En las últimas semanas, de manera muy frecuente, nos hemos encontrados con unas series de problemas sociales, hechos de violencias, crímenes y delitos que han dado lugar a una diversidad de informaciones y comentarios en la opinión pública y las redes sociales que, de una forma u otra, tratan de responsabilizar a la nueva generación.

En varios casos, estos comentarios sobre los problemas sociales que nos afectan son de tipos morales y se argumenta una supuesta involución de la sociedad dominicana y la degradación moral de la nueva generación. Obviando mencionar los grandes cambios institucionales que ha experimentado la sociedad dominicana en las últimas décadas.

Sin ninguna duda, podemos decir que en las últimas cuatro décadas la sociedad dominicana ha cambiado y con ella la nueva generación. En ese sentido, resulta importante destacar la relación entre la nueva generación y los cambios sociales, para luego abordar el tema de los problemas sociales.

Para la sociología, una generación se constituye como sujeto de interés, cuando se convierte en un actor significativo del cambio en una determinada actividad: social, política, económica, literaria, cultural, etc. Por eso es tan frecuente hablar de las generaciones literarias, políticas, de la era de Trujillo, de abril, del período de Balaguer, en este caso de la era neoliberal, para destacar los elementos significativos que la define y la diferencia de la anterior.

Para comprender una generación, debemos establecer la red de elementos significativos que caracteriza sus formas de vida y, lo diferencian de la anterior, tomando en cuenta el proceso de cambio y evolución que experimentan las sociedades en un período de tiempo determinado.

De manera que, para entender los elementos significativos que caracterizan a la nueva generación de jóvenes dominicanos, hay que indagar sobre los cambios sociales. Como hemos manifestados, la sociedad dominicana ha cambiado; producto, entre otras cosas, del impacto del capitalismo global neoliberal, de la desigualdad social y la precariedad laboral, de la revolución de las tecnologías de la comunicación, del auge de formas de vida y expectativas de consumo transnacionales. Como también, de la eterna crisis fiscal del Estado dominicano y los grandes déficits de inversión en las áreas sociales, como salud, educación, vivienda, transporte, etc.

A estos se suman, las migraciones y los procesos de arrabalización de los barrios populares, donde se ha establecido el predominio del narcotráfico, la liberalización de las bancas de apuestas y los juegos de azares que impactan las formas de vida de la nueva generación.

Con la reestructuración económica neoliberal, hemos experimentado una desregulación o flexibilización salarial, que ha devenido en el incremento de una mayor precariedad e inseguridad laboral que afecta de manera significativa los proyectos de vida de la nueva generación.

Con la revolución de las tecnologías de la comunicación (TICs), la nueva generación ha estado transformando de manera radical, sus formas de consumir, relacionarse y comunicarse con los otros, estructurando nuevos imaginarios y expectativas de vida globales, transnacionales.

La política en la era neoliberal, por un lado, ha reducido la solidaridad del Estado con la sociedad civil y, por el otro, ha deteriorado el interés público, frente al auge de lo privado.

La crisis de la familia, el aumento del divorcio, el desarrollo de los dispositivos de prevención de los embarazos, la rutinización de las relaciones prematrimoniales, ha devenido en una flexibilización de la sexualidad y, un incremento de los deseos e imaginarios sexuales que, ha dado origen a una transformación de la intimidad en la nueva generación.

De manera, que los problemas sociales que nos perturban no son el resultado de la degradación moral de la nueva generación, sino producto de los grandes déficits institucionales que, por décadas, arrastra la sociedad dominicana.

La oleada de delitos, violencia, criminalidad y delincuencia que está experimentado la sociedad dominicana lo que está indicando es el fracaso de las instituciones sociales y los poderes públicos del Estado en la era neoliberal.

De manera que, frente al auge de los problemas sociales, deberíamos preguntarnos: ¿qué está pasando con las agencias de socialización y subjetivación de la nueva generación, es decir con los trabajos para los jóvenes, con la crisis de la familia y la falta de solidaridad, con la baja calidad y la deficiente cobertura de la educación, en los barrios populares y la falta de control del narcotráfico? ¿qué está pasando con los poderes públicos del Estado, la policía y la justicia que tienen que ver con la prevención de la violencia, la corrupción y la delincuencia?