Todos los días deberían ser motivo para conmemorar el Mes de la Mujer, por el rol ejercido por estas a través de los años, sin importar el área en la que se desarrollen. La huella femenina establece la diferencia en todos los aspectos de la escena global. A propósito, la filmografía estadounidense rinde tributo a una de las grandes por medio de la súper producción Cabrini, la patrona de los inmigrantes.

Francesca Saverio Cabrini, o madre Cabrini, como se le conocía popularmente, produjo una de las hazañas más memorable para una mujer en el 1850 al desafiar a toda una compleja estructura dominada por hombres dentro de su propio país y los Estados Unidos, para darle voz a los inmigrantes europeos que buscaban refugio en territorio estadounidense.

Ella salió de la zona de confort autoimpuesta por la sociedad, la familia y la religión y creó uno de los programas misioneros más grandes de la historia. Desde muy niña sufrió la miseria, que quizás la impulsó a conquistar su propia destreza física y espiritual para alcanzar lo impensable: romper con la pobreza mental del sistema de la época, lograr construir el Instituto de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y muchas otras misiones que se expandieron a Chicago y Seattle.

Nueva Orleans, Denver, Los Ángeles, Sudamérica y Europa. Su proeza la desarrollo en una época donde la subestimación al poder femenino constituía una de las maniobras para mantener a la mujer entre sombras y alejada de la educación. Cabrini pudo desafiar su propio pronóstico médico, endocarditis crónica, y trabajar en su proyecto misionero.

Mantuvo una disciplina de autoexigencia que rayaba casi en la obsesión. Ella, quien se adelantó a su tiempo, comprendió que la oración nos acerca al cielo y el trabajo a la construcción de un mundo mejor. A más de cien años de su partida, su legado aún persiste, elevándola a la más alta distinción de un ángel en la tierra. Recibió la beatificación el 3 de noviembre del 1938, y la canonización el 7 de Julio del 1946.

Su trabajo llega a los cines estadounidenses y del mundo, en tiempos en que la crisis humanitaria derivada de la pandemia del Covid-19 recuerda las dificultades económicas de la Italia de la posguerra, que hizo que 614,000 italianos emigraran a Estados Unidos. Santa Cabrini se burló del asqueroso sistema burocrático que ha dominado el mundo por siglos, solo ella pudo hacerlo.

La película logra destacar su lucha contra las trabas, la solidaridad, sus miedos, la autocompasión y el amor como fuerza universal que lo conquista todo. Llevó la resiliencia a su punto más alto con todo lo que pudo alcanzar a su corta edad.

La producción nos regala durante todo el mes de marzo a una mujer arriesgada que dio literalmente la vida por todo aquel que lo necesitaba. Su legado debería reconectar a todo funcionario o servidor público que hoy da la espalda a quienes han sido parte fundamental en la construcción de esta nación: los inmigrantes. Santa Francesca Saverio Cabrini fue un ejemplo de superación y amor al prójimo, por su inmensa devoción y su extraordinaria capacidad de servicio.