Tal y como fuera expuesto en una entrega anterior, la respuesta dominicana en contra de la toma de agua haitiana del río Dajabón fue el cierre fronterizo total de todas las fronteras con Haití, mientras no se detengan de forma definitiva las obras calificadas de inconsultas y violatorias del Tratado de Amistad de 1929. Con esta medida, el gobierno dominicano supeditó cualquier consideración de índole comercial, migrataria u otras, a la seguridad nacional.

I.c En contra de la contra

El primer ministro Ariel Henry ripostó de primero, desde la palestra haitiana. Lo hizo, tanto en nota oficial, como ante la Asamblea General de Naciones Unidas, desde donde rectificó su posición oficial sobre el altercado del agua de la discordia. Haití.

"Puede decidir soberanamente sobre la explotación de sus recursos naturales… Al igual que la República Dominicana, con la que comparte el río Masacre, tiene pleno derecho a realizar capturas (tomas de agua) allí, de conformidad con el acuerdo de 1929. El Gobierno de la República de Haití tomará todas las medidas necesarias para proteger los intereses del pueblo haitiano"[1].

El funcionario respondió así las palabras del presidente Abinader, tanto a inicios de septiembre, como durante la comparecencia de ambos en la 78 Asamblea General de la ONU, respectivamente, el 18 y el 20 de septiembre 2023.

La posición del primer ministro resultó ser una atinada clarinada a la unidad de todo un pueblo, ante un reconocido contrincante -¿enemigo?-común: el dominicano. Varias asociaciones de campesinos y otros grupos comunitarios se apropiaron a la franca del proyecto del canal, y este rápidamente se convirtió en una causa nacional, apoyada indistintamente por pandilleros notables de Puerto Príncipe, así como por la diáspora haitiana; y, todos ellos, sin entrar en clarificaciones y bizantinismos políticos como los que se oyeron del otro lado de la frontera isleña.

Desde ese momento, las cicatrices mundanas retomaron su verdadera envergadura maniquea. Los buenos, de un lado, y del otro, los malos. Mientras del lado dominicano no faltaban quienes cuestionaran la prudencia de las decisiones gubernamentales, por desproporcionadas e ineficaces, del lado haitiano se gritaba con determinación y bravura, como en Fueteovejuna, todas a una, abajo la prepotencia dominicana. 

I.d Nuestra actualidad histórica

El calendario se adentraba en el mes de octubre y la celebración terminó siendo a partida doble. En efecto, de manera prácticamente coincidencial, las autoridades dominicanas anunciaron la flexibilización del cierre de los mercados municipales fronterizos de Dajabón, Elías Piña, Jimaní y Pedernales; y, de su lado, la parte haitiana -pletórica por su logro de resistir las sanciones dominicanas, sin doblegarse ante ellas- informa la conclusión de sus obras en el río Masacre, resistiendo exitosamente la presión a la que se ven sometidos por el cierre total de fronteras.

Aquellos, boyantes, festejaban la finalización de la habilitación de la toma de agua en La Vigía. Y los otros, después de varias semanas de trabajo, especificaban que el desvío del Masacre lo habían realizado exitosamente y, por ende, ahora podrían trabajar en la cabecera del canal, cosa esta que se les había dificultado debido a las crecidas que venía presentando el afluente[2].

Justo en ese contexto de contrapuesto alborozo, la nueva realidad fronteriza pasa a ser contrapunteo o cacareo dominico-haitiano de parte de autoridades y sus respectivos opinadores nacionalistas.

