¿Cuál es el sentido de la vida?

Lo raro, lo paradójico, lo extraño, lo incierto, el destino, el azar. Lo absurdo, lo inefable y todas aquellas palabras que “intentan” “explicar” la vida.

Aunque resulte contradictorio, yo pienso que si la vida tuviera sentido no tendría sentido vivirla.

¿Cómo explicar lo predecible? ¿lo previsible? ¿cómo tomaríamos lo inminente? ¿qué sentido tendría saber todo lo que nos sucederá desde el nacimiento hasta la muerte?

El hombre se ha empeñado, desde el principio mismo de las cavernas, en encontrarle una razón a su existencia sin lograr el éxito. Todo lo que ha creado, religiones, mitos y leyendas, siguen siendo especulaciones conservadas en su subconsciente.

Sostengo que “alcanzar” la iluminación en nuestro estado “humano” solo nos llevaría a un estado perenne de locura, ya que “resolver” todas estas ecuaciones cuánticas en las que estamos inmersos fundiría nuestro cerebrito al que ni siquiera podemos entender.

Estamos, posiblemente, en el estado más impuro de la vida, en su forma más vulgar y mezquina. Lo más bajo de la cadena mental e infinita en donde “mostramos” lo peor de nosotros… algo así como el culo.

Aquí desarrollamos ambiciones, egos, posturas, arrogancias, mentiras, calumnias, ansias y todo lo malo que se le pueda a usted ocurrir. Logramos soportar todo eso porque gozamos, también, de sus contrarios.

Sin embargo, no dejamos de ser la letrina universal de toda las galaxias conocidas y por conocer. ¿De qué otra forma podríamos definirnos si en más de dos millones de años de presencia terrenal todavía no logramos ponernos de acuerdo?

Todavía nos peleamos por todas las cosas materiales cuando ¡nadie! se ha podido quedar con nada. Parecemos niños peleándonos por definirnos como parte exclusiva de un pedacito de tierra y hasta le ponemos bandera y le damos una “nacionalidad” ¡impresionante!

La tierra está llena de banderas, territorios exclusivos de grupos que además suelen decir lo mismo: ¡estas son las tierras mas bonitas del planeta! ¡somos lo mejor del mundo! ¡nuestro lenguaje es el más “romántico”! y vente mil pendejadas más…!F!

Solo me da con reírme, ¿qué otra cosa puedo uno hacer ante tanta ridiculez? La vida, esa que suele pasarnos por encima y borrarnos del mapa, nos despertará en otras latitudes donde “tal vez” podremos ver lo ignorantes que fuimos al entrar en este juego sin ganadores.

La única ganancia que podríamos adquirir mientras estemos vivos sería la de hacer consciencia de donde estamos y hasta cuando…

Un planeta libre de etiquetas y privilegios en donde lo único aceptable sería motivar el bien y la felicidad de todos, tal vez distorsionaría esa “ecuación” habilitada para aplicarse a esta dimensión.

Dejaríamos de ser la cloaca espiritual o por lo menos tendríamos un retrete “más fino” más confortable, quise decir.

La vida más allá de la muerte quizás tenga un sentido más definido que esta. O quizás sea un enredo mayor y mucho más complicado. En la secundaria nunca fui bueno con el álgebra; imagínense bregar ahora con geometría sagrada…

Tengo la sospecha que a mi contradicción de “si la vida tuviera sentido, no tendría sentido la vida” solo le faltarían unas cuatrocientas millones de ecuaciones entrelazadas con otras similares para darla por errada…

La vida sí tiene un sentido, pero no es el que usted o yo pensamos. Está en lo bueno y lo malo que nos pasa. En lo que nos ocurre y lo que hacemos ocurrir. En la invisibilidad de las cosas y en las que percibimos.

Perdemos el tiempo en buscarle sentido a lo que nos está vedado en este estado. Lo incontrolable, lo indetenible, lo trazado, no fue escrito por nosotros, pero sí para nosotros.

¿Quién tiene tiempo para escribir tantas pendejadas para cada uno de nosotros? A eso le hemos llamado Dios y hay se las dejo.

Lo paradójico es que para “encontrarle” sentido a esta vaina tengamos que morirnos primero… ¿y entonces, qué sentido tiene la vida? ¡salud! mínimo caminero