Con vientos que soplan a su favor desde hace ya un buen tiempo, los partidos euroescépticos, nacionalistas, antiinmigrantes y neofascistas no solo lograron ampliar su representación en el Parlamento Europeo en las recién pasadas elecciones del 6 al 9 de junio, sino también obtener avances significativos en los dos principales países del viejo continente, Alemania y Francia.

En el primero, el partido de extrema derecha, Alternativa por Alemania, llegó segundo detrás de los conservadores, con 15 asientos en el parlamento. Justamente en un país que constituye uno de los principales muros de contención de los extremismos, por todo lo que evoca su sombrío pasado.

En el segundo, el partido Agrupación Nacional (Rassemblent National-RN) de Marine Le Pen y Jordan Bardella, obtuvo una aplastante victoria, pasando de 19 diputados en 2019 a 35 en 2024, forzando al presidente de la República Emmanuel Macron a disolver la Asamblea Nacional.

En ambos países la extrema derecha navega favorecida por el descontento de sus ciudadanos, debido a la difícil situación económica, inflación, creciente aumento de la inmigración y políticas relacionadas con la transición energética poco entendidas y peor aceptadas. Todos factores que favorecen el populismo de derecha, tanto el contestatario (contra las élites) como el identitario (nacionalista, antiinmigrante, xenófobo).

Países donde la extrema derecha aumentó su representación en el Parlamento Europeo

País 2019 2024
Francia 23 35
Austria 3 6
Alemania 11 15
España 3 9
Países bajos 6 8
Rumanía 0 6
Bélgica 2 5
Chipre 0 1
Croacia 0 1
Dinamarca 1 2
Portugal 0 2
Letonia 2 3
Luxemburgo 0 1

 He visto en la prensa nacional algunos artículos que se refieren a este espectacular ascenso de la ultraderecha en Europa. Pero siento que faltan en ellos necesarias precisiones, tales como ¿qué es la ultraderecha? ¿Dónde tiene su origen? ¿cuáles son sus ideas centrales? ¿qué ha favorecido su ascenso? ¿qué papel ha jugado las redes sociales en su progresión? ¿pasará esta ola ultraderechista que hoy pone a tambalear a las democracias occidentales?

Definición

El diccionario Larousse define la ultraderecha como el conjunto de movimientos vinculados a la ideología contra-revolucionaria, que rechazan tanto al liberalismo como al marxismo, y consideran legítimo el empleo de la violencia. La ultraderecha es partidaria de un régimen fuerte y antiparlamentario.

El término guarda sin embargo una cierta ambigüedad, ya que en él se incluye un gran número de movimientos que no siempre tienen cosas en común y que pueden incluso ser adversarios, como movimientos calificados de reaccionarios, según la definición marxista, varios grupos identitarios, extremistas y propensos al empleo de la violencia, así como movimientos nacionalistas, populistas, fascistas, y hasta fundamentalistas.

Origen

Los fundamentos ideológicos de la extrema derecha remontan a los movimientos de reacción contra los principios de la Revolución francesa en el siglo XIX.

Más cerca de nuestros días, la crisis económica de 1929 alimentó al nazismo en Alemania, antes de la Segunda Guerra.

Pero los partidos de ultraderecha, como los conocemos hoy, aparecieron en los años 1980. Desde entonces, muchos de ellos han cambiado sus nombres, pero conservan la misma ideología reaccionaria.

Principales ideas vehiculadas por la ultraderecha

  • Oposición a los partidos políticos tradicionales, considerados incapaces de lidiar con las crisis de sus países. Con ellos en el poder, erigidos en dictadores, se asegurará la edificación de una sociedad ideal. Pero los resultados de sus gestiones en el poder son siempre peores que la decadencia que encontraron en sus países al momento de acceder a él.
  • Limitación de las libertades políticas y civiles, entendidas como causas del mal.
  • Resignación frente a las desigualdades. Defensa de la idea de que existe una desigualdad fundamental entre los individuos. De esa manera, cuestionan uno de los fundamentos de los Derechos del Hombre. Algunos van más lejos, proponiendo que el Estado no debe gastar sus recursos ayudando a los más débiles de la sociedad.
  • Ultraliberalismo. Rechazo a la socialdemocracia, socialismo, marxismo y sindicalismo.
  • Nacionalismo. Sublimación del sentimiento de pertenencia a una nación, a un pueblo que se encuentra en peligro, amenazado por los inmigrantes.
  • Rechazo a los inmigrantes. Pero este rechazo es siempre más virulento contra determinados grupos, como los musulmanes en Francia, para solo citar un caso.
  • Retorno a los valores familiares tradicionales. La mujer debe volver al hogar. Su integración al mercado de trabajo es una de las causas de la degeneración de la sociedad. Su retorno a la casa, para ocuparse de marido e hijos, resolvería por demás el problema del desempleo.
  • Rechazo al aborto y a las identidades de género. La mujer no es dueña de su cuerpo, al memo, su vientre pertenece al Estado y a su socio, la Iglesia, que la obligan a parir todo lo que cae en él, deséelo o no, sea con su permisión o sin ella y ponga o no en peligro su salud. Su homofobia la fundamentan en la creencia de que sexo y género son la misma cosa, un dato biológico.

