Siempre será de alto interés la remodelación y mantenimiento del Santo Domingo antiguo, asiento de la primera metrópoli colonial de América. Se debe ponderar que esta muy histórica localidad es de utilidad no solo en el ámbito turístico, sino para los moradores de la zona, barrios periféricos y dominicanos en general. Aspecto ignorado por las autoridades a cargo de los trabajos de remodelación, que se empeñan en priorizar peatonizar las vías que abordan dejando un solo carril angosto para el tránsito de vehículos, y sin espacios para estacionamientos, como ha ocurrido hasta ahora con las cuadras abordadas en las calles Arzobispo Nouel, Las Mercedes y Salomé Ureña, y parece será el destino inexorable de las demás. ¿Y los dominicanos caeremos en paracaídas?
Se debe advertir el alto volumen de circulación vehicular por la calle Las Mercedes, que heredó una sobrecarga de circulación de este a oeste desde los tiempos que la calle Del Conde fue peatonizada.
Con mucha propiedad el investigador histórico Juan Llado, en su columna en Acento, externaba una sana preocupación por el perjuicio que ha sido sometido el local de la Academia Dominicana de la Historia, con el ensanchamiento de las calzadas y la estrechez para los vehículos circular y parquearse.
Esa entidad es una de las instituciones más activas en la zona, promoviendo conferencias y paneles semanales en torno a la historia dominicana, con la asistencia de un significativo público. El lado derecho de la cuadra, siempre ha servido como perímetro normal de estacionamientos a los asistentes a esas actividades, también las calles laterales Duarte y 19 de marzo, que esperan su turno para ser estrechadas.
A esto se añade que desde hace muchos años fue eliminada sin ninguna explicación la biblioteca del Ayuntamiento frente al parque Duarte (antigua escuela Normal) y que ahora podría quedar aislada la valiosa biblioteca de la Academia de la Historia, situada en la capilla de La Soledad, al lado de la iglesia de Las Mercedes.
Este inconveniente no solo afecta a la Academia de la Historia sino a todos los transeúntes de la zona, así como casas de familias, negocios, iglesias y escuelas como el Liceo Argentina y el Instituto Salomé Ureña, de por si con muchas dificultades para parqueo por la estrechez normal de sus calles y por la carencia de una aceptable cobertura de garajes públicos y privados en toda la zona intramuros. Este proyecto que se realiza con un préstamo de 100 millones de dólares, no toma en cuenta a la población criolla que finalmente será quien pague el costo de esos trabajos.
Existe un parqueo público en la calle Vicente Celestino Duarte próximo a la Plaza España, conocido como el Parqueo de La Atarazana, otro en la Arzobispo Meriño esquina Padre Billini, ambos no pueden recibir todos los vehículos que requieren aparcarse por esta importante área de la zona baja de la Capital.
Desde hace tres años se “anunció” la construcción de un gran parqueo próximo a la Puerta de San Diego, en la avenida Coronel Francisco Caamaño, hasta ahora solo es un “anunció”. El garaje Del Conde (que tenía cuatro niveles) a cargo del Ayuntamiento del Distrito Nacional fue demolido por fallas en su estructura, me imagino que el nuevo edificio de estacionamientos podría estar disponible para la próxima campaña electoral municipal.
En todo el perímetro del Santo Domingo Colonial y Ciudad Nueva, han convertido el área en un verdadero pandemónium, para cualquier ciudadano residente o no aparcar su vehículo en tan importante espacio urbano.
No objetamos el remodelamiento, es muy trascendente para el desarrollo turístico, sin dudas. Pero también es esencial la asistencia de criollos para abrevar el significado histórico del área, que parece no preocupa a las autoridades a cargo de las obras.
Además se debe tomar en cuenta que esta zona es primordial para el desenvolvimiento del tránsito normal no solo de sus habitantes, sino de muchos munícipes asiduos al lugar y otros que utilizan estas vías provenientes de la zona oriental a través de los puentes Mella y flotante y de la zona norte bajando por la Vicente Noble y conectando con la avenida Coronel Francisco A. Caamaño y la arzobispo Meriño. Ya tenemos demasiado con playas que son prácticamente inaccesibles para los dominicanos, porque su preferencia exclusiva es el turismo.
Bajo ningún concepto cuestionamos el turismo como una prioridad nacional para el desarrollo, estamos de acuerdo que esta área tiene un valor histórico trascendental en esa rama comercial e intelectual. Un importante ejemplo fue cuando el actual presidente de Estado Unidos Joe Biden nos visitó en funciones de vicepresidente de su país para junio de 2014, un viaje de menos de 48 horas, decidió entre sus prioridades conocer nuestra zona colonial. De igual modo el presidente de España, Pedro Sánchez en su visita de 2019 también visitó el área. La primera ciudad colonial de América siempre será un atractivo para el turismo, pero las autoridades no pueden obviar que por ese lugar también circula gente criolla, y no deben imponer tantas trabas para su libre tránsito y estacionamiento.
No se trata de bosques o playas inhabitados que se pueden realizar proyectos al margen de las necesidades de la ciudadanía. No hagamos odioso el turismo que tanta jerarquía tiene para la economía nacional. Sin exclusiones baladíes, los dominicanos podemos compartir esos espacios con los turistas.