Las lagunas, pantanos, estuarios, ciénagas, ríos, presas y demás cuerpos de agua que conforman los humedales en la República Dominicana, además de la importancia que tienen en la producción de servicios ambientales y económicos que contribuyen al desarrollo de la sociedad, porque son fuentes de suministro de agua en general, contribuyen con la regulación climática y mitigación de desastres, son atractivos turísticos naturales, también debemos destacar su rol como hábitat de miles de especies de la flora y avifauna, que son parte de la gran riqueza biológica de nuestro país, del Caribe y del mundo.
Según el Ministerio de Medio Ambiente (2012:28), en el Altas de la Biodiversidad y los Recursos Naturales de la República, la nación Dominicana tiene unos 800 humedales naturales y artificiales, pero de acuerdo a la revista Verdor, (2018:22), de la Academia de Ciencia de la República Dominicana en edición monográfica sobre los humedales, estos suman unos 19,000[i]; y, aunque lo aparente, suponemos no es una contradicción, porque el autor se refiere a un conteo minucioso de ecosistemas de humedales, mientras el Ministerio lo hace en general, como unidad, donde pueden existir un sin número de cuerpos de agua (ecosistemas) conectados e interconectados entre sí, constituyendo, los humedales, un ecosistema de ecosistemas.
Un sistema ecológico es la relación inseparable de interacción de los elementos biológicos (microorganismos, plantas y micro plantas; animales y micro animales, hongos, parásitos y bacterias, entre otras especies) y los no biológicos (como agua, minerales, temperatura, tierra o suelos humedad, aire y, sobre todo, la luz solar); por eso no es de extrañar que un abrevadero hecho para el ganado en cualquiera finca, por ejemplo en Santiago Rodríguez o en El Seibo, constituya un ecosistema artificial, muchas veces ricos en especies, particularmente de aves migratorias.
Sean los humedales 19,000 o los 800 reportados por el Ministerio, estos son ambientes receptores de un sinnúmero de especies de aves endémicas y de otras que transitan por el continente americano, tanto procedentes desde del sur como del norte de América; y sean estos vistos como ecosistemas aislados o no, lo cierto es que son hospedajes de muchas aves durante un determinando tiempo del año y tanto un humedal como el otro, esté en la lista o no de Ramsar, cumplen funciones iguales o similares; porque las aves mismas se encargan de asimilarlos como ecosistemas del ecosistema general.
Las autoridades deben continuar evaluando y monitoreando nuestros humedales, aunque no estén en la lista de sitios Ramsar, para que la ciudadanía se empodere de ellos, no para que se los pillen, sino para que se comprometan con su conservación y por la conservación ambiental de la isla; también es necesario impulsar y apoyar iniciativas que motiven a los dominicanos a familiarizarse con sitios de visitación donde se encuentran humedales.
Por ejemplo, iniciativas como el conteo de aves que ha realizado el Grupo de Acción Ecológica (GAE) durante los años 2017, 2018, 2021 y 2022 en los sitios Ramsar, como parte de las actividades que desarrollan; de las cuales compartiremos algunos resultados con los lectores, solo para mostrarles algunos detalles de esas experiencias, porque los resultados dependerán de los métodos y los esfuerzos empleado en cada conteo.
Con esta entrega pretendemos destacar la relación numérica de especies de aves, de acuerdos a los conteos citados por el GAE, que tienen cinco humedales ubicados en áreas protegidas y que se encuentran registrados como sitios Ramsar..
En sus reportes el GAE destaca el ave que más impresionó al grupo, al considerarlas emblemáticas de cada jornada, como una manera subjetiva de valorarlas; ya sea por su relación con República Dominicana, el continente americano o con el mundo: porque, como veremos, entre esas aves emblemáticas se encuentran algunas que en tiempo de no reproducción se trasladan por lugares tan lejanos como Alaska y otros confines del continente americano.
República Dominicana cuenta con seis humedales registrados como sitios Ramsar, los cuales fueron visitados por el Gae durante sus jornadas de conteo de aves. En esta ocasión compartiremos con ustedes los avistamientos reportados en el Lago Enriquillo.
