Recientemente, el Consejo Nacional de Educación Superior, conocido como CONESCYT, aprobó una resolución para que las universidades, los institutos superiores técnicos especializados, los institutos de educación superior, impartan la asignatura Educación Constitucional con carácter obligatorio en sus licenciaturas.

La trascendental e histórica resolución del CONESCYT tiene un precedente en el currículum de la escuela dominicana, que se conoce como la asignatura de Moral y Cívica.

Muchos dominicanos que reflexionan sobre la exclusión por un dilatado tiempo de la asignatura Moral y Cívica consideramos que esto representó un punto de giro en términos negativos por donde se colaron los antivalores, la ruptura de la convivencia entre los ciudadanos, además del respeto a la familia quebró, y todo lo que ella representa para una sociedad que tiene aspiraciones de construir un mejor futuro.

Y como dijo Aristóteles (Ética Nicómaco) la moral contenta es la moral virtud, esa vez virtud no es más que la conducción por el deber moral que todo hombre debe actuar en sociedad.

Al decir del Kant se actúa correctamente cuando se hace por deber. Actuar por deber implica hacer lo que se entiende correcto, sin estar plegado a decisiones normativas o conveniencias particulares, favoreciendo clanes y amigos. Más bien se actúa correctamente por convicción trascendiendo la existencialidad de vida del Ser y Tiempo, (Heidelberg). Todo esto solo se puede lograr a través de un revestimiento cultural de los comportamientos humanos apegado a la moral.

Por lo tanto, el eje moral de la asignatura Moral y Cívica tenía una carga, como por ejemplo: actuar por deber, actuar con responsabilidad, actuar con honestidad, respetar a los mayores; valores muy arraigados en las sociedades orientales, pero que se han ido desnaturalizando en las nuestras.

Si tomamos de la asignatura Moral y Cívica, el eje la dimensión cívica, es lo que hoy sencillamente conocemos como ciudadanía. La ciudadanía es algo que se construye desde el espacio social, porque solo se puede ser ciudadano cuando se actúa conforme a las normas sociales. (Adela Cortina, Ética y ciudadanía).

La dimensión histórica de la resolución del CONESCYT, es que viene sencillamente a recuperar todo lo bueno que representó un momento determinado impartir en nuestras escuelas la asignatura de Moral y Cívica; pero más que eso viene a dotar al ciudadano del conocimiento de sus derechos fundamentales, como garantía inequívoca para el sostenimiento y desarrollo de las instituciones democráticas.

El respeto a los derechos de los ciudadanos, así como el fortalecimiento de la moral virtud, para conducirnos por deber con nuestros semejantes.

La justificación de la asignatura se sintetiza  de la siguiente forma: La finalidad de este mandato consiste en “formar ciudadanas y ciudadanos conscientes de sus derechos y deberes” , que sean capaces de enfrentar los desafíos que implica la consolidación del Estado Social y Democrático de Derecho en la República Dominicana, fundamentado en el respeto a la dignidad humana y los derechos fundamentales. En este sentido, la Constitución es el ancla donde convergen los principios y reglas básicas respecto a las materias mencionadas en su artículo 63.13 de la Constitución.

Estoy seguro de que a partir de este momento se generará un antes y un después, se elevarán los valores patrios, la dominicanidad, la defensa de la soberanía, como resultado de la transversalización de la acción educativa que representa esta resolución.

Mis felicitaciones al CONESCYT y  al Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología, por esta trascendental resolución, también hago extensiva mis felicitaciones al Tribunal Constitucional, por el logro obtenido al propiciar el cambio del curriculum en una sociedad como la nuestra, urgida de una formación en valores, más que la búsqueda material del ser.