Cuando una pareja emprende la aventura del matrimonio una de sus prioridades debe ser la planificación de la economía familiar. En los tiempos que estamos viviendo y descontando los casos, más bien excepcionales, en que uno de la pareja posee una generosa solvencia, es recomendable que los dos cuenten con ingresos con los que puedan contribuir al sostenimiento del hogar. Mucho más cuando la familia crece con la llegada de los hijos.

 

Pocas cosas provocan tanta tensión como el problema de las finanzas y pocas cosas prueban más nuestra espiritualidad como el uso del dinero. La economía y las finanzas, no sólo son materia de discusión a nivel nacional y mundial, sino que también son tema de discusión y tensión en el seno de la familia. Si un matrimonio logra un acuerdo familiar en cuanto a las finanzas, ha alcanzado un gran triunfo.

 

Recordemos que el matrimonio no consiste en una competencia o rivalidad para ver quién gana más o quién llega más lejos profesional y laboralmente hablando, actitud censurable fomentada por esa popular frase que dice: “la plata manda”. No es sano entrar en esta dinámica, que lo único que logra es generar frustración y amargura para quien está en desventaja.

 

El amor verdadero es generoso, gratuito e incondicional y ha de concretarse en “gestos”, acciones y obras específicas. Esta vivencia amorosa se debe poder vivir desde la reciprocidad y a tal efecto, implica también, tomar decisiones que permitan alimentarla, cuidarla y hacerla crecer.

 

La pareja es una unidad social y como tal ha de tener una economía propia y bien establecida. Una relación saludable es más importante que los detalles financieros, pero lamentablemente, hoy en día, el dinero en el matrimonio se ha vuelto el eje central que lo hace girar a su antojo, llegando a ser el medidor que indica la calidad de la relación.

 

La economía y el amor parecen dos cosas pertenecientes a diferentes mundos. La primera es pragmática, la segunda ideal. Sin embargo, dentro de una relación de pareja, estos dos elementos están muy cercanos.

 

Generalmente, la forma cómo se maneja el dinero demuestra los valores que se tienen para enfrentar la vida. Y es que, el dinero tiene un significado distinto para cada persona. Para algunos el dinero significa la provisión para las necesidades básicas de la vida. Para otros representa una forma de controlar o manipular a otras personas. Mientras que para otros el tener dinero es símbolo de prestigio y buena posición o la clave para la felicidad. Otros ven el dinero como una oportunidad para servir a Dios y al prójimo ¿y tú que significado le das?