En la década de 1960, un intelectual francés desarrolló una teoría novedosa sobre la vida en el siglo XX. La base de esta teoría era que, en las sociedades capitalistas modernas de consumo, como Francia, Estados Unidos y Occidente en general, la vida auténtica había sido reemplazada por su representación.
Según Guy Debord (1931–1994), ahora vivimos en sociedades en las que los individuos ya no experimentan los eventos directamente, sino que toda acción se realiza a través de imágenes representadas. A este fenómeno lo llamó “La Sociedad del Espectáculo” (publicado en francés como “La société du spectacle” en 1967). Las imágenes, dice Debord, han sustituido la interacción humana genuina.
Debord argumenta que la historia de la vida social puede entenderse como “el declive del ser hacia el tener, y del tener hacia el simple parecer”. En la sociedad de consumo, la vida social no se trata de vivir, sino de poseer; el Espectáculo utiliza la imagen para transmitir lo que las personas necesitan y deben tener.
Como miembro fundador de la organización radical Situacionista Internacional, las descripciones de Debord sobre la vida social humana absorbida por la tecnología y las imágenes resultan proféticas a la luz de la era de Internet en la que vivimos.
Debord argumenta que el Espectáculo es mucho más que marketing y anuncios televisivos. Todo lo que las personas han experimentado directamente –sus vínculos con el mundo natural y social– ha sido incorporado al Espectáculo, un vasto simulacro que nos es vendido y devuelto. Condenados a ser simplemente consumidores pasivos dentro del Espectáculo, las personas refuerzan el dominio ineludible del Espectáculo al prestarle atención. El sol nunca se pone, observó Debord con ironía, “en el imperio de la pasividad moderna”. Y en este estado pasivo, nos entregamos al Espectáculo.
En su siguiente trabajo de 1988, “Comentarios sobre la Sociedad del Espectáculo”, Debord introdujo la idea del “Espectáculo integrado”, la forma más peligrosa y dominante del Espectáculo que, según él, opera en la actualidad. Este Espectáculo ampliado está asociado con democracias liberales marcadas por un desarrollo tecnológico constante y un estado de secretismo general. La sociedad es gobernada y gestionada por ‘expertos’ que invocan el terror o la amenaza a la salud para mantener a la sociedad de Espectáculos en un estado constante de miedo y tensión.
Cuando miramos hacia atrás en nuestra historia, incluso desde dentro del Espectáculo, podemos identificar obras de literatura, arte o cine que describen con precisión la realidad de este mundo moderno. Un ejemplo es la película de 1976 “Network", sobre una cadena de televisión ficticia que transmite casi cualquier cosa por mantener sus índices de audiencia.
Escrita por Paddy Chayefsky y dirigida por Sidney Lumet, “Network" ganó cuatro premios de la Academia y fue seleccionada para su preservación en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso por ser “cultural, histórica o estéticamente significativa”.
Esta película pronosticó la dirección en la que el Espectáculo estaba llevando al mundo: noticias como entretenimiento, consumismo sin alma, intereses corporativos egoístas, globalismo liberal sin fronteras, y tácticas inescrupulosas de los medios de comunicación convencionales.
En “Network”, las noticias son un negocio y los hechos se doblegan a él. Esto se muestra explícitamente en la última escena, cuando el jefe de la compañía matriz de la cadena, Arthur Jensen, habla con Howard Beale, el desilusionado presentador de noticias.
Jensen le dice a Beale “No hay naciones, no hay pueblos. No hay rusos. No hay árabes. No hay tercer mundo. No hay Occidente. Solo hay un único sistema holístico de sistemas, un vasto e inmenso dominio multinacional de dólares, entrelazado, interactuante, multidimensional. El mundo… es un negocio.”
Continúa el monólogo de Jensen “Te subes a tu pequeña pantalla de 21 pulgadas y aúllas sobre América y la democracia. No hay América. No hay democracia. Solo hay IBM, ITT, AT&T, DuPont, Dow, Union Carbide y Exxon. Esas son las naciones del mundo de hoy.” (Ahora podemos incluir en esa lista a Microsoft, Google, Apple, JPMorgan, Goldman Sachs, Bayer, etc.).
Esa noche, en la película, Beale sale al aire para predicar la doctrina corporativa de Jensen:
“Lo que se ha acabado es la idea de que este gran país está dedicado a la libertad y el florecimiento de cada individuo que lo habita. Lo que se ha acabado es el individuo. Lo que se ha acabado es el ser humano solitario e independiente. Cada uno de ustedes ha terminado. Porque esto ya no es una nación de individuos independientes. Es una nación de unos doscientos millones de cuerpos transistorizados, desodorizados, más blancos que el blanco, reforzados con acero, totalmente innecesarios como seres humanos y tan reemplazables como los pistones de un motor.
“Pues bien, ha llegado el momento de preguntarse: ‘¿Es tan mala la deshumanización?’ Porque, buena o mala, eso es lo que hay. Todo el mundo se está volviendo humanoide: criaturas que parecen humanas, pero no lo son. Todo el mundo, no solo nosotros. Somos simplemente el país más avanzado, así que estamos llegando allí primero. Las personas de todo el mundo se están convirtiendo en cosas producidas en masa, programadas, numeradas, insensibles…”
Autor: Jason Jeffrey
Traduccion: Edward Cott Tolentino