Para la sociología, estudiar la cuestión social es una de sus funciones más importante y significativa, pero hay que reconocer que a lo largo de la historia moderna siempre ha sido un proceso complejo, diverso y paradójico. Para el marxismo, por ejemplo, lo social se produce y reproduce en el ámbito de las relaciones económicas: la relación de conflicto entre capital y trabajo, la explotación laboral y, las luchas de clases. En ese sentido, la cuestión social está vinculada al mundo del trabajo, a las relaciones de producción, las condiciones de explotación socioeconómicas que hacen posible los cambios sociales.

Por el contrario, para la sociología funcionalista, la cuestión social se organiza a través del proceso de socialización, es decir con la interiorización de las reglas, normas y valores institucionales que hacen posible la cohesión y el orden social.

En esta tradición está la idea de que nuestra personalidad, nuestros ideales y valores morales que permiten la cohesión e integración de los individuos a la sociedad están determinados por las fortalezas de las instituciones sociales, por tanto, instituciones fuertes supone fuerte integración social, de lo contrario, instituciones débiles supone una “anomía social”.

En ese sentido, nuestra conjetura es que, en las últimas cuatro décadas, con la integración al mercado global y el desarrollo de un Estado neoliberal en el país, se ha producido una precarización del mundo del trabajo y, un debilitamiento de las leyes, reglas y normas institucionales que ha puesto en crisis el proceso de socialización y ha cambiado la cuestión social.

Por un lado, el mundo del trabajo en la sociedad dominicana se ha transformado, produciendo una enorme competencia entre las empresas globales y nacionales, para incrementar su productividad a través de los bajos salarios, la innovación tecnológica, el manejo de datos e información, impactando de manera radical el mercado laboral dominicano.

Se ha producido una reducción de los trabajos agrícolas e industriales y, la expansión de los trabajos en las áreas de servicios y comercios. Según la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT) realizada por el Banco Central de República Dominicana, el 58.4 % del mercado laboral dominicano se concentró durante el primer trimestre del 2022, en cuatro sectores: comercio (21.2 %), servicios (19.0 %), industria y zonas francas (9.9 %) y construcción (8.3 %) https://presidencia.gob.do/noticias/sectores-de-industria-comercio-servicios-y-construccion.

La globalización económica ha configurado un mercado laboral nacional caracterizado por proceso de contratación de trabajo flexible, informal, precario y de baja remuneración, modificando sustancialmente la relación entre capital y trabajo. Se ha profundizado la tensión entre la riqueza del capital y la pobreza del trabajo, en relación con el producto interno bruto (PIB), estructurando grandes desigualdades en la relación capital y trabajo.

Por otro lado, en la sociedad dominicana nos encontramos con un profundo deterioro de las instituciones sociales y una crisis del proceso de socialización. Las instituciones tradicionales, como la familia, la educación, se han transformados. Las leyes, las reglas y normas morales se han flexibilizados, poniendo en crisis el proceso de socialización, el orden social y la integración de los individuos a la sociedad.

En la familia dominicana, se ha producido un paradójico proceso de cambio en las relaciones de parejas. Se ha incrementado la autonomía de las mujeres, su integración al mercado laboral remunerado, tienen mayor nivel educativo, han aumentado su participación política, pero también se han acrecentado los divorcios y las separaciones entre las parejas. Las migraciones de las mujeres han aumentado, como también el femenicidio y la violencia de género en la institución familiar.

La educación básica ha ampliado su cobertura, pero enfrenta una diversidad de problemas para mejorar la calidad. La educación superior se ha democratizado, pero también se ha privatizado; incrementando los costos de las matrículas estudiantil en las universidades privadas. Dando lugar a que una gran cantidad de estudiantes se ven obligados a trabajar o endeudarse para poder estudiar, sin las garantías de un puesto de trabajo bien remunerado.

Estamos viviendo un período de crisis de legitimidad del sistema judicial dominicano, donde muchas leyes se acatan, pero no se cumplen. La impunidad en los casos de corrupción, las ausencias de consecuencias en las violaciones de las leyes de tránsitos, los acosos sexuales, los asesinatos. Las crisis que nunca termina del sistema policial dominicano: la corrupción, el autoritarismo y, falta de respeto y reconocimiento de los derechos humanos de los ciudadanos dominicanos.

Sin lugar a dudas, hemos experimentando un cambio en la cuestión social, dando lugar a una serie de consecuencias no deseadas, como son el incremento de las desigualdades, la violencia, la soledad, la delincuencia, las separaciones, agresiones verbales, las migraciones, el suicidio, falta de acatamiento de las leyes, pérdida de reconocimiento de los derechos de los otros y, muchas otras cosas más.

En ese sentido, estamos de frente a una nueva cuestión social: caracterizada por varios procesos que se relacionan de manera circular: primero, por el poder del mercado global y la precarización del mundo del trabajo. Segundo, por el poder del Estado neoliberal, el deterioro institucional, la crisis del proceso de socialización y la falta de cohesión social.

Esta nueva cuestión social, ha estructurado un incremento muy significativo de los procesos de individualización y subjetivación, del deseo de vivir la vida propia y de autorrealización de los dominicanos, planteando nuevos retos y desafíos a los políticos, a la sociedad civil, pero en particular a la sociología dominicana.