La idea de que en la sociedad actual es necesario renunciar a la autenticidad y crear un personaje que se adapte a las demandas de una sociedad irreal, plantea cuestiones profundas relacionadas con la identidad, la autenticidad, la presión social y la naturaleza cambiante de las normas culturales. Para analizar esta idea desde una perspectiva medianamente objetiva, podemos explorarla a través de conceptos como la autenticidad existencial, la alienación y la influencia de la sociedad en la construcción del yo.
Desde la perspectiva existencialista, la autenticidad es un valor central. Los filósofos existencialistas como Jean-Paul Sartre y Martin Heidegger enfatizan la importancia de ser auténtico, lo que significa vivir de acuerdo con los propios valores y elecciones, en lugar de ser influenciado por presiones externas. La idea de renunciar a quién eres para adaptarte a una sociedad irreal pudiera considerarse como forma de alienación, donde uno se desconecta de su verdadero ser y se convierte en un mero reflejo de las expectativas sociales.
La noción de una "sociedad irreal" sugiere que las normas y valores que se esperan cumplir son ilusorios o insostenibles. Esto puede recordarnos a conceptos como el "falso yo" o la "máscara social" discutidos por pensadores como Erving Goffman y Charles Cooley. Si una sociedad exige que las personas oculten su verdadera naturaleza para encajar en un molde artificial, esto plantea preguntas sobre la autenticidad de las relaciones humanas y la integridad de la sociedad en sí.
La reflexión sobre esta idea nos lleva a cuestionar cómo equilibrar las presiones sociales con la integridad personal
La adaptación y la pérdida del yo, asumiendo una perspectiva kierkegaardiana, podemos abordarlas como una paradoja. En su obra "El concepto de la angustia", Kierkegaard explora cómo la adaptación excesiva a las normas sociales puede llevar a la pérdida del yo. La paradoja aquí es que, mientras se busca encajar en la sociedad, uno puede terminar perdiendo la esencia que nos hace únicos y auténticos.
El materialismo y el consumismo en la sociedad contemporánea acentúan la presión para desarrollar una imagen idealizada. Las redes sociales, por ejemplo, son plataformas donde las personas construyen identidades cuidadosamente curadas para ajustarse a normas estéticas y sociales, llevando a la creación de "personajes" digitales que se distancian de la realidad auténtica.
La idea de renunciar a la autenticidad en favor de crear un personaje que se adapte a las demandas de una sociedad irreal, plantea dilemas profundos sobre la relación entre el individuo y la sociedad, así como la importancia de la autenticidad en la búsqueda de significado y realización personal. La reflexión sobre esta idea nos lleva a cuestionar cómo equilibrar las presiones sociales con la integridad personal y cómo encontrar una forma de vivir que sea coherente con nuestros valores y deseos más auténticos.
Inconscientemente, nos estamos convirtiendo en Avatar de una sociedad irreal, dando vida en las redes sociales y en los medios de comunicación, a una nueva identidad que nos acaba de matar.