En la universidad, muchos alumnos le preguntan a su profesor: “¿Para qué sirve la filosofía?” La respuesta casi siempre consiste en una justificación de la utilidad del saber filosófico. Pero la pregunta podría tomarse como excusa para hacer un ejercicio filosófico: reflexionar sobre el sentido de la pregunta misma, cuestionar el supuesto que motiva la interrogante. Las preguntas importantes no son neutrales, presuponen unos prejuicios no analizados y de los que se derivan unas consecuencias para la vida ciudadana.

Dicho supuesto es que el valor de la filosofía, como el de cualquier actividad, depende de la utilidad que proporciona, y la utilidad apunta al beneficio material que proporciona. En este caso, hacer el cuestionamiento conlleva poner en tela de juicio el presupuesto fundamental que rige las actuales sociedades de mercado. ¿Por qué todas las actividades, incluyendo las relacionadas con la búsqueda del saber, deben ser útiles? ¿Acaso no existen actividades cuya utilidad es otra, no relacionadas con el beneficio inmediato, pero fundamentales para tener una buena vida? ¿Qué es una buena vida? ¿Se reduce a poseer bienes materiales?

Estos cuestionamientos se visualizan en La utilidad de lo inútil, el texto del filósofo, recién fallecido, Nuccio Ordine. En esta obra, Ordine, Premio Princesa de Asturias de Humanidades, un erudito que dedicó su vida a mostrar la importancia de los saberes humanísticos, aborda la necesidad de reformular el paradigma que reduce el conocimiento a una mera actividad mercantil y subraya la necesidad de unos saberes basados en la gratuidad y el desinterés, actividades cuya finalidad es “el cultivo mismo del espíritu humano y su desarrollo cívico y cultural”.

En otras palabras, saberes que nos permiten desarrollar capacidades ciudadanas sobre la base del legado histórico y cultural de la humanidad sintetizado en los clásicos, saberes que “nos hacen mejores”, no porque nos convierten en competidores más hábiles, sino porque nos permiten cultivar más empatía, capacidad dialógica, sensiblidad social y horizontes más amplios de comprensión.