En un mundo tan competitivo y globalizado donde todo avanza a una rapidez no antes vista, todo profesional enfrenta grandes retos y visualiza metas y entre una de las primeras es desarrollarse y elevar su carrera o su oficio. Pero como en todo en la vida, debemos ir por etapas, siguiendo procesos con coherencia pues nadie debería correr antes de gatear como comúnmente se dice y quien lo hace por motus propio o por imposición de otro, más temprano que tarde tiene un alto riesgo de estrellarse y accidentarse a si mismo y/o a quienes les rodean.
Una de las teorías o de los principios que todo profesional, sobre todo desde sus inicios y en su etapa de despegue debería acuñar o tener como máxima son las 4E, y estas son: educación, experiencia, exposición y elegancia. Estas 4E también vienen del idioma inglés como education, expertise, exposure and elegance.
Paso a definir, educación, no es más que tener la formación adecuada sobre la profesión, área u oficio que desempeñemos o anhelemos desempeñar, procurando oportunamente actualizarnos ya sea a través de la academia o por las vías que tengamos acceso. Experiencia, es ir dando pasos en la escalera, subiendo peldaños que nos permitan comprender y complementar nuestra formación (educación) con la práctica, además de las competencias o habilidades blandas que se desarrollan a medida que interactuamos en ambientes de trabajo como la comunicación, la flexibilidad, el liderazgo, la motivación hacia los demás y la automotivación, la paciencia, la persuasión, la capacidad de resolver problemas, entre otras habilidades que son de suma importancia para ser un profesional completo, obviamente esto sumado a las habilidades duras que nos vienen dadas por la ciencia, por la formación. La exposición, tal como se define es la acción de exponer una cosa para que sea vista, es darse a conocer, hacer networking es decir tener redes de contactos, participar en gremios, reuniones, en medios si es posible, ser parte de alguna comunidad profesional, es crear tu nombre y que sea parte de un núcleo, de un ecosistema. La cuarta E, la elegancia, es poseer o desarrollar rasgos pulcros en la manera en que nos presentamos ante los demás, ante la sociedad, no sólo pulcritud y coherencia en la imagen con lo que deseamos proyectar según nuestra carrera u oficio, sino también pulcritud y coherencia en la manera de conducirnos, en nuestro comportamiento, en nuestras palabras, en los entornos en los que participamos.
Aunque no hay una única receta para dar pasos hacia el desarrollo y éxito profesional, sí hay principios básicos que todo el mundo debería seguir pues reitero correr debe llevar un proceso, gateo, camino y luego corro; volar las etapas es obviar el fuego que convierte a la roca en diamante, aunque todas sean piedras, sin la naturaleza y el debido proceso, no todas son preciosas.
Algunos meten huevos entre los pollos, con el riesgo de ser picado, pisoteado, impactado. Empollar o incubar, crecer y luego correr o tener alas para volar.