Vientos a su favor

Las causas de esta ascensión de la ultraderecha en Europa y el resto del mundo son muy variadas, sentimiento de ser invadidos por los inmigrantes, terrorismo, incertitud económica… Todos factores íntimamente ligados a la mundialización.

Pero estos factores no lo explican todo. Si tuviera que elegir la causa principal de este fenómeno, me quedaría con el declive de la sociedad civil (los cuerpos intermediarios de la sociedad, partidos políticos, sindicatos, asociaciones) que vinculan a los individuos con las instituciones. La ultraderecha progresa en todos aquellos lugares donde se ha debilitado este vínculo de los individuos con estos cuerpos intermediarios. Aislados, abandonados a su propia suerte, estos no tienen otro medio de expresión política que no sea votar por Trump, Milei, Bukele y otros personajes de sus mismas calañas. O, en su defecto, no votar, que también es una forma de expresión política. La abstención electoral progresa en todas partes. En las pasadas elecciones dominicanas fue de 45.63%, lo que convierte al “partido” de los no votantes en el más importante del país, muy por encima del PRM, el viejo PLD y el nuevo Fuerza del Pueblo.

Papel de las redes sociales

La ultraderecha tiene una relación histórica y funcional con la internet. Desde los años 90, el partido Agrupación Nacional de los Le Pen (padre e hija), sintiéndose excluido del paisaje mediático tradicional, encuentra un terreno de acogida en el ciberespacio. Es el primer partido que tiene su propio sitio internet y que invierte cuantiosas sumas de dinero en las redes sociales. Esto explica que sea, hoy por hoy, el partido más seguido en estos medios.

Reagrupación Nacional y demás partidos de ultraderecha lo saben, y no lo desperdician: su discurso se adecúa perfectamente a la modalidad de las redes, mensajes simples, virulentos y cargados de odio son los que generan más visitas y adherentes.

Es por eso por lo que plataformas como YouTube acogen cadenas de ultraderecha como Papacito, suprimida luego de varios escándalos.

Ahora TikTok, con sus videos cortos, impactantes, dirigidos a hombres y mujeres que se sienten víctimas de las élites, del intruso inmigrante, del feminismo, de la ideología de género, encuentra terreno fértil en estos seres aislados, desvinculados de esos cuerpos sociales intermediarios de que hablábamos anteriormente, ofreciéndoles la voz que habían perdido o que nunca tuvieron.

“Estamos aquí para orientarlo y escuchar lo que usted no podía decir antes, desahóguese, descargue toda su rabia y su odio”, es la consigna de la ultraderecha.

Fue principalmente en TikTok que Jordan Bardella, presidente de la Reagrupación Nacional, realizó su campaña. Es también gracias a esta plataforma que este joven político de apenas 28 años deviene la tercera personalidad política más seguida en Tik Tok, después de Emmanuel Macron y Jean-Luc Mélenchon.

Según una encuesta de Elabe, es el excelente uso de Tik Tok lo que le permite llevar al 32% de los jóvenes a votar por él.

¿Cuándo pasará la tormenta?

No lo sé. Pero creo que pasará. No es la primera vez que la democracia recibe fuertes golpes. Pudo sobrevivir al nazismo, alimentado por la crisis económica de 1929, y desde entonces ha recibido muchos otros. Podrá perder muchas otras batallas, pero no la guerra. Al final, vencerá, porque, independiente de sus lagunas, tanto como forma de gobierno como por su ideal, promover la dignidad y los derechos fundamentales del individuo, como son definidos en la Declaración universal de los derechos del hombre, es más fuerte que este desliz, desviación, que representa la ultraderecha.

Derrotar esta amenaza a la democracia dependerá de la capacidad de las fuerzas progresistas de reconstruir los vínculos sociales debilitados (sociedad civil) y de su capacidad para darle a tomar a la ultraderecha su propia medicina, utilizando más eficazmente las herramientas comunicacionales que tanto beneficio le han generado.

Se requerirá también redoblar los esfuerzos por entender mejor al hombre de hoy, más interesado en temas que conciernen a su identidad personal, su condición de mujer, joven, envejeciente, identidades de género, que en otras consideraciones. Habrá que afinar las políticas hacia todos esos grupos.

La inteligencia humana puede y debe vencer a sus primitivas emociones heredadas de la Edad de Piedra.