en una guía que incluía acciones y momentos diversos, manejados con gran flexibilidad.

Al inicio de una charla por Tribuna Democrática Bosch solía referirse al tema tratado en la anterior. Al final de la charla del día solía anunciar el tema de la siguiente, pero en el transcurso de la charla incorporaba asuntos nuevos, no previstos, como respuesta inmediata y en vivo a los acontecimientos del momento.

Las charlas radiales eran los verdaderos discursos políticos de Juan Bosch en la época en que era líder del PRD. Su importancia no escapaba a los contemporáneos. Bosch se empeñó en crear y llevar a los dominicanos a un discurso democrático en el contenido y en el lenguaje.

A través de Tribuna Democrática, que inició con el discurso fechado en septiembre de 1962, ese líder político orientaba al pueblo y a los perredeístas; se refería a temas inmediatos y a temas profundos y de mayor conceptuación; leía periódicos con la gente, comentaba las noticias aleccionadoras de interés político y entraba en contacto con el auditorio con su voz, que todo el mundo reconocía; con las expresiones características “Dominicanos”, al inicio, y “Hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos”, al final.

Mayor identidad e imagen popular no se podía crear en los discursos de un líder político. De esa forma Bosch inició y desarrolló como nadie la comunicación fluida y continua con el pueblo. Y eso, no sólo desde la oposición, no sólo en campaña electoral, sino siempre.

Esa fue una buena costumbre que él mantuvo cuando fue presidente de la República, no ya por Tribuna Democrática, sino desde el Palacio Nacional. Desde su discurso de juramentación el 27 de febrero de 1963, al 13 de septiembre del mismo año, Bosch se dirigió al país en no menos de veinte ocasiones, es decir un promedio de tres veces al mes, durante los siete meses que duró su gobierno.

A través de los discursos frecuentes, Bosch desacralizó la comunicación de los políticos, principalmente del presidente de la República con el pueblo, convirtiéndola en algo ordinario. No había grandilocuencia ni expectativas creadas por seres providenciales.

Tampoco era necesario esperar grandes acontecimientos, catástrofes o maravillas para escuchar la voz del presidente. Mucho menos estar en campaña en busca de votos. Le hablaba al pueblo siempre, en todas las situaciones, en discursos breves, sustanciosos.