Desde los umbrales de la humanidad, la política es el asiento en el que se sostienen la libertad, la democracia, la creación de los Estados, la ética y las ideologías y el manejo del poder en lo interior y exterior.

La política (del griego“politikós”) tiene por norma intervenir en la organización y administración de las instituciones públicas y, de manera particular, permitir la función y desarrollo de los postulados de los partidos políticos sobre una gama de prerrogativas a las que tienen derecho los ciudadanos.

La cuestión nodal que nos presenta la política como doctrina es la función de liderar los grupos humanos, aunque los gobernantes y líderes políticos tergiversen la diversidad de conceptos y el rol que explica los términos de la libertad de estos; por lo general, si bien la política, desde la era presocrática (Grecia) hasta el Renacimiento, con su permanencia y cambios y sus criterios objetivos, ha conservado su preeminencia al convertirse en una solución ecléctica.

No hay que olvidar que los múltiples procesos de la política han confrontado conflictos debido a los distintos puntos de vista de quienes la ejercen violando la legítima diferencia entre realismo e idealismo; dos formas en lo científico, filosófico, teórico y psicosocial que denotan un historicismo que define una cultura inherente a los derechos de los grupos humanos.

Por tanto, la política: “Es el bien, el fin de todas las artes y de todas las ciencias. El primero de todos los bienes es, naturalmente, el fin de la primera de las ciencias; esta ciencia es la política, dado que el bien en política es la justicia, esto es, la utilidad general”, afirma el filósofo griego Aristóteles”.

La política se basa en el bien común, en el libre albedrío, en la libertad, la democracia, el buen manejo del Estado, en la igualdad, el civismo, la ley, la libertad de expresión, de reunión, de tránsito, la ideología y la discrepancia, la libertad de pensamiento, entre otros aspectos.

En ese orden, Aristóteles, en su Ética a Nicómaco, al referirse sabiamente a la vida política, señala: “Siempre hay razón para juzgar de aquello que se conoce, y respecto de ello es uno, un buen juez”. En vista de estas circunstancias, el comportamiento social es una piedra angular en el accionar de la política por cuanto principios, valores y procedimientos configuran una autoridad que comprensiblemente nos lleva al terreno de la responsabilidad, de modo que los individuos no sean sometidos a arbitrariedades y se les impidan sus derechos, elementos democráticos que afirman las leyes creadas para su protección física y mental.

Hay que señalar que el contenido de la política no puede interpretarse como una noción del quehacer de la vida si primero no partimos de la filosofía como categoría jerarquizada. Es por esa razón que Platón plantea la idea, el concepto, la reflexión de que: “Los hombres se organizan políticamente según determinadas comunidades esenciales en un caos absoluto, o a partir de un caos absoluto de las diferencias. (Hannah Arendt, La promesa de la política, Editora Planeta, Madrid, España, 2020, traducción de Eduardo Cañas, p. 13).

Basado en su teoría, Platón escribió sus obras en forma de diálogos, y su obra fundamental sobre la política se titula La República, que compendia diez libros; también escribió los diálogos Protágoras, Gorgias, Fedón, El banquete, Fedro, Timeo y Las leyes. Por su parte, Arendt, plantea que “La política no posee un fin; en su lugar, ha sido en ocasiones –y quizá pueda volver a serlo—el empeño nunca acabado por parte de la gran pluralidad de seres humanos por vivir juntos y compartir la tierra bajo una libertad mutuamente garantizada. Esa es la promesa de la política”.

Desde la Edad Antigua, y en los siglos subsiguientes, surgieron numerosos filósofos existenciales, pensadores que también trataron a profundidad el tema de la política, entre los que cabe mencionar a san Agustín, santo Tomás de Aquino, Jean-Jacques Rousseau, quien se destacó a nivel universal por su lucha a favor de la igualdad del hombre, llegando a escribir sobre el particular textos fundamentales como el  Contrato social y Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres; Thomas Hobbes (Leviatán. O la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil), Maurice Duverger (Los partidos políticos), Jean Touchard (Historia de las ideas políticas), George H. Sabine, (Historia de la teoría política), Alexis de Tocqueville y Arthur Schopenhauer, quien profundizó sobre la libertad humana.

