Que un hombre de formación militar opine sobre un tema político es más que una osadía, hacer de intruso en un área que le estuvo prohibida en su condición de militar activo.
Pero si el intruso vivió en un periodo tan convulso como lo fue el de los últimos años de la Era de Trujillo; todo el acontecer del activo lustro que siguió a la desaparición de la dictadura; los críticos 12 años del régimen de Joaquín Balaguer; fie contemporáneo de la intensa actividad de los movimientos de izquierda que se produjeron entre 1960 y 1978 y al mismo tiempo, perteneció a una generación de tantos revolucionarios de esos tiempos y hasta fue condiscípulo y amigo de muchos de ellos, entonces, puede ser una persona con calidad para tratar lo que aconteció en ese aciago periodo histórico.
Si como parte de la nación podía comprender los esfuerzos de estos revolucionarios cuando se integraron a las luchas por defender una Constitución tan avanzada como la de 1963 y enfrentaron las fuerzas obscuras que derrocaron el gobierno democrático que la propició. Si ellos también enfrentaron a quienes violaron la soberanía nacional, se integraron a tantas demandas insatisfechas de la población y sus derechos conculcados durante 12 años, es necesario reconocer el sacrificio de estos revolucionarios y la suerte de sus líderes más emblemáticos.
Si como miembro de los cuerpos armados, fue parte del instrumento utilizado por el Estado durante 12 años para reprimir sus acciones, y a pesar de su condición militar, como dominicano, nunca dejó de reconocer que en su funciones en un órgano represor, a veces pudo estar en la difícil posición de enfrentar a quienes defendían las causas, valores y necesidades que también afectaban a él y a su propia familia….
Algunas lecciones habrán dejado las experiencias y las situaciones de tanta cercanía que fueron vividas. El intruso habría forjado calidad moral para apreciar la suerte de las variantes ideológicas que en el sistema político dominicano debían alternarse en el gobierno de la nación. En esta apreciación, le ha impactado el destino tan adverso que ha tenido la izquierda dominicana en sus luchas por los mejores intereses de la patria por la que tanto han luchado y se ha derramado tanta sangre revolucionaria. Ha visto la forma en que fracasaron sus métodos violentos para conseguir sus metas y que lo mismo pasó cuando prefirieron otras vías. Sus doctrinas y causas nunca despertaron el interés de las masas y se perdieron en el tiempo.
A pesar de sus antecedentes, las organizaciones de izquierda no han tenido mucha suerte para participar en el gobierno ni en las decisiones importantes en la República Dominicana, contrariamente, las ideas de la derecha han predominado abrumadoramente.
La población dominicana no es ni tan conservadora ni tan revolucionaria. Aunque se inclina más al conservadurismo ortodoxo de la derecha que a los cambios y transformaciones que impulsan las corrientes de izquierda, tanto ha rechazado el socialismo comunista en su forma extrema como el conservadurismo rancio de algunas organizaciones de la derecha. La reducida militancia que logran estas organizaciones políticas de una y otra orientación, así lo comprueba. La mayor parte de la sociedad dominicana mantiene su preferencia en las ideas moderadas del centro, sean de derecha o izquierda, puntos intermedios entre ambas tendencias. Las organizaciones políticas que han gobernado después de la caída de la dictadura de Rafael L. Trujillo han sido las identificadas en la derecha. Los líderes izquierdistas, a pesar de sus grandes esfuerzo, no han logrado concitar el apoyo popular suficiente para un buen posicionamiento como opciones electorales.
La marca del fracaso en los movimientos de la izquierda revolucionaria, extrema y hasta moderada en la República Dominicana, se remonta a la época en que utilizaron las armas para alcanzar el gobierno e imponer un sistema socialista. Los cuerpos represivos dominicanos tuvieron la capacidad de eliminarlos más rápidamente que en casi todos los países donde actuaron. El apoyo logístico de las agencias norteamericanas, preocupadas por la expansión comunista de aquellos tiempos, tendría mucho que ver con el éxito de las fuerzas regulares dominicanas en este enfrentamiento que libraron con algunos grupos guerrilleros entre 1961 y 1978. El reducido apoyo ofrecido por la población, más apegada a la derecha, también contribuiría a limitar sus posibilidades. Se puede recordar que ni Manolo Tavares (con el 1J4 en 1963), el coronel Francisco A. Caamaño (con su expedición en 1973), Amaury Germán (con Los Palmeros), y otros que abrazaron las armas para enfrentar el sistema, recibieron el apoyo que esperaban de la población para conseguir sus objetivos.
Cuando las guerrillas armadas desaparecieron definitivamente por factores que no favorecían su desarrollo en el país, algunos de sus líderes decidieron buscar el poder a través de partidos políticos y acogiéndose a las vías democráticas para alcanzar el gobierno de la nación. Otros dirigentes se integraron a las organizaciones políticas tradicionales identificadas con la social democracia y otras corrientes derechistas.
Aunque los dirigentes de izquierda que se integraron a las organizaciones tradicionales, en algunos casos consiguieron cuotas de poder por vía de los partidos políticos tradicionales de derecha, este no fue el caso de quienes permanecieron en las pequeñas organizaciones de izquierda, tratando de competir electoralmente. En ningún caso lograron posiciones electivas de relevancia, demostrando la poca aceptación que siempre tuvieron las ideas de izquierda en la República Dominicana.