El 9 de octubre del año en curso, la parte dominicana informa las siguientes disposiciones:

  1. A través del Banco de Desarrollo y Exportaciones (Bandex) activará un fondo para financiar un amplio programa de mecanización agrícola para reducir la contratación de trabajadores inmigrantes indocumentados.
  2. Reforzará la militarización de la frontera para hacer más difícil aún el acceso a nuestro territorio a los pandilleros que huyan de la fuerza multinacional.
  3. Mantendrá el cierre migratorio de la frontera, de manera indefinida, para impedir el tránsito de personas desde territorio haitiano.
  4. Extenderá indefinidamente la suspensión de la entrega de visas a ciudadanos haitianos.
  5. Prohibirá la exportación de productos electrónicos, cemento, varillas y otros materiales de construcción para evitar que se construyan estructuras que amenacen nuestros activos medioambientales.
  6. Habilitará Corredores Comerciales Provisionales (CCP), con estrictas medidas de control militar y registro biométrico obligatorio, en las provincias de Dajabón, Elías Piña, Independencia y Pedernales, para facilitar el comercio de productos esenciales dominicanos como alimentos y medicinas, especialmente para los infantes.
  7. Instruirá a la Consultoría Jurídica la redacción urgente del reglamento operativo de la Ley 216-11 sobre mercados fronterizos, para garantizar elevados niveles de seguridad.

A contracorriente, Haití replica con un clásico todo o nada; léase bien: todo o nada, mientras no decida todo lo contrario. Fue en ese marco de referencia que consideró como inaceptable la propuesta de la parte dominicana, es decir, reabrir parcialmente la frontera terrestre por medio de los anunciados CCP.

Sólo se considerará apropiada una solución que permita el reparto equitativo de los recursos hídricos, la normalización de las relaciones entre los dos países y la vuelta de la circulación de personas y bienes en ambas partes” [3].

La situación así, la apertura migratoria de la frontera, y no olvidar la de los consulados, aparecen ante la opinión pública puestos en la balanza y con el mismo peso relativo al de la actividad comercial. Equivalentes, aun cuando de esa actividad hoy por hoy depende la sobrevivencia alimenticia de buena parte de la población haitiana, sin por ello olvidar que beneficia con creces a los productores y exportadores dominicanos.

Como quien dice, reforzando la posición oficial haitiana, incluso miembros de la comunidad de Ouanaminthe llegan a sentirse -o a estar- tan empoderados que ponen sus condiciones particulares a la pretendida normalización de las relaciones binacionales. Su justificación es elocuente: “Entre une frontière fermée et une frontière empoisonnée, le peuple choisira le moindre” (“Entre una frontera cerrada y una frontera envenenada, el pueblo escogerá el mal menor.” )[4]

[1] Ver, https://video.search.yahoo.com/search/video?fr=aaplw&ei=UTF-8&p=palabras+de+en+la+asamblea+ge+neral+de+la+onuariel+henry+Ariel+henry+en+la+onu#id=1&vid=63225512d1f7404d86d61ce05e7de24e&action=click

Entre las tomas de agua dominicana aludidas en el texto citado están: el acueducto viejo de Dajabón, el de Castellar, el de la Ciénaga, los canales de Juan Calvo, La Vigía/La Aduana, las presas La Piña y la de Cabeza de Caballo. También están registrados otros sistemas de riego menores que se nutren del río Dajabón como El Veterano Cero, El Veterano I, El Coco y Los Hermanos Socía; todos son canales rústicos y de baja capacidad.

[2] Ver, https://cdn.com.do/nacionales/video-haitianos-desvian-tramo-del-rio-masacre-en-dajabon/

[3] Javier Flores: Haití no acepta reapertura parcial”; en, Listín Diario, 10 de octubre 2023. https://listindiario.com/la-republica/gobierno/20231010/haiti-pone-condiciones_776721.html

[4] AlterPresse: “Ouanaminthe pose ses conditions pour la réoverture de la frontière et appelle à de ouvelles relations”; 11 de octubre 2023. https://www.alterpresse.org/spip.php?article29752

Ouanaminthe pose ses conditions pour la réouverture de la frontière et appelle à de « nouvelles relations

Ouanaminthe pose ses conditions pour la réouverture de la frontière et appelle à de « nouvelles relations