Para alcanzar un objetivo, es fundamental tener una visión clara de hacia dónde queremos ir y construir desde la base el edificio soñado. Uno de los primeros pasos estratégicos en este camino parecería ser la formación de los recursos humanos que hagan posible ese sueño.
Nuestro país cuenta con recursos naturales y humanos excepcionales, además de una ubicación geográfica envidiable. Sin embargo, en el mundo actual, eso no es suficiente: se requiere innovación, educación tecnológica y una visión estratégica para insertarse plenamente en la economía digital que es la nueva realidad que fomenta el desarrollo, como una vez fue la industrialización.
Varios países han mostrado cómo dar ese salto transformador:
- Irlanda: La isla de la innovación tecnológica
Irlanda, conocida como “el Silicon Valley de Europa”, ha logrado construir su éxito a través de políticas fiscales atractivas y una fuerza laboral altamente capacitada. Ha atraído a gigantes tecnológicos como Google, Facebook y Apple, pero su verdadero triunfo radica en su enfoque en la educación tecnológica y en la inversión en investigación y desarrollo. Este modelo ha permitido a Irlanda posicionarse como líder global en la economía digital y un ejemplo a seguir para países con aspiraciones similares.
- Emiratos Árabes Unidos: Visión futurista basada en inteligencia artificial
Los Emiratos Árabes Unidos han demostrado cómo una nación puede transformar su futuro al invertir estratégicamente en tecnología. Desde los tres años, los niños son introducidos a la programación, mientras que iniciativas como la creación del Ministerio de Inteligencia Artificial, el primero de su género del mundo, subraya un compromiso institucional con la innovación. Además, la Universidad Mohammed bin Zayed de Inteligencia Artificial, una de las primeras especializadas en este tema del mundo, forma expertos en este campo clave, consolidando al país como un referente global en el uso estratégico de la tecnología.
Una iniciativa importante para nosotros de los Emiratos Árabes Unidos es su programa de intercambio de experiencias gubernamentales, el cual permite a otros países aprender de modelos exitosos en áreas cruciales como logística, desarrollo industrial, semiconductores, turismo y tecnologías emergentes, para mencionar sólo algunas. Este programa representa una oportunidad invaluable de adquirir conocimientos prácticos que pueden ser adaptados a nuestra realidad. La colaboración fortalece la capacidad del país para modernizar sus sectores estratégicos, impulsar la innovación tecnológica y promover la formación avanzada en herramientas como inteligencia artificial, blockchain y automatización. Estas alianzas no solo benefician al país a nivel institucional, sino que también preparan a los ciudadanos para competir en un mercado global cada vez más digitalizado.
He asumido como un compromiso en mi rol de embajador en este país, la promoción de alianzas estratégicas entre nuestras universidades y las emiratíes. Ya están en proceso discusiones para el intercambio de estudiantes y profesores, la formación de docentes en técnicas de manejo de herramientas tecnológicas en las aulas, así como de investigaciones conjuntas en áreas tecnológicas y de ciberseguridad.
Estas alianzas y la exposición de nuestros líderes académicos a la experiencia tecnológica positiva en el Medio Oriente nos permitirán adquirir conocimientos que impulsarán nuestra competitividad global.
- Corea del Sur: De país en desarrollo a potencia tecnológica
Corea del Sur es un modelo de transformación rápida y efectiva. En los años 60, era un país en vías de desarrollo; hoy es líder global en tecnología e innovación. Este cambio ha sido posible gracias a su enfoque en la educación y la ciencia. Desde la educación básica hasta la universitaria, el sistema fomenta competencias tecnológicas esenciales, preparando a su población para enfrentar los retos del futuro. Empresas como Samsung y LG, junto con una infraestructura de internet de clase mundial, son ejemplos del éxito de este modelo.
Estos ejemplos destacan la importancia de priorizar la educación tecnológica, acelerar su implementación y combinar recursos públicos y privados para este propósito. Un esfuerzo estratégico en esta dirección enviaría un mensaje claro: “Que nuestro país está construyendo un perfil competitivo, fomentando la innovación, mejorando su infraestructura digital y preparando a sus ciudadanos para una economía global cada vez más digitalizada.”
No partimos de cero. El país ya cuenta con una economía diversificada que ha mostrado resiliencia y un crecimiento sostenido durante más de cinco décadas. Además, disfruta de estabilidad democrática, con elecciones libres cada cuatro años que fortalecen nuestras instituciones, y un sistema de partidos que funciona. Es parte ya de nuestra cultura la promoción de un diálogo constante con la sociedad civil y el sector empresarial.
Nuestra ubicación geográfica, y una visión de nuestro presidente hacia la transformación del país en uno desarrollado en una generación, sumada a una red de tratados internacionales de comercio e inversión, nos posiciona como un país atractivo para atraer las inversiones y conocimientos que está transformación requiere.
En un mundo de constante cambio, estos aspectos nos permiten soñar con ser no solo un centro de innovación, sino también un hub logístico y tecnológico regional. En un mundo de incertidumbre, con guerras activas en varias partes del mundo, y frente a una posible guerra comercial, estar cerca (“ nearshoring“) de la economía más importante del mundo nos da ventajas competitivas que fortalecen nuestro atractivo. La clave está en observar e interiorizar las lecciones aprendidas de las experiencias de otros países y adaptarlas a nuestra particular realidad.
El futuro ya está aquí y nos desafía a adoptar herramientas como el internet, el blockchain y el internet de las cosas, como parte de nuestra cotidianidad. Estas tecnologías no solo son esenciales para competir en la economía global, sino también para prosperar en un mundo cada vez más digital. Apostemos por un país que sea líder en tecnología, innovación y desarrollo sostenible, aprovechando el presente para construir el futuro que soñamos.