No nos detendremos a explicar qué es la intertextualidad. Por el momento bástenos esta breve puntualización del autor francés Gérard Genette, especialista en textología: el universo de la comunicación está conectado por la “relación de copresencia entre dos o varios textos”.
Así, la lectura de los discursos políticos de Juan Bosch sugiere, necesariamente, que el lector esté avisado de que en un texto de ese tipo encontrará referencias a textos de otros géneros de la misma época o de una época distinta.
No es aconsejable, entonces, una lectura lineal, discurso por discurso, libro por libro. Se necesita una estrategia de lectura reflexiva, integradora y sintetizadora. Eso implica proceder, en primer lugar, mediante la aproximación trans-textual, específicamente, intertextual.
Esos intercambios intertextuales se presentan a nivel del contenido y del lenguaje, en forma directa, como cuando aparece un nombre, un título o una cita, o en forma indirecta, a la manera de una alusión atenuada, una insinuación o una imagen.
La lectura intertextual nos lleva a entender cómo texto tras texto se relacionan los discursos, charlas y alocuciones radiales de Juan Bosch. La comprensión de estos productos requiere del esfuerzo del lector por reconstruir las huellas del proceso de escritura dejadas por el escritor y político.
La copresencia de un texto en otro es normal en cualquier ámbito de la comunicación, desde el más cotidiano hasta el más especializado. El texto coprecenciado puede ser propio o ajeno.
Los conocimientos, los géneros y los estilos se transfieren de un autor a otro. La ley de la universalidad es la que permite generar textos coherentes en términos culturales y cohesionados en términos lingüísticos.
Pero en Juan Bosch la intertextualidad forma un sistema: los temas, las ideas, la ética, el estilo y los géneros viajan de un escrito a otro. Existe un entramado de recurrencias que garantiza la circulación de un sentido global.
Hay cambios en el tiempo, del exilio al regreso a su país. Hay cambios en los roles, de líder opositor a presidente de la República y luego a la oposición política. Hay rupturas en la militancia, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), al Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Hay rupturas en determinadas opciones conceptuales, de la democracia representativa a la dictadura con respaldo popular.
Sin embargo, permanecen inalterables los tópicos esenciales, los modos retóricos y los usos del lenguaje; los modos de pensar y escribir, incluso cuando cambian de la literatura a la política.
La intertextualidad se observa en los textos de Bosch desde los primeros escritos hasta los últimos. Tomemos como ejemplo el primer texto político y el primer pensamiento libertario. En “Los dos caminos de la hora” (1929), afirmaba:
“Tenemos dos caminos a seguir: cruzar los brazos y ver pasar la tragedia de una tiranía o cruzarnos en el camino de una grandiosa manifestación de civismo a esperar que nos deshagan las patas del monstruo que amenaza. Vale más, innegablemente, morir libres que vivir esclavos”.
Además de ese texto, en el que Bosch anuncia, sin nombrarla, la tiranía de Trujillo, Piña-Contreras reproduce la carta dirigida a Trujillo en 1938 desde Puerto Rico, cuando decide optar por el exilio. En aquél denuncia la tragedia de la tiranía que se acerca, en éste renuncia a servir a una política opresora y al “servicio del estómago”, a seguir sometiéndose a las exigencias del momento.
El mismo concepto de la política esbozado en esos textos iniciales es el que Bosch asumirá en otros posteriores, constituyendo su ética política: “Yo no concibo la política al servicio del estómago, sino al de un alto ideal de humanidad”.
¿No recuerda esa idea a otras expuestas veinte o treinta años después? En la campaña electoral de 1962: “No es moral rebajarse a tanto para llegar a la Presidencia de la República”; “La política no es un negocio”; “Nosotros no somos vulgares aspirantes a la Presidencia”.
En la campaña electoral de 1962 resurge el mismo tópico: “El PRD no va a las elecciones por cargos”; “Vender el voto es como venderse por libras, igual que se venden los pollos y las reses”; “Vergüenza contra dinero”.
