Se me dificulta definir la palabra patria. ¿Un sentimiento hacia su tierra, su cultura, su gente, pero solo un sentimiento? ¿O es la tierra misma, la cultura misma, el  pueblo mismo, siempre que sean los nuestros? ¿Puede tenerse patria en tanto realidad objetiva, siéntase o no? ¿O la patria, la de uno/a, es solo si a la vez existe ella como tal pero además uno/a la siente, la asume?

Da la impresión de que la patria solo aflora de cuando en vez, es decir, cuando la realidad, los hechos (ciertos hechos) nos aprietan de tal modo que nos vemos obligados a construirla subjetivamente, a reconstruirla. No quiere decir que solo entonces exista: solo digo que aflora, aparece, o reaparece.

Por esto la de patria es una idea huidiza, esquiva, “flotante”.

Al significante patria se recurre, legítimamente o no, en la misma medida que se piensa que pueda resultar útil.

¡Políticamente útil!

Marx y Engels, en el Manifiesto Comunista, hablaron ácidamente de la inexistencia de patria para la clase obrera. Una pobre interpretación de tal propuesta concluiría en que, en cambio, la clase capitalista sí que tendrá patria, sus patrias.

A esta falsa patria se recurrirá como parte de la elección de enemigos “inferiores”

Sabemos que si a alguna clase solo circunstancialmente le ha importado eso que llaman patria ha sido precisamente a la clase dueña del capital.

En verdad, a todos los sectores les ha tomado por acordarse de la patria en algún momento.

El propio Lenin no ocultó devoción por su “amada patria” rusa. Y bien sabemos el alto costo de la “Guerra Patria” soviética contra la Alemania nazi.

La República Dominicana ha librado más de una Guerra Patria contra fuerzas extranjeras que vulneraron su soberanía.

Es la patria como recurso emocional para defender la Patria.

Pero recurrir al significante patria puede que también devenga ritualidad vaciada de significado soberanista e incluso de verdadero amor por suelo, cultura y gente alguna: es la patria como carnaval, como amasijo de símbolos desmentidos por una práctica negadora precisamente los sagrado de la tierra, de la gente y de  la cultura. La patria es solo una bandera, un escudo y un desfile…

A esta falsa patria se recurrirá como parte de la elección de enemigos “inferiores”, esos que dan oportunidad para construir un imaginario propio de superioridad.