En mi irrevocable vocación hacia el trabajo con la gente, suelo entrar a escenarios de eventos que se realizan en el país y fuera de él, pero cuando advierto mi actuación, como voluntario marginal, muchas veces no sé cómo termino integrándome como sujeto social de estas actividades que siempre he tenido la voluntad de ser, de entrada, un simple colaborador.
Escribo estas líneas, a propósito de un importante evento desarrollado en esta misma semana en el Paraninfo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, organizado por el Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe (MAELA) y dicha unidad académica. Esta extraordinaria actividad contó con la participación de dieciséis (16) países y más de treinta (30) delegados internacionales y, además, con una buena representación del país.
MAELA es un movimiento que representa una nueva visión o enfoque de la producción agroecológica desde la perspectiva ambientalista y la promoción de la agricultura natural para conservar nuestro medioambiente y los recursos naturales. Esta es una efectiva alternativa para enfrentar la crisis global y garantizar, de manera sostenible, la soberanía alimentaria.
Es evidente que los participantes, tanto nacionales como de naciones hermanas, forman partes de los sectores progresistas y de la resistencia de la lucha por el medioambiente, el desarrollo sostenible, el humanismo y el bien común. Allí pudimos escuchar mensajes en lenguas originales, como forma de encontrarnos con ese espíritu de nuestros ancestros.
Durante la actividad los participantes desarrollaron temas importantes como el agroecologismo; la agroecología en la economía solidaria de liberación; la necesidad de producir y consumir productos orgánicos; experiencia de articulación del movimiento agroecológico en la región andino amazónica; la agroecología y la recuperación del buen vivir y la esperanza en época de crisis global.