La Semana Santa, como bien se conoce, es un período del año donde se conmemora
entre los cristianos la muerte y resurrección de Jesucristo. Aunque esta celebración se
inicia 40 días antes, a partir de lo que se conoce como miércoles de cenizas, ese día en la
tradición dominicana, además de ponerse una cruz de ceniza en la frente, de no ingerir
carne en la comida, se elaboran ricas habichuelas con dulce.

A partir del día de cenizas todos los viernes de cuaresma incluyendo el viernes santo los
cristianos devotos no ingieren carnes, inclusive una parte de ellos como penitencia no
ingieren carnes durante los 40 días de cuaresma.

Durante esos días la demanda de carne sobre todo de pollo, la de mayor consumo,
disminuye. Aunque se podría decir que esta tradición se ha reducido al pasar de los
años.

Esta tradición es importante que se mantenga, pues además de ser de
carácter religioso, también forma parte de la cultura gastronómica dominicana.

Pero en los últimos años como resultado del aumento de las habichuelas, el coco, azúcar,
la batata, el bacalao y hasta el arroz, se ha alejado la posibilidad de que la población
pueda satisfacer esta necesidad gastronómica de la comida de cuaresma.

Pero también en el periodo de semana santa un segmento importante de la población
aprovecha los días de asueto de la Semana Santa, para recrearse en playas, ríos,
montañas, resort, visitar familiares y amigos que viven en otras ciudades y campos.

Deseo que donde quiera que vayan en esta Semana Santa: A la iglesia o a algún lugar de
recreación, así como los que acostumbran a quedarse en su casa, reflexione sobre la
situación de la familia y de nuestro país.

Que este período de asueto sirva para que las grandes decisiones a que se aboca la
República Dominicana de cara a las elecciones del mes de mayo, a la hora de decidir se
piense en el futuro del país, de nuestras familias y de los segmentos más pobres de
nuestro país que son los que sufren más los rigores de el alto costo de la vida, deterioro
de los servicios de salud, retroceso en el servicio de electricidad, entre otros males.

Este país no resiste más años de carestía de los productos de primera necesidad y de
deterioro de los servicios básicos.

De mantenerse este proceso de aumento de los precios en el país, a partir del actual modelo implementado por el actual gobierno, estamos ante un escenario en el cuál aumentará la pobreza y la desigualdad; trayendo esto consigo el aumento de emigración ilegal por la llamada “vuelta por México”, los viajes ilegales en yola, también una fuga de profesionales que tienen la oportunidad de conseguir visa para Estados Unidos y Europa.

La suerte está echada, trabajemos en los cambios para lograr que se garantice el bienestar de la población dominicana y no sólo un reducido grupo de la población, que en este tiempo se le ha denominado: “Los popis”. Los wawawa también tienen derecho a vivir mejor.