Celebro la decisión de la Presidencia de la República y del Ministerio de Cultura de dedicar la Fiesta del Libro y la Cultura Puerto Plata 2022 al historiador, crítico de arte, curador, artista plástico, docente, promotor y poeta Danilo de los Santos, una de las mentes más brillantes, creativas y libres del parnaso dominicano.

Agradezco la confianza depositada en mí por la ministra Milagro Germán, el viceministro Pastor de Moya, la directora General del Libro y la Lectura, Ángela Hernández, y los hermanos De los Santos, para la elaboración del libro Versos de Manu que recoge la pasión poética de este artista, su faceta menos conocida.

He aquí algunas referencias de vida que motivan esta justa dedicatoria del Festival.  Manuel Danilo de los Santos Sánchez nació en Puerto Plata el 23 de diciembre de 1943 y falleció en Santiago de los Caballeros el 6 de julio de 2018. A temprana edad se trasladó con su familia a la capital del Cibao, donde realizó estudios artísticos con los pintores Mario Grullón, Yoryi Morel y Federico Izquierdo en la Escuela de Bellas Artes. Obtuvo una licenciatura en Educación en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, y una maestría en Pedagogía con concentración en Historia en la Universidad de Puerto Rico. Ocupó la cátedra de Historia y dirigió el Departamento de Publicaciones, así como el Departamento de Arte de la PUCMM, donde también fue editor de la revista Eme-Eme, Estudios Dominicanos.

 

En 1968 cofundó el Grupo FRIORDANO, junto a Frinette Torres, Orlando Menicucci, Daniel Enríquez, Eleonora Fondeur y Roberto Ceballos. Es responsable de la mayor contribución bibliográfica al arte moderno y contemporáneo en la República Dominicana, publicando más de veinte libros sobre la historia del arte y la cultura dominicana, entre ellos  Los pintores de Santiago (1970), Pintura en la sociedad dominicana (1979), Visión general de la historia dominicana (1983), El paraíso azul de Cándido Bidó, Anotaciones de un Joven Pintor (1999), Memoria de la Pintura Dominicana, investigación en 10 tomos, auspiciada por la Fundación Eduardo León Jimenes y publicados los primeros ocho tomos entre 2003-2009, República del color (2015), y Versus de manus (2017). Fue coautor de numerosas publicaciones, entre las que destacan 100 Años de Pintura Dominicana (1988); APECO, Fotografía, Historia y Vida (2008); Clara Ledesma, Reino de Fantasía (2008); Juan Plutarco Andújar, Contemplación y Serenidad (2009). Trascendencia y esplendor (2010).

 

En las artes plásticas creó entrañables personajes identitarios, siendo La Marola, el más característico. Con ellos realizó más de treinta exposiciones individuales e innumerables exposiciones colectivas nacionales e internacionales. En 2009, el Ministerio de Cultura lo reconoció como Patrimonio Cultural Activo de la República Dominicana, y en 2018, a título póstumo, se le otorgó el Premio Nacional de Artes Plásticas. En 2019 se publicó el primer número de la revista Artelia, su sueño editorial.

 

En esta obra, diseñada por Ana Svethania Gómez, corregida por Clara Dobarro y publicada por la Editora Nacional, Danilo De los Santos nos invitó, no a sus conocidos y apreciados trazos, ni a sus certeras visiones críticas sobre nuestras artes visuales, sino al sonido íntimo de sus versos. Confieso que me sorprendió, una vez más, el talante humanista renacentista del autor, su capacidad para ofrecer testimonios multívocos, multidisciplinarios y multimediáticos, en niveles de virtuosismo que sólo asocio en nuestros predios con Darío Suro, Jacinto Gimbernard Pellerano y Manuel Rueda. Danilo (o mejor, Danicel) demostró su capacidad de sintetizar discursos coherentes en distintos lenguajes, de abstraer sus esencialidades y circunstancias mundanas en planos de infinita imaginería. Hay que añadir, pues, a su condición de maestro pintor, principal historiador del arte dominicano, la de poeta.

 

No fue su primer acercamiento a la poesía; su provocación inicial se remonta a los años setenta, cuando publicó un pequeño volumen. El reto esta vez, gracias a su madurez estética, era mayor y, en igual medida, los descubrimientos y riesgos rítmicos que superó con fortuna. El tema autobiográfico tampoco era nuevo en la labor creativa del autor. Ya en su trabajo como dibujante y pintor contaba con una extraordinaria colección de ficciones en las que recreaba su fisonomía, asumiendo juegos de roles y planos de imaginación de subyugante belleza y expresividad, algunos de los cuales aparecen como ilustraciones. Lo que este poemario ofreció de forma pionera fue una mirada privilegiada a la anatomía desnuda del artista. Sus versos contienen un striptease emocional en toda regla, en el que el ser humano que era Danilo se entregó por completo. No dejó nada oculto para alimentar la curiosidad.

 

Los versos fluyeron de sus manos, y se multiplicaron dispuestos a esbozar, en la intimidad solidaria de una mirada atenta, las metáforas del ser que los creó. Se recogen en 40 poemas breves, distribuidos en varias separatas afortunadas: Precantos, Protocantos, Cantos y Finitocantos. Son versos ágiles, hojas de memoria, imágenes autoeróticas a mano alzada que dibujan y desfiguran rápidamente, como paisajes vistos desde un vehículo en movimiento, emociones entrañables y dilemas existenciales. Les advierto que, para conocer al verdadero Danilo, es imprescindible leer estos textos.