Se ha planteado la independencia del Ministerio Publico como la principal causa de reforma a nuestra carta sustantiva, y como la conquista fundamental del pueblo dominicano en el actual sistema de justicia. Frente a la inminente reforma hay quienes han planteado que la modificación constitucional, necesaria para la causa, tiene por propósito encubierto otras razones de carácter más político que institucional, pero no necesariamente la de transformar el sistema judicial. Desde nuestro punto de vista, reformar la constitución para “independizar” el Ministerio Publico es innecesario, en virtud de que ya la constitución del año 2010 dota de autonomía funcional a los fiscales y de objetividad a las labores de investigación. Este principio, fundamentado en la constitución, se consolida con la ley 133-11; ley orgánica del Ministerio Publico.
Las reformas más urgentes que amerita el Ministerio Publico son las que tienen que ver con la gerencia interna y la reivindicación de derechos de aquellos profesionales que forman parte de la carrera fiscal. A fin de debatir lo que corresponde hacer con el Ministerio Publico no se ha tomado en cuenta hasta el momento al cuerpo fiscal que labora diariamente en la institución y que tienen, por razones obvias, experiencia y conocimiento de causa.
Una de las cuestiones a tomar en cuenta en lo que sería una verdadera reforma al Ministerio Publico es el sistema de ascenso dentro del órgano fiscal. Se dice que para un fiscal ascender dentro de la estructura institucional deben reunirse condiciones como la de tiempo en función, méritos y buena conducta, sin embargo, ninguno de esos criterios han sido tomados en cuenta para efectuar los pocos ascensos que se han hecho en los últimos 10 años. De hecho, los pocos ascensos publicados en la última década se han decidido discrecionalmente, favoreciendo a fiscales de menos tiempo sobre otros que llevan años sirviéndole, con méritos sobrados, a la institución.
Para los fiscales, la carrera del Ministerio Publico tiene valor única y exclusivamente por el carácter de inamovilidad que caracteriza a la función, pero cuestiones como salarios justos, seguridad en el ejercicio, concesión de beneficios, y garantía de crecimiento siguen siendo un grave problema en la institución. Al pasar los años, como se ha vuelto costumbre la desconsideración al fiscal, dentro de la institución se ha generado una especie de abultamiento que hoy día resulta insostenible: fiscalizadores en función de procuradores fiscales sin esperanzas de que sus años sean reconocidos, procuradores fiscales dirigidos, en algunos casos, por fiscalizadores, fiscalizadores en procuradurías de corte, irregularidad en el sistema de servicios consignados en la ley, deterioro de muchas de las instalaciones físicas de las fiscalías, y anomalías salariares que incentivan el desasosiego y la desesperanza.
No hacen falta reformas a la constitución dominicana para adecentar al Ministerio Publico; lo que sí hace falta es la voluntad gerencial de cumplir cabalmente con las disposiciones de ley y cambiar el modelo gerencial que hasta ahora, para mal del cuerpo fiscal, ha venido en detrimento de los agentes del Ministerio Publico.