Varios congresistas de Los Estados Unidos han decidido examinar la propuesta sobre los contenidos que se difunden en línea, es decir, buscan finalmente que se establezcan controles a los mismos y que alguien se haga responsable. Esto, debido a que la ausencia de regulaciones de las principales plataformas de internet ha provocado mucho daño, a la luz del amparo que existe en materia de comunicaciones.
Porque la laguna jurídica de la Sección 230 de la Ley de Decencia de Las Comunicaciones, del año 1996, que a su vez forma parte de la ley de Comunicaciones, simplemente les otorga luz verde a las empresas y a sus generadores, eximiéndoles de responsabilidad. Según la susodicha ley, “ningún proveedor o usuario de un servicio informático interactivo será tratado. Como el editor o hablante de cualquier información proporcionada por otro proveedor de contenido de información”.
Lo cierto es que es un hecho que, al unísono con el desarrollo de la actual era digital en EE.UU. y el resto del mundo, se ha contado con la sección 230 y otras legislaciones.
La falta de regulación de estas plataformas de información ha provocado un tipo de sesgo informativo, ya que todo lo que se difunde a través de ellas, es con la finalidad de beneficiar grupos específicos de mucho poder, quienes a su vez las manejan.
Los defensores de estas plataformas quieren maquillarlo todo dentro del principio de respeto a la libertad de expresión
Es necesario dejar claro que las plataformas de información no son neutrales. Recordemos el reciente caso del multimillonario Elon Musk, quien compró acciones de Twitter y esto lo convirtió en su principal accionista. Que los senadores decidan establecer controles a plataformas debe mover a La Suprema Corte de Justicia a pronunciarse también al respecto.
En materia jurídica, la sección 230 deja casi sin derecho a procesos legales al arsenal de materiales que millones de personas acceden en todo el mundo, y esto desafortunadamente va de la mano con el aumento de cientos de videos con contenidos sexuales explícitos, propaganda, teorías de la conspiración, prostitución, publicidad engañosa y hasta terrorismo.
Cabe destacar, que no será fácil regular a esos gigantes, por los millones de dólares que generan la publicidad en línea y de cómo se le está sacando provecho partidario. De manera, que la interpretación de la sección 230 les permite a las empresas publicar lo que sea y sin filtros y en la práctica del ejercicio democrático así como el de la libertad de expresión, está lesionando el discurso; por el hecho de que la información de millones de usuarios es usada para uso comercial.
El buscar moderar y regular los contenidos al establecer responsabilidades a las empresas como YouTube, Instagram, Facebook, Twitter, Google, debería ser un principio, sin importar quienes están detrás de estas empresas; porque toda acción conlleva a una reacción y la sección 230 continúa protegiendo a los sitios web contra procesos judiciales en su contra.
Mientras tanto, los defensores de estas plataformas quieren maquillarlo todo dentro del principio de respeto a la libertad de expresión; pero la integridad de las personas continuará en juego y las consecuencias serán peores. Sin regulaciones que nos protejan a todos, no sabremos a dónde vamos a parar.