Este artículo lo escribí en el 2018 y parece que siempre tendré que repetirlo ante la vulgar mentira del aumento de los combustibles. Así como lo lee, es una vulgar mentira cuando se nos dice que los combustibles están caros por el precio del barril de petróleo o por la pandemia.
En realidad, aunque el petróleo nos lo regalaran el combustible en nuestro país sería caro y ya vivimos la experiencia con Petrocaribe. Ahora paso a explicar mis razones que son tomadas del análisis a la ley de hidrocarburos.
La ley de hidrocarburo se aprobó el 29 de noviembre del año 2000. Para ese tiempo la gasolina regular tenía un impuesto de 15 pesos, la Premium de 18 pesos, el gasoil regular de 5 pesos y el óptimo de 6.60 pesos. El GLP no se grabó, tampoco el gas natural porque era un negocio en ciernes.
Hasta el año 2004 el GLP se vendió a 25 pesos con el petróleo a 43 y 45 dólares. La gasolina a 92 pesos y el gasoil a 84. A la llegada de Leonel en noviembre del 2005 se promulgó la ley 557-05 donde le agrega el impuesto ad valorem y por primera vez se grabó el GLP y se aumentó el impuesto a un 13%. Luego se aprobó otra ley que fue la 495-06 y el ad valorem sube de 13 a 16%.
Luego se emitió el reglamento 307 de la ley y le incluye cosas que la ley no contempla por ejemplo el GAL (Gasto por Administración de la ley) ¿leyeron eso dizque gasto por administración de la ley?
La fórmula para calcular el precio de los combustibles tiene siete factores: Precio del lugar donde se compra, el flete marítimo, el seguro marítimo, el costo por manejo de terminal, otros costos (que no se especifican), el GAL y Permiso de Importación Comercial de Combustible.
Luego llega el presidente Danilo Medina y se crea la ley 253-12 Sobre el Fortalecimiento de la Capacidad Recaudatoria del Estado para la Sostenibilidad Fiscal y la Sustentabilidad del Desarrollo (qué poesía) y se crea otro impuesto y además se agrega el pago de dos pesos adicionales para mejorar el parque vehicular del país.
Pero aparte de todo esto resulta que el gobierno ha decidido dizque garantizar la seguridad jurídica ante el precio del comercio de los combustibles exonerándole millones de galones de combustibles a empresas y gremios choferiles. Si el mercado es de 1,500 millones de galones, pero a unos se les exonera, a otros hay que sacarle ese dinero y por lo general es al pueblo.
En el margen de distribución hay 42 pesos que se dividen entre tres: el detallista, la marca y los transportistas y esto se hace de la siguiente manera: 13.92 a la marca, al detallista 22.00 por galón y 5.68 por galón para el transportista.
Si una estación de gasolina le pide a una marca 12 mil galones, por ejemplo, por el solo pedido esa marca se gana 167,000 pesos. El que lo transporta se gana 68,160.00 y quien lo vende se gana 264,000 pesos. ¿Se dan cuenta del negociazo que es?
Por último, miren este dato. Los márgenes de comercialización en toda América Latina es en promedio el 11% y aquí es el 22%. El negocio de los combustibles pasa de los 250 mil millones de pesos y constituyen el 7% del PIB.
Como decían en mi campo “así no hay toro que llegue a buey”.