El LAGO ENRIQUILLO, fue el primer humedal en registrarse en la lista de sitio Ramsar de la República Dominicana, con 20,000 hectáreas, equivalente a 200 kilómetros cuadrados, de los aproximados 404 kilómetros de toda el área protegida (Ley 202-04), digamos un poco menos que el tamaño de la provincia Hermanas Mirabal. Es el lago más grande de las Antillas y se encuentra a más 40 metros aproximados por debajo del nivel del mar; era un antiguo canal que unía las aguas del mar caribe por lo que hoy son las bahías de Neiba en Barahona (RD) y la de Puerto Príncipe (Haití).
En una visita de conteo del GAE el 15 de diciembre del 2018 se registraron unas 58 especies, siendo el Pato Cuchareta (Spatula clypeata) el ave de mayor impresión ese día para el grupo, por ser: …” un ave migratoria que se distingue fácilmente entre un grupo de diferentes tipos de patos por su pico grande, que se asemeja a una cuchara, de donde viene su nombre en español. Es hermoso y su cabeza verde en los machos, parece con los rayos de sol, un gran diamante de esmeralda”.
El Pato Cuchareta (Spatula clypeata) también ha sido destacado en otros tratados ornitológicos sobre el país, como las informaciones importantes del doctor en aves Steven Latta.
Según Latta et al. (2007), en Aves de la República Dominicana y Haití, el Pato Cuchareta (Anas clypeata) …se reproduce desde el norte de Alaska, Columbia Británica, centro-sur del Canadá: Manitoba y New Bruniswick, hasta el sur de Estados Unidos (California) y el centro de Kansas siguiendo hasta el oeste de Illinois y Massachusetts. En su época de no reproducción se encuentra al oeste de Costa Rica y en los humedales de las Antillas Mayores; por lo que es un motivo para más apreciar la avifauna del humedal Lago Enriquillo.
Sin embargo, en las evaluaciones ornitológicas del Ministerio de Medio Ambiente(2012), contenidas en el Plan de Manejo del Parque Nacional Lago Enriquillo se reportaron 35 aves terrestre y 62 acuáticas; pero, este Pato Cuchareta no se registró en ese entonces.
Entre las aves más destacadas en los diferentes ecosistemas del humedal Lago Enriquillo están, entre otras, el Flamenco (Phoenicopterus ruber) y la Cuchareta (Platalea ajaja), Cuyaya (Falco sparverius), el Carpintero (Melanerpes striatus); así como, el Vencejo de Collar (Streptoprocne zonaris), Pato de la Florida (Anas discors), la Garza Real, (Egretta alba), Garza de Rizos (Egretta thula), Ciguita de Manglar (Setophaga dendroica) petechía) y la Yaguaza (Dendrocygna arbórea), el Bucaro (Burhius biztriatus), el Cuervo (Corvus leucognaphalus) y el Cao (Corvus palmarum), entre otras.
Sí, vemos que aumenta la presencia de aves en nuestra tierra, es un indicador de que estamos mejorando, si hay una disminución es motivo de preocupación.
Como podemos apreciar, el conteo de aves cada vez que visitamos una zona es importante, este no es un trabajo sólo para especialista ni debemos asumirlo porque está de moda como muchos creen, sino que es un asunto de sensibilización (cultural) por los recursos naturales y el amor por la patria; pero, claro está: debemos estar asesorados por habitantes locales conocedores de la materia , ornitólogos o para-ornitólogos, que son los encargados de hacer monitoreos y conteos metódicos para estudiarlas.
Es un compromiso del Estado incentivar y difundir en la sociedad el cambio de la cultura de exterminio y fragmentación de los hábitats de las aves por una cultura de convivencia, cuidado, y de esos santuarios acuíferos que son el hogar de miles de especies de la biodiversidad, tal como señalamos al inicio de estas consideraciones.
Con los monitoreos y censos de las especies de aves de los humedales podemos conocer la cantidad aproximada de las poblaciones y de los individuos, su estado de salud en algún lugar y en un momento determinado; y así poder desarrollar actividades como las del turismo ecológico, con el propósito de preservar especies y cuidar el hábitat de la fragmentación.
Además, urge que los diversos sectores del poder: la sociedad civil, el Estado, los municipios y el empresariado comiencen a verse en las aguas de los humedales como en un espejo, así como el sol o la luna se refleja en ellos: para que comencemos a evaluar el impacto negativo que tienen muchas de sus decisiones sobre estos recursos naturales y aprendamos a atesorarlos como la vida misma.
[i] Verdor, órgano difusor del Equipo Ambiental de la Academia de Ciencia de la República Dominicana. Año 8. No.13. Enero 2018.