El año 2021 permitió la recuperación de todos los terrenos de actividad. La publicación y lectura de libros no fue una excepción. Al menos, en cuanto a datos verificables. Es probable que la lectura haya sido mayor que la registrada en el año del encierro, pero, por un lado la ansiedad que impedía dedicar un esfuerzo sostenido a cualquier actividad y, por el otro, la variedad de usos que se le pueden dar a los dispositivos electrónicos donde la lectura compite con juegos y ‘música, implicaron, en el mejor de los casos, una reducción del crecimiento que se venía registrando en años anteriores.

Interesados en contribuir a la mejoría registrada en el 2021, en este año, se han vuelto a organizar ferias de libro presenciales y actividades en centros académicos a través del mundo. Una de ellas fue la semana de los autores en el Liceo Francés de Santo Domingo que le permitió a los jóvenes de la escuela primaria y secundaria conocer el trabajo de diversos autores. En este contexto preparé una breve presentación para los estudiantes que comparto con mis lectores, con el interés de difundirla un poco más y también de incentivar a otros centros académicos a organizar iniciativas similares en este mes de abril, donde se celebran tanto el día del libro (23 de abril) como la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo.

Es poco común recalcar que prácticamente al mismo tiempo que se publicó “Enriquillo” de Manuel de Jesús Galván fue la primera novela escrita en el país, salió a la luz un libro que es un clásico de la literatura juvenil en inglés y que hace referencia a una isla maravillosa e imaginaria que guarda similitudes con las islas del Caribe y, muy interesante, que el barco a través en el cual se transportan los navegantes se llama “Hispaniola”. Ese libro es “La isla del tesoro”, cuyo título original en inglés se puede traducir como “La isla del tesoro o el motín de la Hispaniola”.  Casi cien años después otra novela para jóvenes también tuvo lugar en la isla de la Hispaniola, se trató de una novela de detectives donde el personaje central de una serie se desplaza a Haití y, por sus investigaciones debe trasladarse a Santo Domingo. El título de esa novela es “Los terribles” y es de la autoría de Valerie Moolman. Entre las dos, salió a la luz en Barcelona “Sueña Pilarín”, escrito por Abigaíl Mejía y que probablemente sea el primer libro publicado en el extranjero por alguien nacido en este país.  A raíz del ajusticiamiento de Trujillo y alrededor de su figura o de personajes de su entorno, se dieron a conocer acontecimientos sucedidos durante la tiranía. También, al encontrarse en dificultades económicas, algunos de los antiguos relacionados del régimen vendieron sus recuerdos a publicaciones en el extranjero y Bernardo Vega se ha ocupado de recuperar unos cuantos de ellos. Pienso en las redacciones escritas en colaboración por Flor de Oro Trujillo, Johnny Abes y el mismo Pofirio Rubirosa, que continúa despertando la imaginación, el morbo y la curiosidad de muchos.

Fue en los años noventa cuando en Estados Unidos se empezó a publicar obras sobre la República Dominicana escrita por autores de trayectoria entre ambos países, como el caso de Junot Díaz, Julia Álvarez o, más recientemente, Elizabeth Acevedo.  Y, por supuesto, la proyección conferida por “La fiesta del chivo” de Mario Vargas Llosa no tiene parangón.  Recientemente se añade a esta todavía balbuciente presencia la obra de Cathérine Bardon, que tiene nada más que una tetralogía basada en la experiencia de los judíos que fueron acogidos en Sosúa a raíz de la persecución nazi. La propia Cathérine fue de las autoras que compartió con los estudiantes sus experiencias en la preparación de esos libros. En el momento actual, le damos la bienvenida a que los autores colaboren en continuar diversificando la presencia y la representatividad de esta literatura.