La recién descubierta galaxia, nombrada HD1, parece ser "el objeto" más lejano captado por la ciencia humana a través de sus telescopios Spitzer, Hubble y otros ubicados en Chile y el Reino Unido. Trece mil quinientos millones de años luz, es decir, la velocidad de la luz es de 300 mil kilómetros por segundo. La distancia del Sol a la tierra es de 150 millones. La luz de este se toma 8 minutos en llegar. La siguiente estrella (o Sol) más cercana a nosotros se encuentran a cuatro años luz de distancia.

El gran atractor, se dice, es el lugar hacia donde se dirigen todas las galaxias que componen el universo conocido. Vamos a la dinámica y tenebrosa velocidad de más de 396 mil kilómetros por hora… ¿Cuándo llegaremos? Eso ya es un asunto de más de 4 mil millones de años… usted no se va a morir de eso, así que no se preocupe.

El horizonte de partículas, o sea, hasta donde alcanzamos a ver al HD1, no queda ni siquiera a medio camino de donde "se especula" alcanza a llegar "esa pared" o final del universo. Unos 46 mil millones de años luz…

Nosotros aquí chismeando del vecino o de aquello o lo otro, mientras sobre nuestras cabezas se va develando una dinámica que da miedo y que nos invita a pensar sobre nuestra frágil condición en el universo. No es tampoco para volvernos locos y amargarnos la existencia, sino para "realizar" que efectivamente somos un regalo hecho vida y que poco agradecidos y banales, seríamos en pasárnoslas mirando "los defectos" y desatinos de los demás.

Realizar que somos un milagro es ya un motivo suficiente de alegría. Que nos está llevando el Diablo en asuntos económicos, amorosos o de salud, también era algo que sabíamos que ocurriría en algún momento, por lo que, volveríamos a ser mal agradecidos por todo lo bueno pasado, incluyendo la brevedad en que pudieron acontecer.

A los que les toque ese choque, con "aquella pared" lejana, seguro, tendrán una mentalidad muy distinta a la nuestra y nos compararan con los primeros cavernícolas a los que tanto adornamos de cabelleras largas, barbudos y con el mazo gigante matando dinosaurios…

Quizás ya la consciencia habrá alcanzado a deshacerse del cuerpo y fundirse en "aquellos extraños" mundos donde solemos llegar al morir de este. La dinámica alcanzada nos permitirá, en cada sueño, visitar a nuestro antojo esos otros estados del ser regidos por "otras fórmulas" físicas o químicas, si así pudiéramos llamarles. Un éter que colisiona como protones a la velocidad de la luz, produciendo materia, prácticamente… de la nada…

Tenemos tiempo de sobra para alcanzar la pared al final del universo. Solo me temo que una vez alcanzada nos surgirá la curiosidad por ver… ¿Qué hay detrás de esta? ¡Salud! Mínimo Parejero.