Las aves de los Cayos Siete Hermanos
El Refugio de Vida Silvestre Cayos Siete Hermanos es lugar para que miles de aves marinas, que la gente llama bubíes y que vuelan por gran parte del Océano Atlántico y los mares caribeños, lo tengan como un hábitat especial para su anidamiento. Este sagrado sitio ha sido declarado, junto a una veintena más, como una de las Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA) en la República Dominicana, además de formar parte del sitio Ramsar Montecristi y Línea Noroeste.
Esta área protegida, con 115 km² aproximados, está formada por siete cayos con ecosistemas costeros y marinos de playas, arrecifes y pastos marinos que se encuentran a menos de 6 metros de profundidad; tienen entre sus objetos de conservación el paisaje, playas, arrecifes coralinos, praderas de hierbas marinas, colonia de aves marinas, reptiles, mamíferos marinos y diferentes especies de peces, según establece el Plan de Manejo 2014-2019 que es “…un instrumento técnico por excelencia que ordenan y regulan los usos y actividades que se realizan dentro de un área protegida, con el fin de cumplir con los objetivos de conservación…”, según establece la guía metodológica para elaborarlo. (ambiente.gob.do/wp-content/uploads/2016/12/00-Guia-Metodologica-para-Planes-de Manejo).
Aunque el tema central de esta entrega son las aves, cabe resaltar que las manifestaciones culturales no se encuentran dentro de los objetos de conservación del Refugio, pero si están entre sus directrices: “El buceo cultural de observación de naufragios coloniales, solo se permitirá en los galeones hundidos que se identifiquen luego de los estudios que deberán realizarse junto con Patrimonio Subacuático y con buques y turoperadores previamente autorizados por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales”, como establece el Plan de Manejo 2014-2019. Pág. 33).
Esta área protegida posee gran riqueza de arqueología histórica, porque en ella se encuentran múltiples piezas y embarcaciones hundidas de los tiempos de la Colonia, según Mateo y López en su libro Áreas Protegidas de la República Dominicana Naturaleza en Estado Puro.
En los Cayos Siete Hermanos, particularmente en Cayo Tuna, anidan gran cantidad de aves marinas, principalmente la Gaviota Oscura (Onychopriun fuscatus ó Sterna fuscata), la Gaviota Monja (Sterna anaethetus), el Bubí o Cervero (Anous stolidus) y la Gaviotica (Sterna antillarum); en el año 2010 se contaron unos 21,974 individuos de estas especies.
El monitoreo 2022 realizado por el Ministerio de Medio Ambiente estableció que a Cayo Tuna llegan unas 23 especies, entre las que se destacan, además de las especies mencionadas anteriormente, la Gaviota Cabecinegra (Larus atricilla), la gaviotica Pico Negro (Sterna sandvicensis), la Cigüita de Manglar (Dendroica petechia), el Gallito de Agua (Rallus longirrostris), el Querebebé (C. gundlachii), la Tórtola Aliblanca (Zenaida asiática) y el Judío (Critophaga ani), entre otras.
En los censos de bubíes del Ministerio de Medio Ambiente del 2005 al 2022 se registran para el año 2010 unos 14,024 individuos de las dos especies más abundantes, como la Gaviota Oscura (Onychoprion fuscatus) y Gaviota Monja (Onychoprion anaethetus). Para el último año de dicho monitoreo, el registro de las mismas especies fue de unos 10,104 individuos. (Monitoreo de Bubíes en Cayo Tuna, Montecristi. Temporada 2022. 22 páginas). Las diferentes cifras se supone que se deben al uso de metodologías diferentes en los censos y muestreos por parcelas, entre otras, perturbaciones de la gente y procesos naturales, tanto de las especies como del ambiente en general.
La segunda especie es el Bubí o Cervero (Anous stolidus), con unos 7,950 individuos, según el censo del Ministerio de Medio Ambiente (2022). Esta también anida en las islas de Navassa (Haití), Beata y Alto Velo (RD), “… en colonias mixtas con Charranes Oscuros” (Sterna fuscata), y en la mayoría de islas adyacentes en la época de anidamiento, que se da entre los meses de abril a agosto, según Latta (2006), en su clásico libro Las Aves de República Dominicana y Haití. También señala que se observan con facilidad en los islotes donde se reproducen y luego se desaparecen en el medio del océano; sólo observándose desde los botes en mar afuera. Me cuenta un amigo artista, que trabajó varios años en cruceros que eran espectaculares las escenas de la llega de estas aves al crucero, preguntándose ¿Y de dónde vienen?
Los biólogos García Marcano, zoólogo de vertebrados; y Dania Veloz, conservacionista, quienes formaban parte del Programa de Vigilancia y Monitoreo de la Temporada de Anidamiento de Bubíes del Ministerio de Medio Ambiente de la República Dominicana y con quienes compartimos la experiencia de visitar la isla de Alto Velo en el 2009, detectaron dos áreas de anidamientos en la parte sureste que, de acuerdo a su metodología de trabajo, les arrojó una población de “…25,000 individuos de bubíes o gaviotas oscuras (Onychoprion fuscatus) entre pichones, juveniles y adultos-advirtiendo-, que el número podría aumentar cuando se visitaran otras zonas de anidamiento”. (https://chinchilina.blogspot.com/2010/12/te-hablo-de-alto-velo-2-de-3.html).
Tanto en Alto Velo como en Cayo Tuna llama la atención la protección de todas las especies que hay en ambas zonas; a pesar de que cuando visitamos a Alto Velo en el año 2009 solo notamos la presencia de gatos asilvestrados y pescadores furtivos que habitualmente usaban y usan los huevos como alimentación; mientras que en Cayo Tuna, para la época de nuestra visita en junio 2020, nos encontramos con personal de vigilancia durante la época de anidamiento, aunque no vimos al Mago del Mar, la simbólica embarcación del Ministerio de Medio Ambiente, ya que con su sola presencia es suficiente para mantener a los depredadores alejados de ese humedal de la Patria.