“La' mano' arriba to el mundo, que llegó Paquito
El que le gusta a tu suegra y a lo' chavalito'
Quiero má' plata, plata, plata, y sentirme rico
Para seguir comprando cosa' que no necesito”.
Si en su mano sostiene un teléfono inteligente conectado a las redes sociales, ha escuchado, en los últimos días, aun sin quererlo, esa estrofa alocada en la voz de Paco Amoroso y Ca7riel.
Apostaría que sucumbió al mandato del cantante de voz rasgada, subió sus manos, su celular y bailó con ellos por un impulso vital. Luego, al siguiente encuentro con el corto de los simpáticos muchachos, es posible que permaneciera un poco más sobrio.
En su segunda o tercera vista al clip del bizarro dúo habrá sido más escéptico. Quizás, al tomar conciencia de su lírica, ya no quiso aplaudir y complacer a Ca7riel y a Paquito, con un bailecito. Dudaría preguntándose ¿por qué esas letras tan explícitas? Es sencillo, porque la musa de los intérpretes les susurra: “La que puede, puede”, sin más.
La libertad de expresión concede esas licencias en el arte. Este dialoga con las audiencias y mantiene con ellas un intercambio muy desregulado. Pero no nos confundamos. El dúo austral apellidado Guerreiro al frente de una banda trap, tiene formación musical en cuerdas y percusión. Sus composiciones presentan intención provocativa, pero están apoyadas en un robusto fundamento musical.
El viral performance de la banda argentina en el estrecho espacio de Tiny Desk, salió a las redes sociales el pasado martes 15 de septiembre, un día después de la presentación del “Proyecto de Ley de Modernización Fiscal” en LA Semanal.
Este otro performance llegó en la voz del ministro de Hacienda de nuestra nación, en el amplio escenario del gabinete oficial y disputó con los argentinos, la atención de los cibernautas locales, por emociones distintas, aunque fusionadas en mi mente.
El ritmo rock progresivo, jazz, funk, reggae de Paco Amoroso y Ca7rial me lucía más acoplado que la propuesta legislativa presentada con orgullo por el ministro. La segunda niega el compromiso constitucional de progresividad de los tributos, al fundamentarse en un IVA generalizado y un IPI horizontalmente aumentado. Además, premia a la evasión y elimina los incentivos de industrias con evidencia o potencial productivo.
Muy raudos, los congresistas tomaron el proyecto entregado un día después, en apoyo de la pieza silente respecto de los gastos en publicidad oficial, las pensiones injustificadas, el barrilito, el cofrecito, los seguros médicos internacionales, las exoneraciones, entre otros privilegios y gastos corrientes eliminables.
En la misma semana en que el video de los músicos argentinos en el Tiny Desk corría viral por las redes, fue celebrada una vista pública tan corta y burlesca como audiencia concedida por Herodes, en Jesucristo Superestrella, la película, al nazareno. A eso se llamó “el diálogo”.
Así vimos a los líderes de dos poderes del estado tan ávidos como Paquito. Nos pedían con parecido tempo acelerado: “Quiero má' plata, plata, plata, y sentirme rico. Para seguir comprando cosa' que no necesito”.
Finalmente, el pasado sábado en la noche, el presidente Abinader ordenó el retiro de la pieza para revisión y discusión, desvaneciendo, por el momento, el temor de una actitud indiferente como la del Pilatos, el más celebre violador del debido proceso de la historia.
Algunos líderes acusan a la clase media a la que pertenezco de solicitar egoístamente ese proceder del mandatario. Para estos críticos, lo establecido por el artículo 36[1] de Ley núm. 1-12, de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, es un capricho de nuestro segmento de la población; y no el pentagrama que regula la composición de una propuesta de política fiscal legítima.
El tiempo apremia y es urgente arribar a pacto mínimo. No obstante, esa dilación no es imputable a la ciudadanía. La pieza estuvo varios años en un “tiny desk” sin discusión pública. Se perdieron años que debieron servir para el diálogo eficaz entre el Estado Dominicano y la ciudadanía, sustituidas por conversaciones de aposento y cinco minutos de intervención ante los privilegiados congresistas.
La movilización de la clase media no implica una falta de empatía por las necesidades que tienen los más desfavorecidos. Por el contrario, se reclama justicia fiscal sostenible y desarrollista para beneficio de todos.
Cuando se aísla al interés manifiesto de la clase media, para señalarla con el dedo acusador, se comete un grave error de apreciación. Parecería que solo la clase dominante produce empleos y dinamiza la economía.
No, la clase media, a través de sus micro, pequeñas y medianas empresas de cine, turismo, servicios digitales, industria y comercio, educación, alimentos, construcción, entre otros rubros, genera empleos y transacciones que transfieren bienestar a la clase trabajadora.
¿Por qué entonces la clase media exige un pacto fiscal basado en la Constitución y la ley al presidente Abinader?
Citando a Paco Amoroso y a Ca7riel, respondo a los críticos, porque “la que puede, puede”.
[1] “Artículo 36. Reforma Fiscal.- Se consigna la necesidad de que las fuerzas políticas, económicas y sociales arriben a un pacto fiscal orientado a financiar el desarrollo sostenible y garantizar, la sostenibilidad fiscal a largo plazo, mediante el que establezca normas y penalidades para garantizar su cumplimiento.
Párrafo: El pacto fiscal implicará que en un plazo no mayor de 3 (tres) años, se habrá iniciado un proceso orientado a: i) reducir la evasión fiscal, ii) elevar la calidad, eficiencia y transparencia del gasto público, iii) elevar la eficiencia, transparencia y equidad de la estructura tributaria, iv) consolidar en el Código Tributario los regímenes de incentivos, v) racionalizar los esquemas tarifarios en la provisión de servicios públicos, vi) elevar la presión tributaria, para viabilizar el logro de los objetivos de desarrollo sostenible formulados en esta Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, vii) cumplir con los compromisos asumidos en los acuerdos comerciales que tienen implicaciones fiscales, y viii) elevar el ahorro corriente e implementar políticas contracíclicas”.