Durante los últimos 57 años, los partidos más conservadores de nuestro sistema político han resultado los más exitosos. Después de las situaciones dramáticas que se vivieron y los inestables gobiernos que tuvo la República Dominicana entre 1961 y 1966, en el país solo han gobernado el Partido Reformista Social Cristiano (en seis ocasiones); el Partido Revolucionario Dominicano (en tres ocasiones); el Partido de la Liberación Dominicana (en cinco oportunidades) y el Partido Revolucionario Moderno (una ocasión. Periodo actual). Estas organizaciones, aunque puedan calificarse como social cristianas, social demócratas, liberales, etc., demostraron ser de derecha y resultaron más atractivas para la mayoría de la población que las de ideas radicales que sustentaron organizaciones como el Partido Popular Dominicano, el Movimiento 14 de Junio, el Partido Comunista Dominicano, el Pacoredo y otras organizaciones de izquierda.
Juan Bosch pudo ser electo a la presidencia de la República en 1962 por su discurso conciliador con los conservadores del trujillismo (prometió “borrón y cuentas nuevas”), pero sus ideas de izquierda revolucionaria afloraron en los postulados de la Constitución que propuso desde la presidencia en 1963, lo que pudo ser la causa fundamental por la cual lo derrocaron en tan solo 7 meses de gobierno. En cuanto a José Francisco Peña Gómez, en una primera etapa fue perseguido por ser considerado comunista, pero posteriormente modificó las razones que le ubicaban en la extrema izquierda y así alcanzó la gran dimensión que tuvo en el espectro político dominicano y los motivos para no alcanzar la presidencia de la República fueron otros.
Cuando a fines de los años 70 del siglo pasado con la salida de Joaquín Balaguer del gobierno, cesó la insurgencia de izquierda como medio de lucha política. Los líderes de esas organizaciones optaron por integrarlas a la competencia por el poder a través de los procesos democráticos, sin embargo, ninguna tuvo éxito en alcanzar alguna fuerza electoral para conseguir cargos electivos importantes. No pudieron emular los éxitos que, utilizando los instrumentos democráticos alcanzaron algunos exguerrilleros de América Latina, quienes, abandonaron las armas y fortalecieron organizaciones políticas de izquierda que resultaron competitivas y los llevaron al gobierno de sus naciones.
Aunque algunos de los líderes de izquierda pretendieron imponer un indeseado sistema socialista de naturaleza extrema, la población dominicana no ha reconocido adecuadamente el sacrificio que hicieron muchos revolucionarios en defensa de los más sagrados objetivos de la nación. Quizás merecían tener alguna oportunidad para demostrar los buenos propósitos de las causas que defendieron con tanto ardor.
La mayoría de los países latinoamericanos en las últimas década han variado su inclinación por el conservadurismo tradicional a la preferencia por regímenes de izquierda, creando la avalancha de países con mandatarios de esa orientación que ha sido llamada Marea Rosa, tendencia hacia la izquierda que en la actualidad se ha manifestado en los gobiernos de varias naciones de la región.
Pero la Marea Rosa no se ha manifestado en la República Dominicana, donde las organizaciones políticas con mayor fuerza electoral han sido de derecha, manteniendo su hegemonía en el control del Estado dominicano. Por ejemplo, el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido de la Liberación Dominicana, son dos organizaciones políticas creadas por el profesor Juan Bosch quien, aunque nunca se pudo comprobar que era comunista, sí estuvo clara su ideología de centro izquierda. Sin embargo, los presidentes que tuvo el país pertenecientes a ambos partidos durante las últimas décadas, demostraron en sus gestiones que estaban más cerca de la derecha conservadora de Joaquín Balaguer que del centro izquierdismo con el que se trató de identificar a su creador. Esta misma consideración se puede establecer para el gobierno del Partido Revolucionario Moderno como desprendimiento del antiguo PRD.
Ante este comportamiento de las organizaciones políticas dominicanas y la población que las escoge en elecciones libres, se puede concluir que la aprobación del discurso político de derecha ha prevalecido en la preferencia de la mayoría de la población dominicana. Los partidos de este lineamiento siempre ejecutan programas de gobierno, como legisladores, aprueban leyes y propuestas que responden a los intereses más tradicionales, las costumbres, la religión y los valores culturales que sostienen los sectores más conservadores de la sociedad dominicana. Así mantienen el favor electoral mayoritario de la población, mientras que las organizaciones de izquierda encuentran una marcada resistencia a la aceptación de sus ofertas con cambios y transformaciones, manteniéndose con mínimos porcentajes de preferencia.
Aunque los dominicanos reconocen su lucha contra la dictadura, su defensa de la soberanía nacional y el historial de sacrificios por las libertades públicas que sostuvieron Máximo López Molina, Maximiliano Gómez, Manolo Tavares, el coronel Caamaño, Otto Morales, Amaury Germán, Amín Abel Hasbùn, Narciso Issa Conde, Fafa Taveras, José Israel Cuello, Fidel Santana, Virtudes Alvares y otros reconocidos revolucionarios, ha preferido electoralmente a Juan Bosch, Joaquín Balaguer, Hipólito Mejía, Danilo Medina, Leonel Fernández o Luis Abinader. Los primeros de estos líderes murieron en defensa de sus ideales o debieron moderar sus orientaciones para solo lograr sobrevivir en el sistema de partidos, pero los del segundo grupo, no han encontrado mayores dificultades para concitar el apoyo popular y resultar electos a la presidencia de la República.
¿Cuáles son las causas de estos resultados tan desfavorables para la izquierda dominicana? Quizás el sometimiento a regímenes despóticos por tantos años durante la vida republicana haya contribuido a moldear la conciencia de la población en ese sentido o alguna otra explicación atendible se podrá encontrar en complejos e imprecisos factores sociológicos enraizados históricamente en el comportamiento político de la gente de nuestro país.