Estos pensadores plantearon en su teoría de la política y sus vertientes humanas, la cuestión de la ética, de la doctrina y los paradigmas. Y por esa razón, sobresalen en sus planteamientos: Nicolás Maquiavelo (en pleno Renacimiento italiano); Denis Diderot (1713-1784) aunque también se inclinó por el teatro y la estética, llegó a publicar numerosos trabajos sobre la libertad del hombre al combatir el concepto de la Ilustración. Voltaire, como heredero de la Ilustración tampoco se queda atrás como prominente novelista y estudioso de los acontecimientos de su época y donde no deja fuera el siglo de Luis XIV. Otros autores que desarrollan teorías a cerca de la política son Carlos Marx, Hegel, Federico Engels, Claude Lévi-Strauss (Antropología estructural,  Joseph Folliet (desde el ángulo católico), José Ortega y Gasset, en Rebelión de las masas, el economista Schumpeter y otros.

La política proporciona una asombrosa perspectiva al ofrecer respuestas concretas a conflictos de cada época. Esto así, porque el historiador propone siempre nuevos métodos para solucionarlos. Porque la política, cuando se ejerce de manera idónea, despierta pasión en los grupos humanos, procurando que estos adquieran compromisos y fortaleza sensitiva para llevar a cabo una vida más provechosa en lo económico, social y cultural.

A esto se agrega la forma de pensar de Maurice Duverger, cuando dice: “Los partidos crean la opinión, tanto como la representación; la forman mediante la propaganda; le imponen un marco prefabricado: el sistema de partidos no es solo el reflejo de la opinión pública, sino la consecuencia de elementos exteriores y técnicos (como la forma de escrutinio, que se imponen a ella). El sistema de partidos es menos una fotografía de la opinión que la opinión una proyección del sistema de partidos”.

El idealismo siempre ha predominado por encima de la política por los preceptos que encierra en las pasiones de los grupos humanos. En realidad, el idealismo se fundamenta en la conciencia absoluta del sujeto que la asume como enunciado que, a su vez, designa propiedades y análisis lógico a la actividad política.

También la ética en la política juega un papel de primer orden como figura del fenomenalismo. Justifica el sistema de pensamiento e investigación al llevar a cabo fórmulas que permiten a las masas comprender sus principios y elementos primordiales con relación a la referencia del poder. En efecto, la ética, desde el campo de sus criterios ontológicos y axiomáticos, tiende a definir la historia filosófica que le dio origen.

La peculiaridad de la ética a lo largo de la humanidad ha sido un proceso admirable, porque tanto la religión, la ciencia y la filosofía se han basado en el espíritu de la moral pública y su peculiar función acusa la mayor expansión de los principios doctrinarios, cuyos fundamentos son, a la vez, la escala de los valores humanos por los que la sociedad admite hombres y mujeres en iguales condiciones.

La ética política establece la comunión entre la ideología y la democracia y representa al mismo tiempo un ideal de libertad donde los grupos humanos se sienten seguros de su existencia y de su movilidad social. Con razón, escribe el político venezolano, Hilarión Cardozo: “El mundo no es un pedazo de tierra puesto bajo un cielo, poblado de diversas individualidades que nada tienen que ver la una con la otra, sino donde, por tanto, la obra para consolidar este destino común nos pertenece a todos”. (Apuntes para la formación política. La democracia cristiana, volumen III, IFEDEC, P. 12, 1982).

Así que, en conjunto, la política dominicana, tras el ajusticiamiento de Trujillo, estaba llamada a originar una oleada de cambios de transformación en lo ideológico y económico; sin embargo, observamos cómo a partir de la evolución de ese proceso, en vez de una experimentación exitosa, siguió el curso de la metodología de la dictadura porque algunos presidentes que han dirigido la Administración Pública han demostrado impotencia al imponer la metodología del conservadurismo y el utilitarismo de las masas y de paso un esquema que facilita la corrupción.

Concluyo estas disquisiciones con la interesante frase de Miguel de Cervantes y Saavedra, con relación al Quijote: “La libertad, querido Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. Con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad se puede y debe aventurar la vida”.

 

Cándido Gerón en Acento.com.do