¿Y todas esas ideas no se resumen en la ética con la que fundó el Partido de la Liberación Dominicana?: “Servir al Partido para servir al Pueblo” Se podría afirmar que la intertextualidad en los textos de Bosch funciona en el nivel ideológico. Sí, pero también en los niveles retórico y lingüístico.
La palabra-imagen camino del artículo “Los dos caminos de la hora”, se prolonga en el primer libro de cuentos de Bosch, Camino real (1933), y en casi todos los cuentos escritos en el exilio. Igualmente, los modos expresivos de sus cuentos se proyectan en los discursos políticos a partir de 1961.
A partir de esos indicios, la lectura de los discursos políticos de Bosch ha de proponerse reconstruir una hipertextualidad, un hipertexto: la relación, según la conceptuación de Gerard Genette, de un texto B a un texto anterior, A.
Sin embargo, para lograr ese nivel de comprensión es necesario pensar en qué es un discurso político. Y, consecuentemente, ¿a qué se llama discurso político en las obras de Juan Bosch? Esas son cuestiones espinosas, pero en el marco de este estudio, la política es considerada exclusivamente como discurso.
Y la política es, en términos genéricos, un área en la que intervienen tres semas o significados concordantes con la definición amplia de discurso: lo social, el poder y el bien común. El primero se refiere al tema o a la actividad humana; el segundo, al modo de acción por excelencia, y el tercero, a los fines de la política.
En base a esos semas, los discursos de Bosch forman, pues, un entramado: discursos de diversos géneros están presentes en textos de diferentes épocas que se entrelazan en un sistema de correferencias. La relación intertextual se impone en la voz, el motivo y contenido, y, sobre todo, en la ideología de los discursos. Se manifiesta en el lenguaje (palabras, imágenes, sintaxis, etc.). Se manifiesta en conceptos, ideas y hechos. También en el estilo del autor.
Son textos encierran el valor o sentido de servir de modelo o ideología, pues contienen los grandes esquemas de pensamiento que Bosch fue transfiriendo a los discursos cotidianos en la acción política, tales como las ideas de la democracia y las clases sociales
Los discursos políticos de Juan Bosch, aun aquellos de mayor carga semántica de la ideología política, guardan estrecha relación con sus cuentos y las charlas pronunciadas por Tribuna Democrática, espacio radial del Partido Revolucionario Dominicano, cuando era el máximo líder de ese partido hasta 1973.
Bosch fue un maestro en el empleo de esos tres modos discursivos. Los integró y utilizó eficazmente en la política a partir de1961. Es difícil, por tanto, leer y apreciar sus discursos políticos sin establecer la afinidad con los tipos de discurso mencionados.
La relación intertextual con las charlas radiales es una clave esencial para el conocimiento de los discursos políticos. Las charlas son el soporte comunicativo cuyos contenidos están en otros textos.
Los discursos de Bosch que se publican son, en definitiva, versiones escritas, no originales, recogidas en los periódicos Listín Diario, El Caribe y El Nacional de ¡Ahora!, de textos producidos en la acción política, en forma de alocución o charlas por Tribuna Democrática hasta 1973, o por otros medios radiales y como artículos de periódicos, principalmente en el órgano del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Vanguardia del Pueblo, posteriormente a esa fecha.
Las versiones impresas de las charlas por Tribuna Democrática, las cuales son en su mayoría las que conforman los discursos políticos de Bosch en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), representan una dificultad para la lectura y el análisis de los textos políticos de Juan Bosch.
Al carecerse de la audición en vivo o grabada de esas charlas perdemos la voz, la entonación y los sentidos específicos por los énfasis que Bosch daba, en función del contexto político del momento. Estamos ante un cambio esencial en el tipo de discurso: discursos esencialmente orales, improvisados y dramatizados en la radio son recibidos y leídos como si hubiesen sido escritos.