La República Dominicana, con su histórico de eventos y episodios de sufrimientos por desastres hidrometeorológicos, está obligada a prepararse para la temporada de huracanes 2024. Los huracanes y tormentas tropicales se encuentran entre las causantes de pérdidas y muertes: daños a viviendas, instalaciones sanitarias e infraestructuras básicas han sido las más impactadas en los últimos eventos ocurridos.

Han sido esas experiencias y las necesidades las que hacen que la población tenga una percepción sobre el riesgo existente, llegando a considerar si son o no peligrosos.  “La percepción es la imagen mental que se forma con ayuda de la experiencia y necesidades, resultado de un proceso de selección, organización e interpretación de sensaciones”. (GAR, 2022)

Los riesgos siempre han existido y se cuenta con un sinnúmero de peligros combinados que producen consecuencias graves, impactando el desarrollo de comunidades, municipios, provincias y país.  Las amenazas naturales y las vulnerabilidades, esta última debido a aspectos de orden social, nos llama a considerar los riesgos como un tema delicado al cual se le debe prestar mayor atención.

Dentro de dos meses estaremos en temporada de huracanes y los municipios, con sus alcaldes y regidores, tendrán que organizarse en las estructuras que define la ley 147-02 en esa materia para evitar daños mayores que cobren vidas en las localidades.

Iniciar el proceso de gestión del riesgo de desastres, identificando y evaluando el territorio para empequeñecer el impacto de cualquier hecho asociado con lluvias, inundaciones y deslizamientos, esos eventos que son los que más dolores de cabeza nos dan cada año.

Si la percepción que tenemos es de que, cada cierto tiempo, somos afectados por lluvias que generan crecidas de cañadas y ríos, inundando a territorios expuestos, pues iniciemos una jornada de preparación temprana.

En otras palabras, las organizaciones de los gobiernos locales y gobernaciones deben identificar los peligros y amenazas potenciales para tomar medidas y reducir las posibilidades de que esos eventos naturales provoquen pérdidas humanas y materiales.

Los planes locales de gestión de riesgos y emergencias, aplicados a tiempo, hacen la diferencia. Esta demás, y hay que decir, que somos susceptibles al impacto de fenómenos relacionados con el clima. Y como el país ha sufrido por huracanes y tormentas tropicales siempre, en esta oportunidad vayamos delante y en esta temporada de huracanes que estará llegando preparémonos.