La visión del mundo a nivel popular está constituida por lo natural y lo sobrenatural, interrelacionadas entre sí.  Es un contexto existencial de contradicciones: La existencia del mal y del bien, existen desde los primeros momentos de que el mundo es mundo.  Según la biblia, todo comenzó con la lucha entre San Miguel y Lucifer, venciendo el primero, sin extinguirse el segundo.  Todo lo contrario, siguió viviendo para hacer el mal con mucha astucia y poder.  A nivel terrenal, con la envidia, la maldad convive con el bien, la solidaridad y la amistad.

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San Miguel, Belié Belcán

Dios y el diablo existen para una inmensa cantidad de cristianos, el primero representa el bien y el segundo el mal.  Pero lo trágico es que el mal puede ser transferible por los llamados brujos, “Servidores de Misterios” a otras personas, entonces hay que resguardarse para evitar y echar el mal.  Las respuestas son los “resguardos”, las cruces, los “rosarios”, llevados en los bolsillos, en las carteras y para mayor seguridad, algunos se amarran resguardos en la cintura o se lo “beben”.

En la tradición popular católica el diablo es el símbolo del mal con mucha astucia para el engaño y con mucho poder.  Pero el creyente tiene la tranquilidad cuando lee en la biblia que: “Las fuerzas del mal no provecerán sobre las fuerzas del bien”.  Aun así, además de la cruz, tiene en el cuello o en la cartera el escapulario de la Virgen del Carmen o una virgencita de La Altagracia.

A nivel de la religiosidad popular se encomienda a una metresa o a un luá, como Santa Martha la Dominadora o al Barón del Cementerio, especialistas en protección, aunque el más preferido es Belié Belcán (San Miguel) que al vencer a Lucifer en el cielo el diablo le tiene terror.  La mitad del resguardo del escapulario del Carmen, se lleva en la cintura, en el bolsillo o en la cartera. El resguardo se transfiere a los negocios, la industria, al vehículo, etc.  Este resguardo es válido cuando es bendito por un Servidor de Misterios con mucho poder.  Además de esto, la vivienda se protege con “piedra de rayos” (Hachas petaloides).   Los niños se resguardan con un azabache del mal de ojo y los adultos con un apodo, ya que con esto el mal no se irá donde la persona que se echó sino al sobrenombre.

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Barón del Cementerio

Como las santas y los santos esta para producir el bien, a nivel popular se han inventado a santas y santos que no existen en la liturgia de la iglesia católica, como “San Deshacedor” y “San Alejo, oraciones a “La Santa Camisa”, a “La oración del Tabaco”, a “Los espíritus benéficos del Norte. Oriente, Sur y Naciente” a los “Tres Gemelos Santos”, a “San Juan Transformador” y oración a “La piedra Imán”.

A nivel popular cuando se le quiere echar un embrujo a una persona a través de un “brujo”, curandero o un “Servidor de Misterios” se envía un guanguá, en diversas modalidades, el cual tiene un gran poder maligno.  Para que este funcione tiene que tenerse el nombre completo de la persona afectada, por eso existen los apodos.  Estos evitan, como afirmamos anteriormente que el mal no les llega a las personas que se le quiere hacer el mal.  El apodo y el poder personal son un sutilfudio para desviar esas energías negativas.

Existe la creencia de que hay brujos o Servidores de Misterios que tienen la capacidad de convertir como castigo a personas en animales, los cuales están al servicio de sus dueños, bautizándolos como “Galipotes”. Los Zánganos, son convertidos también en animales y caminan dando zancadas.  Les gusta salir por las noches hacer travesuras metiéndole miedo a los vivos.  El “Cuco” es un ser sobrenatural para asustar a los niños y las brujas aterrorizan con su ruido al volar y tocar los techos de zinc.  A través de un pacto con el demonio se consigue un Bacá para cuidar las propiedades de los dueños y hacerlos progresar en sus negocios rápidamente.  Hacer la señal de la cruz con los dedos y persignarse son el terror para el diablo.

Metresa
Metresa

La existencialidad es una contradicción.  Todo lo que nos rodea es conflictivo, en esencia concluye en una dimensión de lo bueno y de lo malo.   La naturaleza nos da bellos amaneceres, mágicos atardeceres, ríos, arroyos, montañas, aves, flores, que nos fascinan.  Pero trae su contradicción: Huracanes, ciclones, lluvias sin control y sequías. Para los dos primeros los seres humanos no pueden hacer nada.  Para lo tercero y cuarto acude a la protección de San Isidro el Labrador y a nivel popular a Luases y Metresas.  En varias comunidades hay los “repartidores de agua”, que llueve donde ellos quieren y acuden a la predicción de las cabañuelas, donde están registradas todo el año las épocas de lluvia y de sequias de esa comunidad.

El mundo mágico-religioso está lleno de mitologías, algunas con más credibilidad que otras. Es generalizada la realidad de que en cada comunidad hay lugares “grimosos”, en los cuales de madrugada “salen muertos” y nadie pasa solo por esos lugares y menos sin resguardo.  Con la misma fe muchas personas creen en la existencia de “entierros”, en el cual en sueño un difunto le da las instrucciones a un vivo para que localice unas tinajas llenas de monedas de oro o monedas coloniales y hacerlo rico.

A pesar del progreso tecnológico y de la modernización, es una sociedad en crisis por la ausencia de realización personal y de felicidad, es una sociedad de sobrevivencia y de apariencia, con el enorme peso de familias fragmentadas, donde de diez matrimonios más de la mita esta de divorcio separados o apariensas caseras por intereses económicos o políticos, donde se tiene que ser esclavos con multiplicidad de empleos, con salarios de miseria y donde prevalecen los intereses individualistas, con niveles burlescos y descarados de corrupción y de impunidad.

Estamos en una sociedad donde la esperanza es una utopía y el amor una ilusión que perdió el romanticismo mágico del hechizo, prevaleciendo en su mayor parte los intereses.  El “progreso” personal no es un problema únicamente de mérito sino de subirse en la patana política.  La tecnología, cuando no va acompañada de bienestar, solo trae soledad y la soledad sin esperanza es infelicidad.  Es una sociedad de sobrevivencia, donde la existencialidad tiene además la dimensión del mal sobrenatural del que hay que protegerse, pero al mismo tiempo también posee el bien. ¡La sobrevivencia de lo cotidiano y las dimensiones mágicas del poder son la solución!

Las ideas, la cultura que se tiene y la definición de la sociedad en que se vive definen conductas que los psicólogos y psiquiatra que no las conocen el único camino de resolver los problemas mentales son las pastillas de laboratorios que pagan congresos. Solo pueden tener solución real en la conducta de la salud mental los que dominan estos conocimientos antropológicos y sociológicas En una investigación interdisciplinaria realizada por el eminente psiquiatra César Mella Mejías, el maestro psicólogo Fernando Sánchez Martínez y el sociólogo Dagoberto Tejeda Ortiz, llegaron a la conclusión de lo positivo en la salud mental de los creyentes de la religiosidad popular.