-A mi amigo y colega, Mtro.Faustino Collado-

La historia existencial de la UASD, nos confirma que es una academia que ha pasado por diferentes etapas del convivir histórico de nuestro país.

No es mi idea exponer aquí la vida anárquica de la, entonces, Universidad de Santo Domingo (1930-1965/ -1966/1978), asumiendo cambios radicales en su estructura administrativa y en su funcionamiento institucional, con el Movimiento Renovador (1966).

La UASD ha demostrado ser una academia dispuesta a recibir y a responder a cambios.

Ahora bien, esos cambios se dan, cuando hay líderez universitarios dispuestos a emprender y a sostener esos cambios, apoyados por las autoridades de turno.

Iniciemos ya. Que el discurso no se quede en el aire. La UASD es una institución de y para cambios, pero necesita de nosotros y de autoridades que hagan de su decir, un hacer.

Es el momento ya, de continuar con las transformaciones de la UASD, adecuándola a los nuevos tiempos, sin las politiquerías de faranduleros…y sin convertirla en centro de las aspiraciones partidistas de ningún partido política, ni de ningún gobierno.

Iniciemos ya con los cambios prometidos…porque cuatro (4) años, no alcanzan.

Los cambios significativos en una academia, deben iniciar por una revisión inmediata de su base curricurricular y de su oferta programática, la que debe responder a las necesidades de nuestra nación y a las exigencias de este tiempo cibernético y de continuas transformaciones.

No es suficiente presentar beneficios materiales y de oportunidades de préstamos y adquisición de vehículos a los empleados y a los docentes. Eso es muy importante, es necesario, pero lo más urgente en la UASD, cómo academia, debe estar centrado en las adecuaciones académicas, en las transformaciones de su sistema de investigación y en su oferta de cuarto nivel.

Hay que darle sentido y soporte institucional a la carrera de postgrado, dar mayor apoyo y soporte aplicativo a las investigaciones y volver a acercar a la UASD, a los campos del país, desde la extensión.

Usted me dirá, pero espere los 100 días, y yo te digo, hay que poner en acción lo ofertado, porque lo prometido es deuda, y, las deudas, se cumplen. El país espera.