Nuevamente se han dado a conocer otras 19 auditorías realizadas por la Contraloría General de la República (CGR) a diferentes instituciones públicas de la presente gestión gubernamental en las que se advierten una serie de irregularidades, vicios y violaciones a los controles internos, a la ley 340-06, de Compras y Contrataciones Públicas; actos de corrupción administrativa, de colusión, distracción y malversación de fondos públicos, entre otras, ascendentes a miles de millones de pesos y no se observa la aplicación de un régimen de consecuencias a los implicados.
El señor presidente de la República Luis Abinader ha instruido al contralor general, Félix Santana García, para que en sustitución de la Cámara de Cuentas, realice y publique en el portal web de la CGR dichas auditorías, dado a que esa institución responsable de la fiscalización externa de los recursos públicos atraviesa por una grave crisis institucional de prestigio, confianza y credibilidad, debiendo todos sus miembros renunciar de la misma, ya que no está cumpliendo con sus funciones. La publicación de dichas auditorías obedece única y exclusivamente a una estrategia de campaña política reeleccionista del presidente de la República, procurando crear una supuesta imagen de transparencia y persecución a la corrupción administrativa en el manejo de los recursos públicos, la cual no es cierta.
Santana García, con ínfula, jactancia, orgullo y satisfacción expresó que por primera vez en la historia, el presidente de la República, preocupado por la transparencia y la persecución de la corrupción administrativa, lo instruyó a publicar todas las auditorias que realiza esa entidad. En dicho informe podemos observar que con dicha publicación el propio contralor general entra en contradicción con la propia institución que dirige, pues se auto incrimina ante el país al dar a conocer sus debilidades como órgano responsable del control interno de los recursos públicos,  por las falencias, los actos de corrupción y las faltas graves que aparecieron en dicha fiscalización, ya que la CGR, y así lo dio a conocer, tiene una Unidad de Auditoría Interna (UAI) en cada institución auditada, las cuales no están cumpliendo con su verdadero rol al permitir todo tipo de violaciones a las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC), a las Normas Internacionales de Auditoría (NIA), a las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), pero sobre todo, a las Normas Internacionales de Contabilidad del Sector Público (NICSP).
Por consiguiente, quedó demostrado que las UAI, o están actuando en confabulación con los incumbentes de las instituciones fiscalizadas, no están cumpliendo con sus funciones; dichas auditorias no fueron realizadas eficientemente o solo fueron para tratar de provocar un efecto publicitario.
Qué sentido tiene colgar en la plataforma de la CGR dichos informes si el presidente de la República, en vez de destituir a dichos funcionarios, aplicar medidas disciplinarias o hacer que estos sean sometidos a la justicia, lo que hace es protegerles, recomendándole como candidatos a diferentes cargos electivos, provocando un flaco servicio a la lucha por la transparencia, a la persecución de la corrupción administrativa y al fortalecimiento institucional. De ahí que las mismas han pasado sin pena ni gloria, pues muy pocos le han dado créditos a las mismas, a pesar de haber utilizado estos argumentos durante su comparecencia en la ONU.