Manuel Salazar refiere que el término “izquierda” proviene de la revolución francesa cuando se relacionó con opciones políticas que propugnaban un cambio político y social, mientras que el concepto “derecha” quedó asociado a las que se oponían a dichos cambios. El lugar donde se sentaban los diputados que apoyaban o no leyes a favor o en contra de la monarquía en las sesiones de la Asamblea Nacional de Francia en tiempos de la revolución de 1789,marcaron para el futuro una concepción que respondía a las condiciones del debate que se producía en esa época revolucionaria, pero que no tienen vigencia alguna en el mundo de hoy cuando tras 232 años se han producido profundas trasformaciones económicas, políticas y sociales en el Planeta Tierra que han significado mutaciones en el devenir de la acción y el pensamiento político.

En este ámbito, se debe considerar que el basamento fundamental sobre el que se sustentaba el pensamiento revolucionario de aquella época eran las ideas republicanas y la democracia por oposición a la monarquía y el absolutismo. La burguesía naciente encarnaba las ideas de progreso, libertad, igualdad y fraternidad, algunas de las cuales también están caducas, no porque hayan perdido validez, sino que, por haberlas despojado de su contenido transformador, resultan vacuas y excluyentes.

El termino fue evolucionando con el tiempo, comenzó a vincularse con el liberalismo y posteriormente con el socialismo democrático y el laborismo hasta llegar al “socialismo científico de Carlos Marx y Federico Engels.

Así mismo, a la izquierda se le comenzó a asociar con las luchas sociales de los obreros en favor de mejores condiciones de vida y trabajo. En los siglos XIX y XX las ideas de izquierda se asociaron a la revolución y lucha de clases contra toda explotación y alienación de los trabajadores y los pueblos, pero también, a las de reformismo en un debate inacabado que aún hoy tiene presencia y no solución.

De la misma manera, el paradigma de progreso y progresismo como su consecuencia tan en boga en la actualidad, tuvo su origen en la Europa Occidental también el siglo XIX. Se le asoció indistintamente con revolucionarios y reformistas en tanto unos propugnaban por una transformación estructural de la sociedad capitalista, y otros, solo algunas variaciones, algunos remendaos y parches que condujeran a mejoras en el marco del sistema capitalista e imperialista.

Debe decirse que toda esta terminología ha ido evolucionando en el tiempo (en particular la relacionada a los conceptos de izquierda, revolución, reforma, progreso, progresismo) cuyo origen-como se dijo-se remonta al siglo XIX.

Cómo surge la izquierda en Dominicana?

Maximiliano Gómez (El Moreno) en momentos en que era conducido al Palacio de Justicia por agentes de la Policía Nacional en el año 1970

La izquierda en la República Dominicana surge como una respuesta a las condiciones de desigualdad social, política y económica que marcaron el país durante el siglo XX. Sus orígenes están vinculados a las luchas obreras y campesinas a principios del siglo, influenciadas por las ideas socialistas, anarquistas y Marxista que llegaban desde Europa y América Latina.

Durante las dictaduras de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) y Joaquín Balaguer (1966-1978), las organizaciones de izquierda enfrentaron una brutal represión, pero lograron mantenerse activas en la clandestinidad. Tras el asesinato del tirano Trujillo, la izquierda emergió con fuerza en el escenario político, especialmente durante la Revolución de Abril de 1965, cuando grupos progresistas y revolucionarios lucharon por el retorno al poder del Presidente Constitucional profesor Juan Bosch. Aunque fue diluidas por la persecución, asesinatos y desapariciones forzosas durante los doces años del Balaguer ismo.

¿Cómo emerge como líder de la izquierda Maximiliano Gómez, El Moreno?

Maximiliano Gómez, conocido como “El Moreno”, emergió como líder destacado de la izquierda en la República Dominicana durante un periodo de intensa agitación social y política en la década de 1960.

” El Moreno,” fue un dirigente revolucionario que trascendió más allá de la fila del Movimiento Popular Dominicano (MPD) por su visión estratégica sobre la unidad de las fuerzas de izquierda en su contexto marcado por la polarización ideológica y la represión política. Su pensamiento sobre la unidad de la izquierda era profundamente pragmático, ya que entendía que solo mediante una coordinación efectiva y el abandono de sectarismos se podían enfrentar los desafíos impuestos por el régimen prevaleciente.

Maximiliano Gómez creía que las fuerzas de izquierda debían priorizar las metas compartidas, como la derrota del régimen Balaguerista de turno, la justicia social, la igualdad y la soberanía nacional, por encima de diferencias ideológica menores.

Para “El Moreno”, las divisiones internas debilitaban la capacidad de la izquierda para construir una oposición sólida frente al imperialismo y a los regímenes autoritarios. “La fragmentación era un obstáculo para el cambio estructural”, decía Gómez.

Construcción de alianzas amplias: Proponía una visión estratégica que incluía a sectores más allá de los tradicionales de izquierda, como el wessinismos y los oligarcas cívicos, así también los movimientos sociales, campesinos, sindicales y otros actores progresistas.

Formación ideológica: Gómez insistía en que la unidad no podía ser superficial; requería una base ideológica sólida que guiara las acciones conjuntas y fortaleciera la cohesión frente a las adversidades.

Relevancia en el contexto actual

En la actualidad, el pensamiento de Maximiliano Gómez sigue siendo pertinente, ya que la izquierda hoy enfrenta desafíos similares. Fragmentación interna, debilidad organizativa y poca incidencia en la sociedad. A menudo, las fuerzas progresistas y de izquierda están divididas en torno a diferencias de matices ideológicas o estratégicas, lo que limita su capacidad de general cambios significativos. La insistencia de Gómez en superar estos conflictos internos sigue siendo una lección clave.

En un mundo con crisis globales (climática, económica, de derechos humanos), la izquierda necesita construir coaliciones que incluyan a movimientos feministas, ambientalistas entre otros actores sociales. Esto refleja la visión de Gómez de sumar fuerzas para enfrentar el sistema dominante.

En un contexto donde la globalización neoliberal y las tensiones geopolíticas afectan la soberanía de los países en desarrollo, las ideas de Gómez sobre el antiimperialismo resuenan con los movimientos actuales que buscan mayor autonomía y justicia económica. Si bien “El Moreno” vivió en un contexto distinto, su llamado a la formación ideológica, cuando decía: “no nos preocupemos por tan solo engrasar el faz mecánico, sino sobre todo el faz ideológico”, puede aplicarse hoy en la alfabetización digital y el uso de herramientas tecnológicas para fortalecer la cohesión y el alcance del movimiento de izquierda.

En resumen, el pensamiento de Maximiliano Gómez sobre la unidad de la izquierda se mantiene vigente como recordatorio de que la coordinación, la inclusión y el pragmatismo son esenciales para construir un movimiento vigoroso de transformación en un mundo que sigue enfrentando desigualdades profundas.