Desde mi observatorio de la Ciudad Primada de América me dirijo, en mi cuarta crónica, a todos mis improbables lectores para hablar de algo que me toca muy de cerca. Me refiero a la vocación por la escritura.
Es de todos sabido que aquel que dedica su vida a la escritura (sea cual sea el género o la tipología a la que se dedique) es una persona abnegada: dedica buena parte de su tiempo a una afición que se convierte en una obsesión para transitar los caminos del ensueño hasta llegar a una auténtica obligación que uno mismo se impone. Es por ello que no todo el mundo sirve para ser escritor. Por ello no considero que pueda concebirse la escritura, en sí misma, como un trabajo (a priori).
En tanto que solo algunas personas tienen la capacidad auténtica de dedicarse a la escritura (ya que hay que tener una serie de cualidades personales determinadas) solo aquellas pueden llegar a desarrollar dicha actividad con fines económicos. Al ser, ante todo, una vocación, su fin laboral es solo una consecuencia natural para aquel que tiene la plena capacidad de escribir. Por ello fundamento que no puede concebirse, de manera categórica, como un trabajo al uso.
Como autor de más de 500 publicaciones (de diverso enfoque, tipología y formato) soy muy consciente de lo que les hablo. Así que les pido que, al menos, me den el beneficio de la duda cuando les afirme algo en la presente columna.
Ahora quiero aprovechar para reflexionar sobre las cualidades o virtudes que, en mi opinión, debe tener todo auténtico escritor:
1º-El placer por la lectura: Una persona que no le guste leer jamás podrá escribir bien. La capacidad de saber escribir correctamente nace del ejercicio de la lectura, el desarrollo del razonamiento crítico y del entrenamiento constante del intelecto. No es posible, por tanto, escribir bien si uno no está acostumbrado a leer.
2º-La Perseverancia: En algún momento la persona que tiene el deseo innato de querer dedicarse a escribir tendrá que enfrentarse a un gran dilema: No sólo basta con querer escribir, aunque la escritura sea algo que se nos dé bien. El que quiere dedicarse a escribir debe estar dispuesto a comprometerse a escribir constantemente y entregar todas sus energías disponibles al ejercicio de la escritura, a pesar de que en ocasiones no tenga inspiración o no le apetezca escribir. Es el precio que hay que pagar por una vocación que es exigente y que no te asegura una recompensa inmediata y ni siquiera lejana.
3º-El Tiempo: Unido al punto anterior se debe tener tiempo. Aunque tengamos la disposición de dedicarnos a la escritura si nuestra vida y nuestras obligaciones no nos permiten tener el tiempo para escribir estaremos condenados al fracaso. El tiempo es para la escritura un instrumento indispensable: Escribir, revisar y volver a revisar (cuantas veces considere oportunas), corregir y volver a corregir, adaptar el estilo, modificar algún aspecto del contenido y otras tantas posibilidades que surgen en el proceso de redacción y edición.
4º-La Soledad: Si uno debe dedicar mucho tiempo a la escritura debe tener presente que su vida será la de un “monje solitario”. El escritor está escribiendo y cuando no lo hace está presentando sus obras o participando en actividades relacionadas con su pasión por la escritura (charlas, coloquios, presentaciones, talleres, seminarios, entrevistas, etcétera). A pesar de eso, el escritor puede ser una persona muy sociable (ello lo demuestra cuando está en contacto con su público y las personas con las que se relaciona) pero debe imponerse dedicar un tiempo limitado a socializar y relacionarse con los demás ya que la vocación por la escritura le reclama. Por ello, se impone la soledad.
5º-La Imaginación: Se escribe sobre lo que se conoce o sobre lo que se imagina. Una persona que no tenga imaginación jamás podrá ser un buen escritor.
6º-La Curiosidad y la observación: Para escribir sobre la realidad que le rodea el escritor debe ser, ante todo, una persona curiosa. Ve la realidad de una manera distinta al resto de las personas y es capaz de reflexionar sobre aspectos que otras personas ni siquiera reparan en ellos.
7º-La necesidad de escribir: Antes que la fama, el dinero o cualquier otra cosa mundana, el buen escritor escribe porque tiene la necesidad de escribir. Si nos fijamos, todos los grandes escritores se iniciaron en la escritura por pasión a la misma y no pensando en que fuesen a destacar o hacerse ricos con ello. Por lo anterior, el que no necesite escribir para sentirse bien es difícil que llegue a sobresalir en el ámbito de la escritura.
Podría decir más cosas sobre las cualidades que debe tener todo escritor, pero considero que he dicho las fundamentales.
Por otro lado, no animo a nadie a que se aventure en la escritura si piensa que es un camino sencillo. Por el contrario, sólo animo a aquellos que no les importe sortear miles de obstáculos para adentrarse en una hermosa vocación.
En el siglo XXI es más difícil que en siglos pasados encontrar personas que tengan las cualidades para ser un auténtico escritor. El tipo de sociedad y de vida actual limitan el tiempo, la paciencia, el compromiso y todas aquellas virtudes que le son propias a los escritores.
Todo lo que se salga del texto que entra en un tuit (un máximo de 280 caracteres) es considerado “Anatema”.
No crean que soy pesimista, si así lo fuese no podría ser escritor. No les queda la menor duda. Con todo, mi optimismo no puede eliminar de mí la capacidad de ser crítico y analizar la realidad que nos rodea. Es mi compromiso con todo aquel que me lee y es mi deber como escritor.